lunes, 24 de octubre de 2011

Vuelve la lluvia. Vuelve las puertas cerradas, reteniendo el calor. Vuelven los cristales empañados, los paraguas empapados. Ver la televisión tapado con la manta. Tumbarte en la cama, y sentir el peso de la manta encima de ti. Y además, que fuera sople el viento como en una canción de Amaral. Las teclas apresuradas del piano se suceden como caen las hojas de los árboles y tapizan el paseo Independencia. Las zanjas no pueden enterrar la belleza. Trabajos por empezar, discusiones que sabes que llegarán, flores que comprar. Pero también vuelven los encuentros por la universidad, los platos de sopa de pescado, el cierzo que despeina a las chicas, que se apresuran a recomponerse. Pero la belleza ha estado ahí, durante unos segundos se ha adueñado de todo. Mil noticias por escribir, pero ahora solo me importa esta entrada, sentir el silencio después de esa nota. Meses después de volver tienes que volver a tu sitio. Está frío, porque ya no es como antes, pero sigue siendo el tuyo. Y sigue siendo igual de cómodo, con las mismas bromas estúpidas, risas pesadas y gestos a través de la ventana. Pero más allá de todo, vuelve la vida, igual que siempre, pero siempre distinta. Y eso es lo que más me gusta, que siempre me sorprenda y siempre me guste. Todo me acaba gustando

1 burradas:

Anónimo dijo...

todo me gusta =)

 

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