sábado, 24 de junio de 2017

Bailan en el centro de la pista sin tener que esconderse de nadie. Es su pueblo, son sus fiestas y nadie se las va a arruinar. Una estuvo con el más guapo de su generación, estaban destinados a ser la pareja más brillante. Pero ella no quiso. La otra acaba de llegar al pueblo y apenas sabe quién es bueno y quién solo quiere follársela. Pero sabe que ella es diferente, o al menos le gustaría estar con ella como nunca ha estado con nadie. Las dos bailan delante de la orquesta mientras los demás bailan también, son parte de la masa pero saben que no terminan de serlo; otros las miran y babean porque no pueden tocarlas. No porque ellas no quieran hombres, sino porque ellas solo se quieren la una a la otra, no desean más que los labios que acaban de probar. La gente solo son sombras borrosas en una rápida estación de metro. Por eso me quedo mirándolas sonriendo, porque son la vida hecha carne y celebrándose sobre nosotros, derramándose una y otra vez en una fiesta que ojalá nunca termine.

martes, 6 de junio de 2017

Mucha gente no sabe o tiene miedo a estar sola, a mí me aterroriza estar acompañado. Cuando estoy solo me rodeo de los mejores y me sumerjo en historias milenarias: novelas, videojuegos, cine, las miradas que intercambian desconocidos en la calle o al compartir un café... Cuando estoy con alguien ya no puedo disfrutarlos. Ese alguien rompe la pompa de jabón en la que floto y me obliga a vivir; ya no puedo ser otro sino que soy plenamente consciente de mis límites carnales, de mi mortalidad y de mi vista clavada a dos globos oculares. Cuando estoy acompañado debo ser yo y vivir mi vida. Cuando estoy solo aún puedo ser toda la humanidad.
 

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