No mido el tiempo
por lo que me dicen de fuera,
sino por lo que vivo.
Meses de estío,
meses de hastío,
pulso pausa y nada importa.
Los demás no siguen mi ritmo, por eso
duelen.
Creen que los abandono
o que los saturo, cuando
la realidad es otra.
Semanas sin verte que se borran
con unas palabras en el móvil.
No te extraño porque siempre te tengo.
Siempre vivo otra vida más
cuando vivo un fin de semana,
una tarde o diez minutos
de brillo en los ojos.
Este no es un consejo para vencer al tiempo.
No se puede.
El tiempo no es enemigo
ni personaje secundario o maestro
de la mazmorra.
El tiempo somos nosotros
y por nosotros crece o muere.
El tiempo somos nosotros
y sobre nosotros mandamos.
domingo, 19 de octubre de 2014
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