jueves, 29 de diciembre de 2011

Amanhã.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Una pincelada más. Un último retoque. Ahí fuera la luz del sol se agota, tengo que forzar mis ojos al borde de la ceguera para poder seguir viendo. Tiene gracia: perder la vista para deleitar la de los demás. Me da igual porque tengo que llegar un poco más lejos. Este paisaje podría estar bien, la casa casi da miedo. Pero no transmite, no te hiela la sangre, no te hace agarrar la manta con más fuerza por la noche. Sí, no es un cuadro feo, pero no está vivo. Tengo que echar mi sangre sobre él, que sea como el retrato de Poe: una vida real por la vida del cuadro. Fuera estalla una revolución, fuera mueren hijos y amantes, fuera queman libros y biblias. Limpia el pincel y no te demores ni un momento, no olvides el trazo. Las mejillas hundidas porque hace días que no como. La ropa está cuarteada, los pantalones llenos de orín y excremento. El pelo largo, las uñas recortadas a base de mordiscos o arrancadas para que no estropeen el vuelo del pincel. Caigo al suelo porque las piernas no me sostienen; tengo fiebre no sé si por enfermedad o por la pasión de la obra. Dejo el lienzo en el suelo y sigo pintando desde ahí. Puedo oír cada latido del corazón, como una bolsa de papel hinflándose y perdiendo el aire sin fuerza. Fuera ya no hay nada, ni vida ni muerte ni materia. ¿Cuántas veces tengo que repetir que no me importa? El cuadro, solo el cuadro. Para que cuando lo veas sientas ese escalofrío. Por mí

jueves, 15 de diciembre de 2011

Peso. Volumen. Forma. Color. Tacto. Sonido.

Aroma. Luz. Melodía.

Nunca nadie nunca tuvo tanta poesía.

martes, 13 de diciembre de 2011

Día. Noche. Día. Noche. De vez en cuando sonríes porque no sabes dónde estás, solo que ya es de noche (o de día). Día. Noche. Día. Noche. Autobús. Día. Noche. Día. Noche. Risas. Hacer todo lo posible porque haya risas, y alegren el día a alguien. Día. Noche. Día. Noche. Salir de fiesta aunque no quieras, motivar a todos para que salgan y se olviden de cada problema. Que son muchos. Día. Noche. Día. Noche. Intenta detenerte un momento en este tobogán y recuerda que estás disfrutando, que luego lo echarás de menos. Día. Noche. Día. Noche. Echarás de menos su caminar, su malhumor, su risa y su pierna encima de ti. Día. Noche. Día. Noche. Añorarás las horas perdidas en el sofá, las manos frías en el lavadero, los trabajos que se borran cuando están a punto de acabarse. Día. Noche. Día. Noche. Este es un gran momento, como cada segundo de tu vida; solo tienes que vivirlo. Día. Noche. Día. Noche. Tienes que acercarte y decirle que la quieres. Debes levantarte mañana y pedirle perdón. No hay más remedio que mirar el pasado, avergonzarte de ti mismo y saltar. Saltar bien alto porque puedes y te lo mereces, porque no hay nadie mejor que tú. Día. Noche. Día. Noche. Piensas que quieres muchas cosas, que estás hablando de mil cosas a la vez, que nadie te puede entender. Día. Noche. Día. Noche. Tienes razón.

martes, 29 de noviembre de 2011

Estar solo.
Completamente solo.
Viajar a otro país, a otra vida y a otro yo. Huir de todo y dejar todo atrás.
Caminar hacia lo salvaje, hacia lo exótico y hacia las películas de la infancia, grabadas fotograma a fotograma.
Quedarse en casa, en clase, en el trabajo. Rodeado de gente, pero solo.
Leer, escuchar, pensar. Crear conversaciones con los vecinos, con los que nunca hablaré.
Buscar vida en foros, chats, redes sociales. Añadir amigos que conozco por espiar a mis falsos amigos.

Escribir para hablar después. Convertir un enfado en una sucesión de risas.
Quedarte a trabajar más allá de la hora haciendo lo que más me gusta. Con más gente y más risas.
Caminar en la naturaleza, pisar las hojas muertas y no sentir miedo. No sentir el frío.
Viajar a otro país
a otra vida
a otro yo.

Nunca huir ni dejar nada atrás.

Llevarlo todo encima.

Que una peluquera portuguesa te enseñe que allá donde vayas nunca estarás solo. Y que tenga razón.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Un elefante corre por el puente, entre la niebla, y yo no sé nada. Las obras taponan las venas, las zanjas se abren camino hacia el corazón de la tierra como un cirujano con un hacha mellada. Vuelve el frío, vuelven las niñas llorando en los portales. Vuelven los momentos, nunca las personas ni los sentimientos. Solo la bilis. El ambiente es tóxico, las miradas están envenenadas tras ese velo de lejanía, no ven cuerpos sino sirvientes que acercan la copa a la mano que comienza a levantarse. El viento se esconde bajo el puente de Piedra, la niebla crea una aurora boreal sobre el Pilar. Y ante el juego de los dioses, ante los dados trucados a diario para vencer a la casualidad, siempre aparece la misma trampa de llenar de vaho el escaparate, sin osar a entrar en la tienda. El vaho es el alma, que escapa en cada respiración. El vaho es el tiempo, creado en cada soplo para maldecir aquello que no volverá nunca más. El vaho soy yo, fuerte al salir y difuso entre la luz de las farolas. Todo debería ser fácil, alguien debería tocar el violín o el violonchelo, pero todas las noches suenan el mismo acordeón y el mismo aliento rancio. Todo se va precipitando, todo se repite una y otra vez más como un vals de fin de siglo. La vida agrieta los edificios, todo tiembla a su paso, y yo no sé nada.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Recuperar las hojas pasadas del calendario. Pensar que nada ha cambiado. Recordar cuando el frío no existía, lo único que surcaba las calles era el espíritu de la navidad. Cuando había regalos. Cuando había árbol de navidad. Cuando las ideas se quedaban en el salón, dando clases a mis peluches. Hubo una época en la que las urnas flotaban por encima de mí, sobre mis sueños y no bajo mi decepción. Qué felices, qué caras más tristes. El río corre, nuestro rostro nunca más se reflejará en él. Deja que la misma canción suene una y otra vez, para afianzar la burbuja, que no explote y que nunca se vaya el calor de esta habitación. Esos ojos. Esa sonrisa, ese aliento justo a mi lado, mientras todo el mundo estalla. Poco a poco, palabra a palabra, creo una imagen y no la dejo escapar. Acaricio mi mano, pienso que es una mano blanca descansando en una cama, imagino que el tiempo no ha pasado, que el equilibrio es posible. Seguir escribiendo un poco más, seguir llenando el folio en blanco sin pensar, solo sintiendo y viviendo las imágenes de mi cabeza. Pensar que nada ha cambiado, que el calendario no ha perdido las hojas. El reloj se paró y seguirá eternamente parado. Gracias a ti.

lunes, 31 de octubre de 2011

Escuchar poesía. Sentarte en tu sofá y disfrutar mientras alguien recita esos versos para ti. Alguien que te conoce, que sabe qué párrafos te gustarán más, qué palabras provocarán en ti una reacción, no siempre positiva. Que alguien reviva para ti una estancia de Machado es como flotar en el aire, sentirte amado por Machado y por quien te lee sus escritos, dar gracias al cielo porque existe alguien que trata de curarte leyendo poesía. Una mujer susurrando la última estrofa de un poema de Bécquer te pone el mundo a tus pies: calor y frío, dulce y salado, playa y montaña. Después de un día de trabajo, escuchar poesía en los labios de alguien cobra ordena el sufrimiento y te despierta a la realidad, a esos ojos verdes que siempre te esperarán, siempre sonreirán con una anécdota tuya. Escuchar poesía es dejar que el amor llegue a ti y fluir con él.

Leer poesía. Renunciar al sol, a los juegos, al todos juntos en una comida, para enfrascarte en un libro. Callarte, olvidar el mundo, y centrarte en ese libro. Si no piensas solo en los caracteres impresos, si tu mente ve algo fuera del poema que estás leyendo, estás perdiendo el tiempo, y tienes que volver a empezar. Desde fuera la escena es aún más estúpida, con un hombre que ríe, tiembla o llora con la vista fija en un objeto en su regazo. Que odia ser molestado. Que no comprende todo lo que lee, que se pierde entre metáforas y metonimias, pero que aun así piensa que lee poesía y la vive. Y si un día llega realmente a identificarse con un poema, a hacer suyo un romance hasta el último verso, no tendrá con nadie con quien compartirlo, porque su lectura será diferente de todas las demás, y no podrá abrir los ojos ni de su alma gemela. Leer poesía es renunciar al amor y tratar de fabricarlo desde cero.

Cuando la veo, escucho sus tercetos y fluyo en sus versos. Cuando te veo a ti, tengo que renunciar al amor y reinventar cada pequeño detalle para ver algo de cariño. Es por eso por lo que siempre intentaré sostener tu mano un segundo más.

lunes, 24 de octubre de 2011

Vuelve la lluvia. Vuelve las puertas cerradas, reteniendo el calor. Vuelven los cristales empañados, los paraguas empapados. Ver la televisión tapado con la manta. Tumbarte en la cama, y sentir el peso de la manta encima de ti. Y además, que fuera sople el viento como en una canción de Amaral. Las teclas apresuradas del piano se suceden como caen las hojas de los árboles y tapizan el paseo Independencia. Las zanjas no pueden enterrar la belleza. Trabajos por empezar, discusiones que sabes que llegarán, flores que comprar. Pero también vuelven los encuentros por la universidad, los platos de sopa de pescado, el cierzo que despeina a las chicas, que se apresuran a recomponerse. Pero la belleza ha estado ahí, durante unos segundos se ha adueñado de todo. Mil noticias por escribir, pero ahora solo me importa esta entrada, sentir el silencio después de esa nota. Meses después de volver tienes que volver a tu sitio. Está frío, porque ya no es como antes, pero sigue siendo el tuyo. Y sigue siendo igual de cómodo, con las mismas bromas estúpidas, risas pesadas y gestos a través de la ventana. Pero más allá de todo, vuelve la vida, igual que siempre, pero siempre distinta. Y eso es lo que más me gusta, que siempre me sorprenda y siempre me guste. Todo me acaba gustando

jueves, 20 de octubre de 2011

Que una cara desconocida te quiera llevar en su coche.
Que una niña dé palmadas al ritmo de violines en una sala medio vacía, abandonada por el tedio más tibio.
Que un hombre te agradezca recoger sus llaves del suelo. Que el suelo todavía no quede muy lejos.
Que vuelvas la vista, y tengas a alguien sonriendo siempre. Siempre alguien en quien confiar, y más importante, que confíe en ti.
Que nunca tengas un plan, que siempre quieras huir del mañana y siempre lo consigas.
Que todavía te dé la vuelta el estómago por el ruido de unos pasos.
Que tengas razones para llorar. Un lugar donde sentarte y ahogarte, donde levantarte y dejar atrás el alquitrán.
Que las fotos sigan llenas de vida, porque lo que viviste en ellas no podrá pararse nunca.
Que lo que esté escrito siga escrito y no vivido.
Que tengas motivos para escribir millones de frases que empiece con 'que'.
Que tu destino siga siendo el final del camino, y no esta etapa.
Que sigas con vida cuando mueras. Tú te pudrirás pero alguien te recordará de pie.
Cánsate, pero vuelve a correr.
Corre, pero siéntate a descansar.

Corre sin llegar a ninguna parte.

Esa es la paz.

martes, 27 de septiembre de 2011

Gonzalo, ¿te habría gustado ser normal? Dime, ¿es que acaso no añoras el fútbol en el recreo, fumar con 16 años o llamar guarras a todas las mujeres? Tener un amigo que fuera tu sombra, un grupo que fuera tus manos, una novia que fuera tu cabeza. Las cosas que tiene la gente normal y tú perdiste. No, no me vengas con esa historia de que lo sacrificaste porque no existe ni altar ni cuchillo. Es tu vida, así la elegiste. ¿Te habrías quedado horas sentado en un banco con tus amigos, hablando de series de televisión? Pues claro que sí, no sé para qué te pregunto. Eso sí, ¿tú serías más de Friends o del Barco? ¿Te tumbarías en el sofá o te sentarías sobre tus piernas cruzadas? ¿Echas de menos las tardes de sol que no viste o las madrugadas ardiendo que solo soñaste? Sí, las añoras. Si no, no estarías mirándome con esos ojos, criticando cada ínfimo detalle de tu vida, odiando cada animal y deseando matar cada persona. La única duda que realmente tengo: ¿me quieres por algo más que para organizar tu cabeza? ¿Existo, o solo soy un personaje más de tu dicotomía vital? Solo te lo preguntaré una vez más, Gonzalo. ¿Te habría gustado ser normal y verme como tu igual? ¿Eres feliz al imaginar unos hilos sobre mi cabeza? Y lo más importante, Gonzalo. ¿Realmente te sientes vivo?

Sí. 

lunes, 19 de septiembre de 2011

No sigas a las personas que no vuelven la cara para ver si estás ahí. No te preocupes por ellas, porque no necesitan preocupación; son su mundo, y eso les basta. Si no te habla más que cuando le reprochas que no habla, si no sonríe sino cuando se lo pides, es que esa persona no merece la música de su latido. Desde el otro lado de la mesa, sentadas, siempre sentadas, juguetean con su móvil, con su bolígrafo, con su ego, mientras tú intentas capturar su mirada solo un minuto. Ahórcate con tu corbata, y quizás así consigas una palabra de su boca. Sí, claro, cuando sonríes piensas que el aire arde, pero todo eso es mentira. Simplemente conocen sus bazas y saben jugarlas, algo que tú deberías conocer desde hace mucho tiempo. La abertura justa de los labios, los ojos ligeramente entornados, el perfume tímido pero firme. Detalles que te seducen, que te hacen desear besarlas, imitarlas, llegar a convertirte en alguien como él. Personas que no están aquí, sino detrás tuyo, buscando algún obstáculo mientras tú te arrodillas suavemente y les bajas los pantalones o les subes la falda. Ellos no se preocupan de ti, eles não ligan para a gente, pero lo peor de todo es que tú ya lo sabes, y lo aceptas. Porque prefieres esos ojos falsos que otros llenos de vida que te obliguen a quererlos. Prefieres a alguien a quien no te una nada, antes que otra que te agarre bien hondo y te ate las tripas con un puño de hielo. Tú eliges donde tener el lazo helado: si en el estómago o en el corazón.

miércoles, 31 de agosto de 2011

Que todo acabe. Que el tiempo corra, vuele, huya; lo que sea, pero que pase. Que los días y las noches vuelvan a diferenciarse y no sean un recuerdo cortado por luces fluorescentes y palabras escritas. Que los autobuses dejen de pasar ardiendo, abarrotados de personas fingiendo comentar las noticias. Que la música deje de sonar solo en mi cabeza, una explosión más en Hiroshima, que se abra y vuelva a inundar las aceras y las melenas que ondean sobre edificios pintados. You're asking me will my love grow. I don't know. Que las conversaciones vuelvan a ser cara a cara, y no por teléfono o por pantalla. Que el sofá vuelva a ser parte de mi reino, que mis pies descansen en algún momento en lo cima, ya que el resto de mi cuerpo la da por perdida. Que todo desaparezca, y el mundo pueda descansar. Que los padres recuperen su vida mientras los niños se divierten en centros concebidos para divertirse. Que los jóvenes bailen y beban en sitios planeados para beber y beber. Que los ancianos descansen en instalaciones construidas para descansar hasta el descanso eterno, y para que descansen las conciencias de sus familias. Que desaparezcan los relojes, los números, las sirenas y los timbres, los bolígrafos. Que todo se borre, menos el viento. Que siga soplando, como ayer y como mañana

viernes, 15 de julio de 2011

Momentos en los que piensas que la vida se equivocó. No hiciste nada para merecer un padre así, una madre así, unos hermanos y hermanas así. Y sin embargo, disfrutas de ellos, y los malgastas siempre que puedes. Sonríes porque habrá más días, más películas por las que ir al cine o más obras por las que aplaudir cuando echen el telón. Sin embargo, esos días se acabarán, y luego no habrá nada más. Cada uno de nosotros piensa en su propio cielo, su propio después, pero no hay nada; solo existe el ahora, solo existen esos pasos por el pasillo, esas manitas que te tiran de la camisa. Caminamos por un sendero de piedras afiladas, pero ese sendero nos depara siempre lo mejor. No pensemos que el camino nos devolverá al punto de partidas, jóvenes y robustos. Pisemos firme sobre los guijarros, sonriamos antes el dolor, y disfrutemos cuando brille el sol, que ya se pondrá. La muerte somos nosotros mismos, estamos muriendo, pero vivamos y bebamos, olvidemos que creamos un mañana, un futuro, un ente invisible que nos devora poco a poco, y que en realidad no existe. Sonríe, sonríe siempre y sin ningún motivo, porque entonces las piedras del camino se convertirán en suaves adoquines, un suelo sobre el que poder tumbarte a contemplar el eterno baile de las nubes. ¿Puedes pedir algo más?

martes, 12 de julio de 2011

Itaca
Konstantino Kavafis


Cuando emprendas el viaje hacia Itaca
ruega que sea largo el camino,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
A los Lestrigones, a los Cíclopes
o al fiero Poseidón, nunca temas.
No encontrarás trabas en el camino
si se mantiene elevado tu pensamiento y es exquisita
la emoción que toca el espíritu y el cuerpo.
Ni a los Lestrigones, ni a los Cíclopes,
ni al feroz Poseidón has de encontrar,
si no los llevas dentro del corazón,
si no los pone ante ti tu corazón.

Ruega que sea largo el camino.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que - ¡con qué placer! ¡con qué alegría! -
entres en puertos nunca antes vistos.
Detente en los mercados fenicios
para comprar finas mercancías
madreperla y coral, ámbar y ébano,
y voluptuosos perfumes de todo tipo,
tantos perfumes voluptuosos como puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
para que aprendas y aprendas de los sabios.
Siempre en la mente has de tener a Itaca.
Llegar allá es tu destino.
Pero no apresures el viaje.
Es mejor que dure muchos años
y que ya viejo llegues a la isla,
rico de todo lo que hayas guardado en el camino
sin esperar que Itaca te de riquezas.
Itaca te ha dado el bello viaje.
Sin ella no habrías aprendido el camino.
No tiene otra cosa que darte ya.
Y si la encuentras pobre, Itaca no te ha engañado
sabio como te has vuelto con tantas experiencias,
habrás comprendido lo que significan las Itacas.

lunes, 20 de junio de 2011

Morirás. Desaparecerás. No eres nada, nunca serás nada. Siempre habrá alguien mejor que tú, y si no lo hay, te enfrentarás a la historia. Ese abuelo que te decía que aprovecharas la vida cuando la vida empezaba para ti, ese abuelo serás tú. Un día estarás arrugado, un día pasará la orquesta bajo tu ventana y no estarás bailando. Un día se acabará la tinta y te dará igual. No solo mueren los demás; un día serán tus ojos los que alguien tendrá que cerrar por ti. Los amaneceres, los portales, los abrazos y los ojos brillantes, todo eso será pasado, y venderías a toda tu familia por una noche de tu juventud. El tiempo no pasa, tú eres quien pasa y desaparece, mientras el reloj da una vuelta más, siempre. Tu vida no es nada, tus años no son nada. Hoy estudias, mañana beberás para olvidar un despacho que dura ya 20 años. Vivimos y morimos, somos así, ¿por qué? Como dijo una peluquera, no te preguntes nunca por qué, sino para qué. Para que disfrutemos de cada amanecer, de cada portal, de cada pequeña mano que se aferra a tu mano. De cada rizo que cae por una espalda. De cada correo, de cada minuto sentados en los escalones, dejándose salpicar por el futuro. Un día morirás, y vendrán tantos detrás de ti que tú ya no existirás. Pero si el futuro llega, es gracias a ti. Vive cada hoy, para que llegue un mañana.

domingo, 29 de mayo de 2011

El cuerpo todavía yace en el suelo. Ha sido esta tarde, pero mi mente se ha adueñado de esa mujer, de esa muleta, de ese pelo canoso. Todavía yace en el suelo, inerme; varios brazos la han levantado, pero para mí sigue sin vida. Es un recuerdo estúpido pero con demasiado vida, que me lleva a una vida que no puede quedarse en un recuerdo. Días asegurándote de que no faltara nada, noches saliendo al pasillo para ganar tiempo. Y al día siguiente, otra sonrisa, otra cara de sorpresa cuando alguien te confíe una tontada. Porque lo tuyo siempre serán tonterías, paranoias, solo los demás tienen problemas serios. Y mientras, la mujer sigue en el suelo. Corro hacia ella, intento levantarla, pero no puedo. No tengo fuerza, no sé cómo usarla; me obligan a dar un paso atrás. Ella está perfectamente, doy un paseo por la plaza mientras la observo de lejos. Miro, espero que los problemas se hayan alejado. Luego vienen canciones. Canciones que eran alegres pero te recuerdan momentos pasados y por lo tanto tristes. Favores utilizados, besos para otra, esperar y que nunca aparezcan. Las voces en las canciones y en la vida real son siempre parecidas, siempre hay un hilo que puedes recorrer hasta un momento desagradable, para huir a uno alegre que desaparece y te trae más dolor. No somos viejos, no somos mayores; no somos adolescentes, no somos niños. Hemos vivido y hemos sufrido, pero siempre habrá alguien que haya sufrido más. Nos queda el amor, unos ojos que se empequeñecen al sonreír, alguien que simplemente llega y se sienta contigo en el sofá. Sonrío, pero la mujer todavía yace en el suelo.

jueves, 26 de mayo de 2011

No pienses en los granos que están cayendo. Piensa en los que cayeron y reíste, en los que cayeron y lloraste y aprendiste y más tarde reíste. No cuentes los 35 días que faltan, porque llegarán y no tendrás nada que contar. Cuenta las gotas que caen hasta que rompe a llover, cuenta los suspiros de tu perro hasta que se duerme tranquilo. No busques en cada atardecer un lugar en el césped para contemplarlo, porque no tienes con quién hacerlo. No memorices cada cifra de un móvil que no te llamará, en el que no existirás. Memoriza las caras de quienes sonríen al verte, de quienes siempre te escuchan cuando hablas. No aprendas a tocar la guitarra, el violín, el piano, solo porque le gusta la música. Si nunca te gustó, ¿por qué tienes que cambiar? Siéntela, y que otros la destrocen tratando de explicarla. No lo llames ahora, no lo busques en cada bar, en cada clase, porque aunque esté, no estará para ti. Déjalo que desaparezca, que cada uno vuelva a su rincón, a su país, a su mundo, y que la vida siga brillando. Detrás de estas nubes se esconde el sol que deseas, conque no llores por él. Solo vive, y deja que la espera muera por sí misma.

jueves, 28 de abril de 2011

domingo, 24 de abril de 2011

Nunca llegamos, solo volvemos. La vida no es un camino recto, una autopista que lleva a un peaje, sino un tren de juguete condenado a dar vueltas. Dejemos atrás jardines de infancia, universidades, oficinas o tanatorios, todo da igual; siempre encontraremos lo mismo. Nuestros fantasmas atacarán de nuevo, nuestros miedos volverán a controlar nuestras palabras, y seremos presos de nuestras dudas. Siempre nos veremos como el chaval con granos que teme sonreír a la chica que ama con todo su corazón, aunque nunca haya hablado con ella. Los demás siempre serán extraños, sombras que cambian antes de distinguir su contorno. Da igual que los hayamos abrazado meses y años, porque nosotros mismos nos hemos hundido en nuestra mente, y hemos decidido abandonar el mundo. Cambiamos el mundo real, que nos da calor, por una imagen delante de nuestros ojos, que promete mostrarnos una luz. Y siempre lo cambiaremos, porque después de añorar ese calor perdido, de cansarnos de la luz, volveremos a descubrir los abrazos de quienes siempre están en el mismo lugar, las miradas de quienes siempre nos esperan, y esperarán.

jueves, 31 de marzo de 2011

Déjalos que se pudran.

Que se jodan con sus saludos, sus miedos y sus despedidas. No quieren saber cómo estás, quieren saber que están mejor que tú, que sigues en tu pozo de hiel. No flaquees, nunca muestres qué sientes en realidad. Sonríe cuando tengas ganas de llorar, sonríe cuando tengas ganas de gritar. Que nadie sepa nunca que sufriste, para que así puedas llegar a ser feliz.

Déjalos que se pudran.

Que se jodan con sus preocupaciones, con sus miedos y sus consejos para mejorar. No quieren saber qué te ocurre, cómo empezó todo, sino que se quieren afianzar en su posición de ángeles terrenales, de personas que merecen un poema glosando sus virtudes. No flaquees, nunca les digas qué te ronda la cabeza, porque ellos te lastrarán, te dirán que no lo hagas para que no estés solo, para que no destaques. Que nadie sepa nunca que tuviste miedo, para que así puedas llegar a ser feliz.

Déjalos que se pudran.

Que se jodan con su amor, su confianza y sus ánimos para seguir adelante. No quieren que les cuentes tus problemas, saber qué te ocurre. Solo buscan que tú estés bien, y que nadie pisotee tu camino. Que el bosque se abra delante de ti, pero solo lo necesario para que tengas que pelear y pararte a descansar. No hables, nunca digas nada delante de ellos, porque un día te dirán que la vida es una mierda, y mañana pura poesía. Que nadie sepa nunca que dudaste, porque te demostrarán que fuiste un imbécil, que todas tus preocupaciones fueron en vano.

Déjalos que se pudran. Todos. Tú solo sigue tu camino. Y que se jodan.

martes, 15 de marzo de 2011

Vuela lejos.
Vuela lejos, y muy alto.
Vuela para que todos hablen de ti.
Vuela para que todos envidien tu sonrisa.
Vuela hasta que seas la estrella de una noche oscura.
Vuela hasta que seas más que una persona, más que un nombre.
Vuela porque aquí no hay nada que valga como tú, que merezca tu luz.
Vuela porque aquí nadie te arrancará un beso cuando menos te lo esperas.
Vuela, y un día cada palabra tuya será una biblia, y cada gesto un arte marcial
Vuela, y un día nadie será feliz si no estás tú a su lado.
Vuela, y te obedecerán.
Vuela, y te envidiarán.
Vuela, y reina sobre ellos.

Vuela, pero nunca vuelvas.
Porque si vuelves, serás basura.

jueves, 17 de febrero de 2011

Elegir no es ganar algo, sino perder. Los campos infinitos, las flores que crecen y mueren, todo se pierde al coger solo un camino. La vida se va atrofiando desde la omnipotencia de la infancia, hasta la tímida dejadez de la vejez. La televisión nos convence, las palmadas en la espalda nos animan, hasta las piedras ensangrentadas nos recuerdan que debemos seguir caminando. Dejamos atrás fases, siempre abandonamos fases, hasta que salimos de la ciudad, de las callejuelas que siempre se cruzan, y nos abandonamos al camino. Dos direcciones. Hay que elegir. La opción cobarde es la del medio, la que no te obliga en principio a renunciar a nada. Pero por supuesto, esa opción no es ninguna de las que querías. Estás en un camino gris, que no tendrá ningún momento de máxima euforia, pero tampoco de llanto absoluto. Has crecido, tus decisiones pesan, y ahora ya no se trata de escoger videojuegos o amigos en el recreo, sino de elegir cómo va a ser el resto de tus días. 30, 40, 50 años dependen de estos momentos, de estos quebraderos. De si realmente eres feliz haciendo lo que haces. De si realmente eres feliz llevando una vida diferente, o una completamente normal. De si realmente vas a meterte dentro de tu cabeza, y ver la luz. Ahora es el momento para decidir el resto de tu vida. Es decir, para perder el resto de las vidas que podrías haber tenido, y que nunca nacerán.

sábado, 5 de febrero de 2011

Hay cantantes que no se pueden escuchar de día. Cantantes cuyo timbre no vibra con la luz del sol, sino que se esconde bajo la luna, bajo los pensamientos de quien permanece despierto mientras todos buscan soñar. Las frases que no dicen nada se convierten entonces en lemas vitales; encierran todo el significado de un libro, y son más bellos que un haiku. Son precisamente esas frases las que renuevan esa mierda perdida, esa calle alumbrada por farolas, y hacen posible vencer al sueño por otra media hora. Otra media hora de vida robada a la inconsciencia.

Hay frases que solo se pueden murmurar de noche. Frases que atentan contra nuestra moral, nuestra alma y nuestro futuro. Frases que prenden bajo la luna, quien sonríe con cada nuevo secreto, ebria de poder. Pretéritos que habrían sido realidades perfectas, si solo las personas del verbo hubieran sido una sola. Presentes que mañana querrán no haber sido, cuerpo, bocas, miradas que alimentan nuestros miedos, solo porque los ocultan. Por una noche no estamos solos. Por una noche la muerte no nos acecha en este cigarro. Por una noche somos perfectos, porque alguien busca olvidar su imperfección en nosotros.

De noche, realidad y ficción se mezclan. Muchos anhelan que sea así el resto del día. Por eso el poeta acaricia el papel violeta de las paredes durante el día, buscando los trazos de opio y pintalabios.

jueves, 27 de enero de 2011

Dicen que detrás de una gran persona hay una gran mujer. No es del todo cierto. Detrás de una gran persona, hay unos grandes padres. No somos sino las sombras de nuestro pasado, unos pequeños arbustos que han crecido y reverdecido gracias solo a mucho esfuerzo. No creo que haya florecido, que pueda cobijar una familia de pájaros en mis ramas, pero no será por mis jardineros. No crecí como un roble, no florecí como un rosal, pero todo lo que soy es gracias a ellos. Si ahora puedo sonreír al ver el sol brillar, si disfruto con una sinfonía o un paso de ballet, es gracias a ellos. A todos esos años detrás de mí, vigilando que no tropezara, que no me juntara a quienes me querían hacer daño. Pero siempre desde detrás, siempre con consejos y frases sabias, nunca prohibiendo. Como dos ángeles de la guardia. Me dejaron libertad, pero me regalaron el poder para saber utilizarla. No solo me amaron, sino que me enseñaron a amar. No me repetían cada día que me querían, que me echaban de menos en cuanto cruzaba la puerta; me enseñaron a demostrarlo con gestos. Siempre me dejaron volar, mientras ellos sufrían sin decirme nada, contentos por verme feliz. No creo que yo haya florecido, que pueda cobijar una familia de pájaros en mis ramas, pero ya va siendo hora de darles las gracias a ambos por cuidar de ese pequeño brote.

domingo, 16 de enero de 2011

Ríe. Cuando te mueras, ríe. No para que los demás te envidien, sino para que los demás quieran reír también. Cuando languidezcas en un callejón, ríe. No espantarás violadores ni ladrones, pero la fiesta seguirá, y ese pasillo a los infiernos será solo un paréntesis de una noche con sol. Cuando te pateen la cara, ríe. Golpearán con más fuerza, pero tú vencerás. Que les jodan a todos los que hablan mal de ti, en tu cara o en tu espalda, porque ellos ya han muerto. Ellos llegan a casa, y no tienen quien les abrace, salen de fiesta y no tienen quien se quede con ellos un rato más, o que se pierda y regale intimidad. Dicen que aman, que sufren, que las noches son eternas cuando median entre la luna y la guitarra. Ellos también dicen que saben reír, que son maestros del humor, y que disponen de todo. Pero desconfía, porque como puedes ver, su sonrisa no es sincera, es una daga que espera oculta en el antebrazo. Cuando no sepas si alguien es sincero. Cuando no sepas si alguien se merece tu atención, tu desvelo. Cuando pierdas el camino, y las caras sean caretas, ríe. Tranquilo, sin ocultar tu muela cariada ni tu diente torcido. Pero qué te voy a contar a ti, si no has cumplido los dos años, y todavía no te han salido todos los dientes. Ríe, solo porque es más divertido que llorar.

lunes, 10 de enero de 2011

Un pecho desnudo. Un pecho pequeño, firme. Un pecho que no conoce el mal, que no conoce los golpes ni los mordiscos. Pero sí las caídas. Una y otra vez ha caído contra el escenario. Más de una vez algún tablón mal cerrado ha roto su tutú, pero la música ha seguido. Ahora la música sigue, y el pecho vuelve a cubrirse. Nadie lo ha visto. Su cara es la alegría, sus brazos la belleza. Su cuerpo se curva, su espalda forma letras de un alfabeto que pocos entienden, que muchos articulan solo por bostezos. Pero ahora no necesita ni falda ni vestido, ni maquillaje ni zapatillas. Viste un triste sayo, un ropaje que oculta su nobleza. La visten las luces del teatro, las máscaras que durante años lloraron al ver cómo la verdad era obligada a vestirse de ficción, para poder denunciar al público. Ahora no necesita esconderse, ahora puede gritar en cada esquina, pero precisamente es ahora cuando menos la escuchan. Ahora se une a la belleza, a ese pezón que asoma tímido tras cada salto, tras cada postura demasiado forzada, y así borrar la mugre, la estupidez que hace que los borregos solo vean piernas abiertas en vez de belleza. Que vean mujeres en vez de almas. Que vean pechos en vez de vida y verdad y voces. Borregos que ven muerte y tiempo, en lugar de arte y ahora. Borregos que ríen, pero no disfrutan. Borregos que pasan, pero que no caminan. Borregos que respiran, pero que no viven.

jueves, 6 de enero de 2011

Puede ser.
 

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