miércoles, 31 de diciembre de 2014

Ayer soñé que te levantaba las faldas y volvías a reír como nunca, aspirando el aire como quien se abandona al aire sin importar cuánto entra o sale. Una vez más, pensé en correr a tu castillo, abrazarte y olerte pero nada funcionaría porque ya solo existes en mi sueño. Una cuchilla que pende al ritmo de un Foucault que siempre castiga y nunca vigila. Vago fantasma de niebla y luz y cabellos perdidos en la sonrisa más pura que jamás existirá. Pero la verdad es que nunca has existido, mi compañera no fue sino un fruto que nunca germinó, una flor que permanece bella pero helada en océanos de escarcha. Porque este es un invierno frío; la ventisca dio paso a noches eternas sin llama ni amanecer inmediato. Mañana comeremos uva y tragaremos sueños rotos para que otros ocupen su lugar en el ciclo de la vida. Anoche te levanté la falda una última vez. No estaba en ninguna lista ni lo había arrojado en ninguna hoguera. Solo sé que me gustó y a ti también. Aunque tú no seas una mujer sino el tiempo. Anoche te levanté la falda y reíste; ahora comprendo que mi destino está en el aire y necesito volar. Cuando las arrugas tejan mi piel, ya estaré lejos de mi cuerpo.

martes, 23 de diciembre de 2014

Cuando la noche es más larga y la niebla más espesa, nos sentamos a celebrar el nacimiento de la luz que nos salvará a todos. No celebramos nuestra salvación, sino la alegría de saber que ahora hay alguien ahí fuera que nos salvará; no importan nuestros pecados porque esa persona y ser celestial nos ascenderá a los cielos. La vida es una búsqueda continua de redentores, business angels que confíen en nosotros cuando somos nuestro peor abogado. La empresa que nos sube el sueldo, la pareja que nos adula, las audiencias y sus limpias felaciones. Queremos encarnar el simulacro, que nuestros cuerpos ya no caguen ni suden ni secreten pus y sean limpios y suaves y blancos. Siempre blancos, siempre puros, siempre sin marca. EL niño en EL pesebre ha trascendido la corporeidad frente a su fin en la cruz, donde se reivindica la materialidad del cuerpo: he aquí el hombre. Ese cuerpo sí sangra, sí tiene heridas y sí pesa. Nuestros sueños siempre nos llevan a volar, mientras que el final se descompone en el suelo, cada poro dura el tiempo antes de pudrirse. Nuestras relaciones comienzan a construirse sobre sonrisas y halagos, nunca a partir de sangre y cuerpos inertes. Tu cuerpo nunca será real, no lo intentes, así que mejor dónalo a la ciencia, la gran preservadora de lo abstracto. Pero si no eres real, ¿qué sentido tiene entonces ser? 1.344 muescas y subiendo con un sinsentido: volar lejos del cuerpo titilante. Volar lejos de la cruz. Volar lejos de ti.

domingo, 14 de diciembre de 2014

No sé por qué pero en los últimos tiempos (medida atemporal), las demostraciones de cariño, gratitud y otros sentimientos me provocan una profunda tristeza. Nunca he creído en los mensajes de felicidad, en que la vida es maravillosa y nuestros sueños se harán realidad. La vida es una mierda; cruel, despiadada y completamente ajena a nuestra mera existencia. Los pequeños detalles son los que la hacen bonita, pero nunca maravillosa. Pero si las pequeñas cosas son la única alegría de esta vida, ¿por qué renunciar a su expresión? ¿Es que me gusta tanto rebozarme y saltearme en mi hipocresía como para alabar esta mierda de blog y despreciar las creaciones de los demás? Sean frases, cuadros o abrazos: algo hay en el amor externo que me genera repulsión; da igual que esté yo en él; mi boca resacosa salta cuando menos lo entiendo. Me hago viejo, refinando la impertinencia que siempre me ha caracterizado, pero aún no renuncio a llegar a conocerme. Eso sí, he renunciado a que mi voz se escuche y quizás ese sea el problema. Ya no me muestro, ya no califico nada ante el miedo de tener que justificar mi elección. No puedo comprar unas velas porque, aun dedicándole un año, nunca sabré por mí mismo que modelo es el mejor. No sé en qué momento del camino se perdió, pero mi resolución se escapó por el agujero del bolsillo. En el griterío de mi cabeza destaca siempre una voz: estás equivocado. Todos se esfuerzan en demostrar que tienen la razón, yo sé que nunca la tendré porque es imposible compartir el puto topoi con otro sujeto. ¿Eso significa que nunca conseguiré nada que sea real fuera de mi cabeza? ¿Acaso eso está íntimamente relacionado con el hecho de que cada vez soporte menos sonrisas y felicitaciones? No lo creo, solo estoy seguro de que hacía mucho que no formulaba tantas preguntas por entrada; eso nunca es malo.

jueves, 11 de diciembre de 2014

La vida no es una colección de noches sueltas, grandes festivales que podemos enmarcar y volver a ellos cuando el ahora no nos sacia. Pero tampoco es una pradera inmensa, un recto sendero cuyas gasolineras están más que memorizadas, incluso el precio de las Pringles en cada una. El equilibrio no está en el tercer plato de sopa, Ricitos de Oro debió mezclar ambos cuencos; ni siquiera eso, solo hay tiempo para quemarte la lengua o congelarte la garganta. Lengua o garganta, arriba o abajo, manos suaves o movimientos espasmódicos. No se trata de elegir entre 0 y 10, con una amplia gama de grises que pueden saciar nuestras necesidades como la mejor peor agencia de comunicación. Al elegir entre salsa o vals dirigimos nuestra vida, nosotros mismos, hacia una ciudad u otra. Puedes gritar en la Gran Vía o en la campiña, el mechón suelto acariciará los labios en un concierto en el salón o montando a caballo. Muchas opciones, quizás el error está en la misma conjunción disyuntiva: no es un fiel de balanza entre ambos mundos sino una pequeña pelota que gira de un lado a otro, según el mundo decida izar el norte o el sur. Según hayas decidido esa mañana cómo será el resto de tu vida. Porque detrás de cada mirada no se esconden conos y bastones, sino un lazo. Ese pelo te atrapará, buscarás que te asfixie y que te retenga entre las sábanas solo un domingo más, mientras las flores germinan en la mina. Y tú, que aún te decides entre Lorde y Birdy, solo puedes recordar un vestido amarillo y un rostro/reminiscencia de la juventud. Porque como bien dijo el vampiro, solo buscas su juventud y su ilusión para vencer la mierda que corre por tus venas.

domingo, 7 de diciembre de 2014

Cada noche repaso el día pasado. Con los ojos cerrados, veo lo bueno y lo malo y doy gracias por todo. Doy gracias por seguir un día más y por el pequeño motivo que lo ha hecho diferente, no un día más. Y, como siempre, sonrío de poder rendirme a la inconsciencia porque te tengo a mi lado. Esa pequeña luz que alumbra de noche, el movimiento fugaz que percibes por el rabillo del ojo. La confirmación de que hay vida a tu alrededor y el mundo no acaba en ti; no puedo saciarme porque hay siete mil millones de almas que llenar. La letra cambia, la música vuelve en otro da capo y el público seguirá aclamando otros cincuenta años, espero que muchos más. Fuera sopla el viento, dentro los lobos aúllan, pero estoy tranquilo. Sereno. Cohen nunca fue derrotado porque venció sin imponerse. Lorca seguirá girando en un vals de corbatas y coñac. La sonrisa de Rice es ya un mito central en cantares de siete minutos. Deja que los dedos vuelen solos y encontrarán el camino porque lo que tiene que pasar, pasará. Las palabras hablarán de agujeros de gusano y camas deshechas, pero en todas ellas estarás tú, porque eres la vida. No eres palabra, no eres música, no eres nada que se pueda describir. Por eso las palabras se vuelven más imprecisas cada año, por eso las frases divagan más. Es imposible describir nuestro cuerpo porque somos nosotros, ¿cómo agradecer entonces la propia gracia de la vida?
 

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