lunes, 21 de abril de 2008

Hoy para festejar que tengo una semana libre de exámenes (a ver si me pongo más con el blog) os dejo con otra gran canción. Quizás abuso de Youtube, pero es un gran invento, siempre y cuando se use para el bien. Hoy os dejo con una gran canción de Loquillo y los Trogloditas: Cadillac solitario. Disfrutad de ella



Cadillac solitario

Siempre quise ir a L.A.
dejar un día esta ciudad.
Cruzar el mar en tu compañía.

Pero ya hace tiempo que me has dejado,
y probablemente me habrás olvidado.
No sé que aventuras correré sin ti.

Y ahora estoy aquí sentado
en un viejo Cadillac de segunda mano
junto al Mervellé, a mis pies mi ciudad
y hace un momento que me ha dejado,
aquí en la ladera del Tibidabo,
la última rubia que vino a probar
el asiento de atrás.

Quizás el "martini" me ha hecho recordar
nena, ¨por qué no volviste a llamar?
Creí que podía olvidarte sin más
y aún a ratos, ya ves.

Y al irse la rubia me he sentido extraño,
me he quedado solo, fumando un cigarro,
quizás he pensado, nostalgia de ti
y desde esta curva donde estoy parado
me he sorprendido mirando a tu barrio,
y me han atrapado luces de ciudad.

El amanecer me sorprenderá
dormido, borracho en el Cadillac,
junto a las palmeras luce solitario
y dice la gente que ahora eres formal
y yo aquí borracho en el Cadillac
bajo las palmeras luce solitario.
Y no estás tú, nena.

viernes, 18 de abril de 2008

La gente camina por la calle. Paso a paso van dejando atrás sus sentimientos, su corazón. La gente languidece en los portales, amarillentos, con lágrimas que no quieren abandonar sus párpados. La gente pasa por encima de ellos, pisa sus manos desnudas, rompen su mismo hueso con cada paso. Pero la gente sigue. Sigue su camino hacia ninguna parte, como todos los días, con sus maletines, sus carros, sus bolsos, sin darse cuenta de los demás. Una chica se abre paso con timidez entre los golpes de los maletines. Su blanca cara reluce entre la oscuridad que en vano la inunda. De su pequeña manita cuelga un osito de peluche, amigo en todas las frías noches a la intemperie. Su abrigo rojo brilla con un fulgor que no es humano: está hecho de dolor. Todos aquellos que gritan de dolor, todos aquellos que han ahogado sus lágrimas contra la almohada, todos esos han tejido hebra a hebra su abrigo, que la protege del frío. Entre la neblina del dolor ella los ha consolado, con su pelo rizado, sus mejillas que deberían ser pellizcadas por una amante madre, su boquita que debería expresar una profunda risa, como sólo los niños saben hacerlo. Ella ha cargado sus penas a su espalda, ella ha bebido sus lágrimas, sufriendo por ellos. Sigue caminando entre bolsos y codazos, y nadie la ve. Solo yo puedo sentir su abrigo.

lunes, 7 de abril de 2008

Como ahora estoy muy líado con los exámenes (bueno quizás hasta junio esté liado) os dejo con otra joya de la historia de la literatura: Gustavo Adolfo Bécquer, y su rima XI. Disfrutadla.
RIMA XI

—Yo soy ardiente, yo soy morena,
yo soy el símbolo de la pasión,
de ansia de goces mi alma está llena.
¿A mí me buscas?
—No es a ti, no.

—Mi frente es pálida, mis trenzas de oro:
puedo brindarte dichas sin fin,
yo de ternuras guardo un tesoro.
¿A mí me llamas?
—No, no es a ti.

—Yo soy un sueño, un imposible,
vano fantasma de niebla y luz;
soy incorpórea, soy intangible:
no puedo amarte.
—¡Oh ven, ven tú!
 

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