jueves, 17 de febrero de 2011

Elegir no es ganar algo, sino perder. Los campos infinitos, las flores que crecen y mueren, todo se pierde al coger solo un camino. La vida se va atrofiando desde la omnipotencia de la infancia, hasta la tímida dejadez de la vejez. La televisión nos convence, las palmadas en la espalda nos animan, hasta las piedras ensangrentadas nos recuerdan que debemos seguir caminando. Dejamos atrás fases, siempre abandonamos fases, hasta que salimos de la ciudad, de las callejuelas que siempre se cruzan, y nos abandonamos al camino. Dos direcciones. Hay que elegir. La opción cobarde es la del medio, la que no te obliga en principio a renunciar a nada. Pero por supuesto, esa opción no es ninguna de las que querías. Estás en un camino gris, que no tendrá ningún momento de máxima euforia, pero tampoco de llanto absoluto. Has crecido, tus decisiones pesan, y ahora ya no se trata de escoger videojuegos o amigos en el recreo, sino de elegir cómo va a ser el resto de tus días. 30, 40, 50 años dependen de estos momentos, de estos quebraderos. De si realmente eres feliz haciendo lo que haces. De si realmente eres feliz llevando una vida diferente, o una completamente normal. De si realmente vas a meterte dentro de tu cabeza, y ver la luz. Ahora es el momento para decidir el resto de tu vida. Es decir, para perder el resto de las vidas que podrías haber tenido, y que nunca nacerán.

sábado, 5 de febrero de 2011

Hay cantantes que no se pueden escuchar de día. Cantantes cuyo timbre no vibra con la luz del sol, sino que se esconde bajo la luna, bajo los pensamientos de quien permanece despierto mientras todos buscan soñar. Las frases que no dicen nada se convierten entonces en lemas vitales; encierran todo el significado de un libro, y son más bellos que un haiku. Son precisamente esas frases las que renuevan esa mierda perdida, esa calle alumbrada por farolas, y hacen posible vencer al sueño por otra media hora. Otra media hora de vida robada a la inconsciencia.

Hay frases que solo se pueden murmurar de noche. Frases que atentan contra nuestra moral, nuestra alma y nuestro futuro. Frases que prenden bajo la luna, quien sonríe con cada nuevo secreto, ebria de poder. Pretéritos que habrían sido realidades perfectas, si solo las personas del verbo hubieran sido una sola. Presentes que mañana querrán no haber sido, cuerpo, bocas, miradas que alimentan nuestros miedos, solo porque los ocultan. Por una noche no estamos solos. Por una noche la muerte no nos acecha en este cigarro. Por una noche somos perfectos, porque alguien busca olvidar su imperfección en nosotros.

De noche, realidad y ficción se mezclan. Muchos anhelan que sea así el resto del día. Por eso el poeta acaricia el papel violeta de las paredes durante el día, buscando los trazos de opio y pintalabios.
 

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