viernes, 29 de mayo de 2009

Estoy descalzo, los dedos del pie acarician la suave alfombra. Los dedos se mueven solos, no hace falta que les dicte: hace tiempo que dicté todo. Dentro de unas horas se casa mi hermano, y pienso en Adán. Cuando Dios le quitó una costilla, Adán sintió una pérdida, una parte de su cuerpo cruelmente amputada. Es cierto que nunca pidió ese regalo, que muchas veces ese hueso le impedía correr más rápido, saltar más alto, pero era suyo, y lo añoraba. Hasta que vio la recompensa, y la aceptó gozoso. Hoy me hallo ante un problema similar. Como dirian los viejos, que de esto saben, no pierdo un hermano, sino que gano una hermana. En cierta forma es así. Hace dos años gané una hermana, y esta tarde tendré un hombro más en el que llorar (espero que no haga falta). Pero en realidad no pierdo un hermano, porque siempre lo tendré al lado (su independización es a diez metros de distancia) y además será una pareja feliz. Lo sé. Por eso escribo esta entrada, para dar las gracias a quien esté arriba por mi familia, y en especial por mis hermanos y hermanas. Mi hermano me acaba de abrazar, está más nervioso de lo que aparenta, pero aun así nos tomamos el pelo. Gracias por la vida que me ha tocado vivir. Un abrazo.

domingo, 24 de mayo de 2009

Necesito verte otra vez para sentir que este mundo tiene sentido. Necesito tus ojos que me calman hasta poder dormir algo, después de estas semanas en vela, pensando qué es lo que te ha pasado para que no me llames, no me escribas, siquiera pienses en mí. Echo de menos tu pelo, acariciado por el viento como el tutú de una bailarina. Necesito tu piel, necesito esa fragancia que aparece en mis sueños, abandonándome a ese orgiástico perfume que me hace flotar por encima de la mediocridad hasta llegar a la luz, a ti. Te echo de menos. Estás lejos. No son kilómetros, sino la espesa niebla quien nos separa. No te veo sonreir. No escucho esa risa ingenua y provocadora. No veo el mar a través de tus ojos. No estás, y yo espero, pero tú no llegas. He superado miles de obstáculos. He vuelto de la muerte y de la oscuridad para verte, y no estás. He luchado contra millones de monstruos horripilantes, con formas y voces psicodélicas, que atenazaban mi razón sin poder pensar. He hecho todo esto, y muchas cosas más, para volver a verte. El sol te necesita para salir por la mañana. La tierra depende de tu risa para seguir girando. El fuego nace de tu corazón. Los sueños son tu respirar. Mi mañana, tu mirada. Y tú no estás.

jueves, 21 de mayo de 2009

Una semilla entre otras muchas. Cada cajita cerrada, con tierra calentita. Todas crecen al mismo tiempo, la savia circula al mismo son. Una de ellas crece igual, pero tiene una hoja de más. Una hoja que lo diferencia de los demás, que le impide pasar desapercibida entre los demás tallos. Los demás ríen, y ella solo mira hacia el sol. El sol riega a todas, y todas van creciendo. Una de ellas tiene una hoja más, un cubo más de vida, y crece antes que las demás. La yema asoma por encima de la muralla de corcho blanco, y ve el mundo. Habla a sus compañeras del horizonte, de los árboles, de las personas. Las demás la envidian, y tratan de crecer. Una de ellas se corona de sol, se adueña del mundo. Viene el agricultor, y la transplanta. Un sitio nuevo, con nueva tierra. Otras plantas, pero iguales a las anteriores. Todas en línea, obedientes al destino. Una de ellas descansa, porque tiene una hoja más. Las demás crecen y crecen, su tronco se hace recio, sus hojas se convierten en ramas, espadas hacia el frío. Un tallo permanece en el suelo, con una hoja de más, pero con las tripas verdes, y sin ramas ni escudos. Mira hacia arriba, y los árboles le cortan el sol, las raíces la obligan a torcerse hacia lo infinito. Sus hilos se retuercen, sus pequeños pies se retuercen hasta que muere. Los demás árboles también morirán, pero dejarán una sombra seca. En cambio, el tallo ya ha sido tragado por la tierra, y una inmensa raíz cruza su antiguo hogar. No hay huellas de vida.

martes, 19 de mayo de 2009

Hoy he tenido una gran clase de historia: Rosa Parks, Martin Luther King Jr., y el atentado a la iglesia batista de Luther King. Con los pelos de punta, solo escuchaba una frase: "¿Cuántos oídos debe tener un hombre para poder oir a la gente llorar?" Esta perla viene de Bob Dylan, Blowing in the wind. Os dejo con ella. Un abrazo.



How many roads must a man walk down
Before you call him a man?
Yes, 'n' how many seas must a white dove sail
Before she sleeps in the sand?
Yes, 'n' how many times must the cannon balls fly
Before they're forever banned?
The answer, my friend, is blowin' in the wind,
The answer is blowin' in the wind.
How many times must a man look up
Before he can see the sky?
Yes, 'n' how many ears must one man have
Before he can hear people cry?
Yes, 'n' how many deaths will it take till he knows
That too many people have died?
The answer, my friend, is blowin' in the wind,
The answer is blowin' in the wind.
How many years can a mountain exist
Before it's washed to the sea?
Yes, 'n' how many years can some people exist
Before they're allowed to be free?
Yes, 'n' how many times can a man turn his head,
Pretending he just doesn't see?
The answer, my friend, is blowin' in the wind,
The answer is blowin' in the wind.

viernes, 15 de mayo de 2009

Te tengo delante, te espío, y callo. Veo los ojos que me oculta tu pelo, siento el perfume que me tapa el odio. Y sin embargo, callo. Te quiero, y callo. Oigo tu voz, y libero mis lágrimas, pensando que un día te abracé, que un día pude amarte, y no me di cuenta. Ahora vago bajo el sol, miro fotos tuyas escuchando tu risa de fondo, viendo tu risa delante de todo. Otras habrá más algo que tú, pero explotaste en mí, el jazmín se abrió para mí, sonrió para mí. Esta es solo una nota más, esta es solo una palabra más. Nadie leerá esto, ni quiero que lo lean, porque no podrán entender lo que siento por ti. Pero a pesar de todo lo escribo porque quiero que sepas que te quiero. Y no me importan los demás, no me importan las risas o los aplausos, solo me importan tus manos y tu corazón.

sábado, 9 de mayo de 2009

Salimos afuera, dejamos atrás el adormilante calor para enfrentarnos al frío. La miro, siento cómo sus pasos son titubeantes, dudosos, hasta que empieza a hablar. Nos sentamos en un banco, la gente pasa a nuestro alrededor, y nosotros seguimos quietos. La gente ríe, canta, se arroja confeti. Dos lágrimas adornan sus ojos, nadie se ha molestado en escucharlas, en abrazarlas. Dos cristales rotos hablan de sus aristas cortantes, dos niños hablan de sus sueños. La miro, y me doy cuenta de que nunca encontraré otra amiga así, otro roto en un vestido, como yo. La abrazo, y entre el fango y la mierda siento que son cosas como esta la que me hacen sentirme vivo, y feliz. La miro, tiene frío, volvemos al calor. Volvemos a ponernos las máscaras.

viernes, 1 de mayo de 2009

Quiero decirte te quiero al oído. Quiero tumbarme junto a ti, y mirar las nubes, las estrellas, o la nada. Quiero dejar resbalar mis dedos entre tu cabello, juguetear con cada hebra, admirar cómo reluce el sol en tu cara, más puro que en las olas espumosas. Quiero llorar contigo, reír contigo, blasfemar contigo. Quiero mirar el mundo contigo, quiero ver caer las hojas a tus pies, rendidas como yo a tu belleza. Quiero oír el minutero sin miedo, que cada golpe sea una delicia, solo porque estás a mi lado. Quiero besarte, quiero morder tus labios, quiero esculpir un cardenal en cada poro de tu piel. Quiero que me mires, y me digas que me quieres. Quiero quererte. Necesito quererte, necesito que estas palabras tengan sentido.
 

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