viernes, 31 de julio de 2009

Ayer fui a un concierto de Carlos Baute, por motivos laborales, y entre hormonas revolucionadas y movimientos de cadera escuché una cosa que me impactó. Baute, con su cuerpo deseado por muchas, va y se pone a hablar de que se enamoró de una amiga, y de que le hizo mucho daño. Y yo, a partir de ahí, empecé a odiarlo de la peor forma que puedo odiar, bajo una sonrisa. Odio la falsedad, pero la entiendo, sé que el ser humano vive de apariencias, pero hay dos tipos de falsedad que no puedo soportar: la relativa al arte y al amor. Todo aquel que utilice el arte o el amor como mercancía, como quilates para revalorizarse en el mercado, se han ganado de inmediato mi odio. Cuando Baute hablaba de cómo ella lloraba en su hombro, y de cómo él sufría en silencio, me entraban ganas de saltar al escenario y partirle la boca. El amor nunca, nunca, puede ser utilizado como plataforma a la que subirte para dejarte ver. No podemos utilizar el sufrimiento como arma para conquistar, las lágrimas como silbato que llame a los besos. Por eso cada vez que hablo en el blog de algo parecido que me pasa a mí, odio parecer que me vendo. Para mí, el escalón más bajo al que puedo llegar es prostituirme moralmente, no respecto a principios filosóficos, ya que estos cambian y deben cambiar con la edad, sino respecto al arte y al amor. Cuando leo un libro, o cuando comento algún dolor, nunca lo cuento con ricas descripciones, solo para que no sea una mercancía más. El amor es lo más puro que hay, y por extensión el arte también goza de esa pureza privilegiada. Quien la perturbe merece el peor castigo que me atrevo a infligir: la más tibia indiferencia y desprecio.

viernes, 24 de julio de 2009

Los árboles se suceden rápidos, como un trilero engañando a la realidad. La línea discontinúa renuncia a su ser y se emborrona hasta el infinito, una sola raya imposible de dominar. En la radio gente intenta hablar, vocalizar, pero las palabras se pierden en la garganta, la verdad no puede ser nombrada. Mi frente reposa sobre el cristal, mi sudor empavona el cristal, y el cristal me separa del resto del mundo. De ti. No es solo distancia externa, sino también interna. Cada vez te siento más lejos, cada vez tus fotos me recuerdan menos tu perfume, y cada vez menos horas se llenan con tu mirada. La vida pasa, el dolor mitiga (aunque nunca se olvida), pero los sentimientos quedan. No temblaré cuando te vea, pero tampoco esperes que caiga de rodillas y dé gracias al cielo por haberte traído a mi vida. No es resignación, tampoco desilusión, es solo hibernación.

sábado, 18 de julio de 2009

Mi madre tiene una frase que siempre me ha fascinado: Si todos vienen a mi casa, por algo será. Lo que quiere decir es que la mejor forma de comprobar si una persona es "buena" es por sus amigos, no por el número, sino por su relación con ellas. No creo que yo sea bueno, pero tengo unos grandes amigos, los mejores que podría imaginar. Hoy, 18 de julio, es mi cumpleaños (sí, ya sé, una mala fecha en la historia de España), pero para mí siempre ha sido un día normal, excepto porque tengo que contestar llamadas de familiares y fingir emoción por hacerme viejo. Sin embargo, este año ha sido totalmente diferente. Ha habido 3 detalles que me han hecho llorar (de momento solo 3, que nadie se sienta ofendido), y han sido 3 muestras del cariño más grande. Dos han sido entradas dedicadas en dos blogs, y otra ha sido de mis amigos de toda la vida. Mi primera lágrima de hoy ha salido en El atascado cajón de sastre, al leer las palabras que Luuu ha sacado desde lo más hondo de su corazón. Solo la conozco de un año, pero es como si la conociera de toda la vida. He llegado a un grado de compenetración casi perfecta, pensamos casi lo mismo casi a la vez, por eso llamamos la atención, por eso y porque somos diferentes, y estamos orgullosos de ello. Otra lágrima ha salido con otro amigo con quien también soy diferente, Gory, en Mi rinconcito musical. Una de las pocas personas que conozco capaces de decir que les gusta Eurovisión sin avergonzarse ni perder un ápice de su dignidad. He compartido muchos momentos con él, buenos y malos, y por eso estoy muy unido a él, a pesar de que lo conozco desde hace un año, y hace poco que intimamos, pero hemos llegado a tener una relación muy estrecha. Por último, mis amigos de toda la vida, que los mataría. Ayer se suponía que iba a ir a la gala de Míster Zaragoza, por motivos laborales, pero no fui. Sin embargo, mis amigos se plantaron allí dos horas esperándome para montarme una fiesta sorpresa, además de un magnífico regalo: una pluma estilográfica. Como no fui, grabaron este vídeo en mitad de la calle, todo para felicitarme. No sé qué puedo decir de ellos, porque a pesar de todo lo vivido, bueno y malo, hemos seguido unidos y hemos seguido siendo amigos, y debemos estar orgullosos de ello, porque hay muy poca gente capaz de decir eso. No creáis que esta entrada es de auto-alabanza, sino de agradecimiento, porque hay veces en la vida que solo se puede sonreír y decir gracias. Mil besos a todos, y gracias, simplemente por existir.

lunes, 6 de julio de 2009

Esta es la primera entrada de Julio, después de bastante tiempo, y quizás pase bastante tiempo hasta que vuelva a actualizar. Mañana me voy a la playa, aunque seguro que entre arena y fiesta pensaré en vosotros. Como regalo, una de las mejores escenas de los últimos años, de la película ¿En qué piensan las mujeres?: Mel Gibson bailando I won´t dance, de Sinatra. Un abrazo veraniego, y que lo paséis muy bien.


 

Copyright 2010 Archivo de las pequeñas cosas.

Theme by WordpressCenter.com.
Blogger Template by Beta Templates.