jueves, 19 de junio de 2008

Sé que he hablado del tema una y otra vez, pero tengo que seguir hablando, seguir cantando, por la música. Ya sabréis a estas alturas que hacemos un concierto y que la profesora, Juani, murió. Pues bien, ayer hice mi último concierto, y hoy me he despedido de todos. Ahora mismo mi cara está desfigurada por el llanto, pero tengo que seguir cantando. Después de todos los malos momentos, las peleas contra todo, hemos seguido adelante, y hemos hecho un año más el concierto. Ahora me voy, y el concierto pasa a ser de otros, pero siempre será mío. Siempre llevaré en mi corazón todos los recreos con mi xilófono, todos los conciertos, todos mis hermanos. Siempre ha sido algo excepcional, pero hoy me he dado cuenta de que ha sido uno de los pilares de mi vida: a cada momento he estado pensando en el concierto, en el repertorio, en todo. Hoy me he dado cuenta de que quiero a las pequeñas que han hecho posible el sueño de Juani, y también el mío: la música sigue viva. No sé lo que pasará, pero sé que le debo a Juani más de lo que podré pagar en toda mi vida. La música ya no es un mero sonido, sino mi corazón, mi alma, mi respirar, todo. Lo he aprendido gracias a mis chicas, a mis ángeles que han luchado contra viento y marea para tocar, y han comprendido lo que es la música. No sé si algún día volveré a visitar el instituto, pero siempre veré el aula de música, mi corazón. No sé lo que escribo, ni me importa, sólo quiero dar las gracias a todos: Laura, Alicia, Laura, Beatriz, Ana, Carlos, y por qué no también a Sara, Vicky, María, Jorge, Marta y Carlos. Más allá de las palabras puedo escuchar una frase, mítica en el concierto: sois mis chicas, y siempre os daré las gracias. Como discurso vale una mierda, pero me da igual; nunca estaré solo.

jueves, 12 de junio de 2008

He acabado los examénes, el curso, ¡todo!, y para celebrarlo os dejo con este magnífico anuncio, para que os animéis un poco. Un abrazo.

lunes, 9 de junio de 2008

Hace tiempo que no escribo aquí, y mucho más que no digo nada de mi vida. Pues bien, hoy me voy a explayar a gusto. Mañana empiezo los exámenes de selectividad, que deciden qué carrera puedes estudiar. Veo en la televisión gente sin dormir, bebiendo litros de café, y no puedo sentir lástima; yo estoy en mi casa escribiendo tontadas. Pero yo también sufro, no nervios, sino nostalgia. Con estos exámenes digo adiós al instituto, en el que he pasado 6 años de mi vida, realmente buenos. Me han aportado abono suficiente como para seguir creciendo, y este último año he intentado devolver un poco de ese regalo a las nuevas generaciones (me siento viejo al decir esto) Es por eso por lo que he dedicado todos mis recreos al concierto de música, enseñando y hablando con mis chicas, tratando de transmitir todo lo que un día me enseñaron de la música, no como notas, sino como vida. Pero más importante que eso, es el sentimiento de pertenecer a un grupo de personas de diferentes edades y gustos, unidos por su pasión por la música. Eso es lo verdaderamente enriquecedor del concierto: salir de tus grupitos endogámicos de niños y recibir la sabiduría, las bromas de gente mayor que tú, que siempre tienen una sonrisa, una frase cariñosa para ti. Esa es la razón de que defendiera el concierto cuando estaba a punto de morir, y que intente captar nuevas mentes para el año que viene, para que la música siga sonando, que la voz de Juani siga viva.
 

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