Cuando me acuesto,
me tapo hasta la nariz y te miro.
Pienso en ti y digo
que te quiero.
Entre chupitos,
la barra mojada, todo se desborda;
pienso en lo poco bueno en mí,
brindo por ti y por que me devuelvas
la mirada
desde cualquier espejo.
El frío corta mis labios,
el viento me apabila
pero siento las orejas cálidas.
Sueño que aún las resguardo en tu seno;
sonrío y bendigo el frío.
La manta se nota vacía,
pero no está tan vacía.
Llorar con una película es triste,
pero sentir las lágrimas es bonito.
Ayudar, sentirme útil, es algo básico
porque tú me lo enseñaste.
En lo bueno siento tu mano
y en lo malo tu abrazo.
No necesito fotos, vídeos o cuadros
para recordarte
porque te llevo dentro de mí
y en cada paso puedo sentirte.
Sonrío una vez más
y sigo caminando.
sábado, 7 de diciembre de 2013
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