martes, 28 de septiembre de 2010

Algunos no comprenden quiénes son los demás.
Pasan, hablan,
ríen y aman,
pero no ven que los otros ojos también buscan el mar.

Hermanos, amigos, los lazos sirven
para que el mañana no duela,
para que el despertar sea
algo más que un triste timbre.

Son lazos, pero no sogas.
Son citas, pero no juicios.
Los consejos son de corazón,
sus problemas tuyos son.
Los amigos son un río
en el que te querrías ahogar.

Quienes no saben echar de menos,
quienes no aman sino a sus perros;
para los que un hermano es un mero
paquete, y no un compañero;
para los que un amigo no es un remo
sino una piedra que empuja hacia dentro.

Todos los que no saben amar,
que necesitan beber
para poder vivir;
ellos solo encontrarán dolor,
y en su corazón, pus.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

No permitas que el hoy se convierta en un “de momento”. No permitas que los días se sucedan sin que tú controles qué ocurre en cada uno de ellos. No permitas que el deber se imponga a tu querer, por muy lógico o social que se enmascare. No permitas nunca que las personas se conviertan en una sola frase, en un personaje de un solo diálogo. No permitas que la vida te dé igual, que los demás te den igual, que tú mismo te des igual. Cuídate, ámate, porque nadie más lo hará. Levántate cada día con una sonrisa, porque sigues vivo, y sigues sabiendo cuánto vale la vida. Saluda a tu reflejo en el espejo, porque te acompañará toda tu vida, y más vale llevarse bien con él. Da igual que no hagas tus abdominales, que desayunes con mantequilla, da igual. Estás condenado a ser libre, y por lo tanto te equivocarás, pero no pienses que cometes errores; simplemente no haces lo debido. Pelea con gigantes a la puerta de un bar, huye de una fiesta en tu honor simplemente para mirar el río, si es lo que quieres hacer. Porque a los demás, en el fondo, les dará igual, mientras que para ti será fundamental, te definirá. Si tu camino se guía entre caras de desaprobación y suspiros de desesperación, nunca llegarás al mar, te convertirás un mero galacho, inmóvil. Tienes que enfrentarte a todo, al cielo a los hombres, para poder establecer tu camino, y así llegar a pisar las estrellas. Haz lo que quieras hacer, pero nunca a costa de los demás. Hazlo así, porque en el fondo dan igual triunfo o fracaso; solo así serás hombre, hermano.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Cada día va a la misma mesa. Saluda, sin levantar la mirada, porque ya sabe dónde se coloca cada uno de los camareros. Cada uno de la familia que lleva el bar. Coge su coca cola, su bolsa de patatas, y se sienta con el portátil. Allí pasa la tarde, allí recobra la vida, a través de un objeto que pertenecía a su hermano, que tendría que ser de su hermano. Un hermano con el que no comparte padre ni madre, con el que nunca jugó a fútbol; un hermano que siempre odió, desde que lo conoció. Hay personas que no comparten ningún lazo contigo, que son meros conocidos que no lloran si no los saludas por la calle, pero que marcan tu vida, como si fueran tu madre o tu abuelo. Un gemelo que, como en toda película mala, representa todo tu contrario, pero es carne de tu carne, sangre de tu sangre. Así lo sentía, aunque solo me haya dado cuenta hoy. Mientras unos viven, viajan, maduran, otros se hacen un lado, se sientan en un tocón y nos miran brillar. La carretera está rodeada de personas que nunca alcanzaron su boda, su jubilación, su primer amor, y hacen auto-stop. Pero los coches nunca paran, y los portátiles siempre se quedan sin batería.
 

Copyright 2010 Archivo de las pequeñas cosas.

Theme by WordpressCenter.com.
Blogger Template by Beta Templates.