domingo, 12 de febrero de 2017

Nuevo surco en la gramola. Un cambio de pista que coge con el paso cambiado y un público ausente porque ya se cansó de esperar. La bailarina sigue dando vueltas como siempre pero no se ha dado cuenta de que la batería se agota y hacecalta abrir la caja para renovarla. El cambio asusta, exige ddmasiado sin ninguna garantía de nada, porque ya nadie escucha esas cajitas. Pero aunqr bailara a la perfección, ¿que más da? Lo importante nunca ha sido ella sino la niña que sostiene la cajita con ilusión sin atreverse a pestañear por miedo a arruinar ese tutú. Pues bien, ahora ha cambiado y ya no le basta con mirar esa figurita sino que se ha convertido en la maestra. Hasta los profesores han cambiado porque sube el nivel pero la figurita sigue con la misma sonrisa y gesto de siemore, una caricia que pensaba le duraría rosa la vida y ahora comprende que debe renovarse para no seguir muriendo por dentro un poco más. Para no ver alrededor y sentir que el cataclismo llegó, el mundo se movió y lo pilló fuera de la gramola, donde no hay bailes ni risas sino un llanto ronco. Muévete, alisate el vestido y borrate el maquillaje porque la ocasión lo merece: nadie baila dos veces con la misma pareja.

domingo, 5 de febrero de 2017

Rescatarla de ese altar, el sacrificio que salvará a toda la humanidad, solo por perderte una vez más en sus inmensos ojos. Al fin y al cabo, ¿qué es la vida sin su sonrisa? Cuando empuñas la escopeta contra las hordas enemigas, sabes que ella es la única verdad. No importa el dolor, las puñaladas ni las infinitas muertes que te esperan. Darías mucho más solo por poder sostenerla una vez más por la cintura y levantarla de entre la miseria que cubre las calles. Que siga ardiendo el mundo, nada importa. La naturaleza recupera sus territorios robados, las jirafas pastan con una serenidad inconcebible. Su cuello es una señal de paz en medio de la tormenta, la calma que anticipa los rayos que partirán mi corazón. Oro y humo, aire y hueso; todo es poco para la princesa de los faros eternos. Conduces con calma entre lo último de nosotros, rezando para que sigan viniendo las hordas de monstruos y puedas defenderla. Cada día das gracias a lo más alto por tener en tu vida una sonrisa que dé sentido al resto de tu existencia, una joya que debas proteger frente a los desechos que acechan entre la chusma. A la mierda los demás, a la mierda la humanidad: vámonos allá donde el agua se detiene en calma y los cielos brillan de noche. Pase lo que pase.
 

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