martes, 30 de diciembre de 2008

Llevaba toda la semana pensando cómo podría acabar el año en mi blog cuando lo vi. En el telediario, primera noticia. Muertos en Palestina. Como siempre, los periodistas buscan las causas, entrevistan a las partes que creen implicadas: los dirigentes de Israel y Palestina. Sin embargo, como la televisión tiene también imágenes, graban cadáveres y manchas de sangre. No es la primera vez que vemos un muerto en la tele, ni por mucho que recemos será la última. Tanta muerte ha inundado nuestros sentidos de forma que ya no sentimos, solo vemos y parpadeamos, pasamos a la siguiente noticia. Olas invaden las calles de una ciudad. Arrastran coches y barcas. La gente no puede permanecer impasible ante semejante tragedia. Hombres y mujeres gritan, y el político pide que se declare zona catastrófica. Más ejemplos.
Crisis. Bancos hundidos, familias al borde de la muerte. Los políticos del mundo no tardan ni una semana en afirmar que hay que hacer algo, que no podemos permanecer expectantes ante semejante tragedia. Una reunión, y se acepta inyectar millones de millones a los bancos y empresas hundidas. No tardaron ni un mes en reaccionar. Casi 100 años hace que familias mueren de hambre a diario. Cada tres segundos un niño muere de hambre. Enfermedades curables son mortales para cerca del 60% del mundo. ¿Algún político ha propuesto destinar millones para estos que sufren?
Siempre recordaré la portada de The Independent a cargo de Bono: No news today. Como todos los que actúan por algo, fue criticado: ¿acaso sirve eso para algo? Sostengo, aun a riesgo de parecer pedante, lo mismo que dije al salir de la Expo 2008. Si esto cambia la opinión de alguien, habrá valido la pena el esfuerzo. Nadie por sí solo puede cambiar el mundo. Todos juntos podemos y debemos cambiarlo. Veamos cómo viene el 2009.

lunes, 22 de diciembre de 2008

Siempre me ha gustado la niebla. Sé que es la responsable de muchos accidentes de tráfico, que no nos deja ver la belleza de los paisajes, pero nos proporciona otra belleza. Cuando miramos a la niebla, no vemos nada, solo es humo. Sin embargo, a través de ese humo podemos percibir retazos de realidad: un árbol, un camino. La gente odia mirar y no ver nada, pero si aceptamos esa condición, si sabemos que no veremos nada, veremos más de lo esperado. Si miramos a la niebla con la mente vacía, sin querer ver más allá, veremos dentro de nosotros, veremos nuestros miedos y esperanzas proyectados en ella. Veremos cómo el humo va tomando forma humana, veremos nuestra infancia, veremos nuestra muerte. La niebla es como el vaho, hace gracia a los pequeños y molesta a los mayores. Tenemos que esforzarnos por ser como niños, ver en la niebla un extraño conjuro, en el vaho nuestra alma que se esfuerza por salir y volar libre. Tenemos que admirar lo que vive a nuestro alrededor, y cambiar lo que nos avergüenza, pero nunca sentarnos y llorar; siempre hay que luchar. Esta lucha es la más dura, porque se produce día tras día, pero los que sobreviven a ella pueden llamarse con orgullo personas. Un abrazo

sábado, 13 de diciembre de 2008

La cara, llena de mugre. Los dedos, rematados por uñas quebradas y amarillentas, golpean el piano con furia. El cuello de la vieja camisa presiona las quebradizas venas, y mi vista se nubla. A través de la neblina de frustración y rencor contra el mundo te veo, y te veo sonreír. Tus blancas y finas manos reposan en el joyero de otro. Siempre pudiste ser una gran pianista, pero nunca te convenció la música, ese estado del alma en el que sacamos nuestros problemas a la luz. ¿Para qué contar nuestros problemas, para qué demoler la alegría de algún joven? No, nada de eso. Es mejor estar radiante, deslumbrar con tu luz la miseria de los demás, en vez de sumergirte en el lodo, dejar que tu corazón se funda con la oscuridad, y llorar. Sólo llorar. No necesitamos que nos describan el brillo del arco iris, ni que nos hablen de lejanas tierras. Sólo queremos llorar, abrir nuestro corazón, y dejar que nos invada la añoranza, el odio, el amor, todo aquello que antaño nos movió, y que ahora yace esparcido por el suelo, cortando nuestros pies. Las teclas sajan mis dedos, y mi sangre desborda el pequeño altar, inundando las copas de los náufragos que me miran embelesados por la oscuridad que desprendo. Si te soy sincero, yo no sufro dolor de ningún tipo. No albergo añoranza de ningún tipo. No hay sitio para penas o envidias en mis alas, ocultas bajo el enmohecido traje. Es más, me alegro por ti; siempre mereciste un mercante que entendiese el valor de ese diamante. Mi camino me lleva lejos de ti, y no quiero que tus suspiros se estrellen contra el frío cristal que separará nuestros mundos. No somos dos piezas de un mismo puzle. Más bien somos desconocidos que comparten un asiento en el metro. Sí, yo soy un vagabundo sin ningún destino, pero camino con paso firme. Todavía no ha salido el sol, y ya estoy cansado. Tú estás radiante, y disfrutas de un néctar que durará toda una vida. En cambio, yo vivo de un sueño que no existe. A veces lo veo delante, pero mi mano dispersa los retazos que crea mi mente para espolearme hacia delante, como una zanahoria siempre delante de un burro, o las uvas sobre Tántalo. Cómo no, sigo caminando, lejos de Ítaca y acercándome cada vez más al canto de las sirenas. No quiero fríos tapones que me aislen de su melodiosa canción, que sabe a derrota y a miel, y que me sustrae de este mundo para llevarme a mi particular infierno, donde por fin descansar en paz, lejos de sentimientos y deseos. Mis manos han seguido tocando todo este tiempo a mis espaldas, y la melodía debe de haber sido única, porque estás de pie, mirando a través de mí, pero comprendiendo todo lo que en su día te prometí. Veo tras de ti un espejo en el que me reflejo, y no me reconozco. Ya no soy un hombre tocando música; soy un hombre interpretado por la música. Por mi sangre late el ritmo, bombeando energía a todo mi alrededor. El humo se disipa. Las voces callan. Nada puede verse. Una inmensa oscuridad, semejante a la que creó el universo, lo inunda todo. Nadie sufre, porque todo el mundo paladea la amarga bilis del odio, el lacerante escozor de la melancolía. Todo el mundo es feliz, aunque nadie lo sepa.


domingo, 7 de diciembre de 2008

Llevo una semana sin actualizar y he creído que estaríais deseando recibir noticias sobre mí. Tranquilos, estoy bien, bien atareado con La gramática descomplicada, Las dos culturas y un trabajo sobre artículos latinoamericanos, pero necesito un respiro. Una amiga que ha estado en Londres me ha informado de que Nickelback sacó nuevo disco a mediados de noviembre, y yo sin enterarme todavía. El lunes me lo compro, y a la espera, os dejo con el single (que no he escuchado en ninguna radio española) que, si bien no es como Someday o How you remind me, me gusta. Si os apetece, disfrutad con Gotta be somebody (letra aquí) y la voz única de Chad Kroeger. Un abrazo.

sábado, 29 de noviembre de 2008

O eso es lo que nos hacen creer las grandes superficies. A 27 de noviembre ya se oía la típica melodía supuestamente navideña, que suena una y otra vez, condenada a sonar sin que nadie le preste atención. En la televisión ya se ven anuncios de créditos para comprar los juguetes del anuncio siguiente, juguetes que irán a para irremediablemente al armario más oscuro o, si los padres tienen cierto sentido común, a beneficencia. Sin embargo, lo peor no es esto. Lo peor son los anuncios de familias unidas por Navidad, felices y unidas como solo Hollywood puede hacerlo. La abuela, el tío, el nieto, todos unidos y contentos cantando villancicos bajo el árbol de Navidad, tragando uvas en Nochevieja y viendo pasar la carroza de Reyes. 7 de Enero. Cada uno a su casa, y hasta el año que viene. Alguna llamada para algún cumpleaños, alguna visita porque estaba por ahí. Pero nunca se está ahí cuando se necesita. La gran mesa de noble madera se aletarga bajo una capa de mugre, ya que solo se utiliza una vez al año. Los niños aprenden a amar la Navidad y a sus tíos, ya que la unión de ambos implica regalo seguro. Esa es la Navidad que cada vez más ven los niños. Ya no hablo de que tengamos que rezar al lado del belén, pero sí pensar un poco antes de comer turrón, aunque solo sea para darnos cuenta de la suerte que tenemos al comer un año más el turrón blandurrio (que era el duro del año anterior) en casa de la abuela. Un abrazo.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Para conseguir cierto dinero a fin de mes doy clases particulares a una chica de 2º de la ESO (13 años más o menos). Le ayudo un poco con todas las asignaturas, pero este año no tiene música, y en su lugar tiene más horas de plástica. Estas clases las recuperará al año que viene, cuando no dé plástica. Desde mi punto de vista se pierde más que se gana, pero esa no es la cuestión. La cuestión es que pienso que la música es de lo más valioso de este mundo, y he decidido educar un poco sus oídos, hacer que escuche todo tipo de música, desde rap hasta clásica. Sin embargo, no le gusta este último género, y me he propuesto hacer que, aunque no la ame, al menos sepa apreciarla. Para ello he pensado en empezar con poesía (no es un caso perdido, le gusta leer) y a partir de allí ir avanzando poco a poco hasta la música clásica. El problema surge cuando pienso qué elegir. Siento en mis hombros una pesada carga, ya que soy el canal de toda la música que ha existido hasta ahora. Gracias a mí aparecerán en su cabeza Bizet, Beethoven, los Rolling, todo. No puedo sacar las cosas así como así; si lo presento mal es muy probable que no le guste ya nunca, o que la música no la llene. Sé que es imposible conseguir que sienta lo que siento yo, pero me gustaría intentarlo. Había pensado en empezar con este poema de Bécquer para luego pasar al Canon de Pachabel, y a partir de ahí seguir con Carmina Burana o algún pasaje melódico. Como todos tenemos algo de profesores, me gustaría que diérais vuestra opinión, aunque solo sea para criticarme. Como siempre, un abrazo.

sábado, 15 de noviembre de 2008

Ayer fui al peluquero con mi padre, y en el coche sonaba una canción, It´s a heartache, de Bonnie Tyler. Mi padre comentó lo mucho que le gusta esa voz quebrada, y lo equiparó a su uso de los puntos suspensivos. A partir de ahí vino una conversación de las que siempre recordaré, sobre poesía y sentimientos. Comentamos distintos poemas, distintos autores, lo que a cada nos hacía llorar, lo que nos hacía sentir que este mundo era nuestro mundo. De fondo, Bonnie Tyler seguía sufriendo, pero nosotros ya estábamos lejos de allí. Podía ver un brillo en sus ojos al hablar del mundo, de su visión del otoño, de la ciudad, de la familia. Las farolas teñían la tarde de un tono dorado, como de olimpiada griega, alumbrada por la sempiterna antorcha. Si digo la verdad no recuerdo toda la conversación, pero siempre recordaré la emoción unida a ese diálogo, a esa canción, a ese viaje que dura ya 18 años. Es solo una etapa más del viaje, pero es una etapa de reposo, de aprendizaje para cuando lleguen los momentos duros. Es mi padre. Un abrazo

domingo, 9 de noviembre de 2008

Siguiendo con la tradición de hacer entradas solamente con vídeos del youtube, os dejo una canción que es un verdadero remanso de paz: Cold Water, de Damien Rice, a quien ya vimos antes. Hoy en día no podemos desaprovechar una ocasión así de poder respirar y, cuando acaba la canción, mirar dentro de nosotros con calma y cierta distancia. Solo así podremos saber algo más de nosotros. Un abrazo para todos.


miércoles, 5 de noviembre de 2008



Recuerden, recuerden, el cinco de noviembre. Conspiración, pólvora y traición. No veo la demora y siempre es la hora para evocarla sin dilación



domingo, 2 de noviembre de 2008

Ayer vi Tin Man, una visión nueva del Mago de Oz, aunque como no he visto la película original (está en mi lista) no podré compararlas. La nueva versión es, ante todo, una película de ciencia-ficción, con un marcado corte de aventuras. Se nos cuenta la historia de DG, una chica que vive en un pequeño pueblo y que un día es transportada a Oz a través de una tormenta. A partir de ahí, DG busca a sus padres, aunque pronto descubre que Oz es gobernada por la malvada Azkadellia, y decide combatir contra ella. No sé exactamente qué queda del clásico en esta revisión, pero a primera vista puedo deciros que me recuerda mucho a las historias de fantasía épica, pero esta me ha gustado mucho. En cierta formas recuerda a La historia interminable, por la búsqueda constante de gente que ayuda a la protagonista, pero en este caso hay algo más. No sabría explicarlo, pero hay algo que te atrapa, algo que te seduce. Desde el primer momento, desde el sueño de la protagonista, la serie te engancha, y te gusta. Por eso os recomiendo que la veáis. En cuanto a los actores, están correctos, sin más, pero en ciertos momentos Zooey Deschanel, DG, me encantó. Solo puedo deciros que la veis os gustará, y sentiréis esa magia que tenían todas las películas que veíamos de niños, aunque con una estética más actual y madura (aunque tampoco mucho). Por favor, bajárosla o vedla por internet (no encuentro ninguna página donde esté). Como siempre, recibid un fuerte abrazo.

Reeditado: Leyendo un artículo de Pérez-Reverte he descubierto qué es lo que más me gustó: esa sensación de ser un niño viendo algo que lo sobrepasa. Sientes lo que ocurre como un universo que existe, un universo que tiene sus reglas, reglas que tú asumes porque sientes, en el fondo de tu corazón, que son buenas. Ese es el sentimiento que tuve, recordar cómo veía las películas cuando era pequeño. Por eso os la recomiendo, para ser niños durante más de tres horas.

viernes, 31 de octubre de 2008

Camino por el paseo Independencia. He terminado las clases y me voy a casa, pero no puedo evitar observar lo que ocurre a mi alrededor. A esta hora (las 12 o por ahí) la gente camina ocupada, de un lado a otro, intentando encontrar algo que les dé sentido a sus vidas. Ya no hablo sólo del típico ejecutivo con traje, sino también del dueño del pequeño kiosco, del abuelo con sus hijos, de los estudiantes que vuelven a casa. El viento, siempre nuestro viento, está ahí, jugueteando con hojas secas que eleva hasta nuestras caras, pero no nos damos cuenta de ellas. Seguimos caminando, pensando en nosotros hasta que encontremos a alguien que piense en nosotros. Sin embargo, el viento me trae algo más que muerte: música. En un porche, intentando huir del cierzo, reposa sereno un hombre con un acordeón, tocando la que para mí es una de las más exquisitas canciones: el Canon de Pachebel. Toca tranquilo, sin fijarse en la gente que le arroja sus sueldo en una bolsa de plástico. Toca tranquilo, sin convenciones de compás o intensidad. Siente la canción, siente cada corchea, y logra transmitir esos sentimientos a su instrumento, con el que tantas cosas ha vivido. El sonido de su acordeón deja de ser ondas para convertirse en magia, en pequeñas pizcas de vida que nos inundan, nos supera, sólo podemos escuchar la canción, dejarnos llevar por esas notas rápidas y frágiles, por esas notas largas y seguras, por el silencio entre una nota y otra. Sus dedos se separan de la teclas, y por unos segundos todos seguimos callados, mirando cómo suspira al acabar su partitura. Vuelven los coches, las hojas, el ruido, y corro para no perder el autobús.

domingo, 26 de octubre de 2008

El tiempo impresiona. No nos damos cuenta de que existe, de que nos devora; solo vemos sus efectos. Más allá de arrugas o estrías, afecta a lo que dijimos que duraría siempre, que siempre estaría allí: las relaciones con los demás. Resulta doloroso ver cómo con el paso del tiempo hay personas que se distancian, que se envuelven en la tibia niebla de la indiferencia, y ya no compartes esos momentos que daban sentido a la vida, sólo hablas. No me refiero a esos amigos que parten hacia tierras lejanas, sino precisamente de los que permanecen a tu lado, de los que viven en la casa de al lado, pero por una razón u otra no ves como antaño. Las promesas arrojadas al viento, los sueños en común, todo desaparece. Crecemos, dicen algunos. Yo digo que perdemos. ¿Hay algo más valioso que un amigo? Puedes perder el trabajo, el coche, pero un amigo... Un amigo no lo encuentras en un concesionario, o echando un currículum. Es más complejo que todo eso.
Pero el tiempo también cambia las relaciones en otro sentido. Resulta gratificante ver cómo gente que no veías desde hace años te recuerda y te quiere como el primer día que os conocisteis. Compartes las mismas bromas, las mismas discusiones. Nada ha cambiado. ¿Por qué? Porque en esa relación el tiempo no ha roído los lazos, ha sido la distancia. Y esa distancia puede recorrerse a la inversa, al contrario que el tiempo. Si fuimos a estudiar a Salamanca, sabemos que un día volveremos a nuestra ciudad, y encontraremos todo lo que añoramos. Sin embargo, el amigo de al lado no añora nada, porque lo tiene. Sin embargo, poco a poco va perdiendo esa conexión con su hermano del alma, sólo porque no lo aprecia (creo yo). Volvemos al viejo dicho de que solo se quiere algo no se tiene. En nuestro pensamiento, las relaciones permanecen igual, pero si vives esas relaciones, estas van cambiando, y generalmente este cambio nos disgusta.
Por todo esto, resulta más fácil tener un amigo en la Cochinchina que al lado, porque el de al lado existe, mientras que del otro solo conoces lo que tú quieres imaginar. Eso sí, los amigos de lejos, igual que los nuevos, pueden ser mejores que los anteriores, pero recordemos que un amigo, aunque no sea un amigo, siempre es alguien importante para ti. Un abrazo.

lunes, 20 de octubre de 2008

Volvimos a la calma, y ahora volvemos al estrés, al no tener tiempo ni para comernos los mocos, al salir de un examen para caer en un trabajo, y así pasa mi vida. Entre una cosa y otra intento dejar huella en los que me rodean, ya que no sé si algún día dejaré huella en el mundo entero (no os creáis que no lo intento) Aunque me esfuerce en negarlo, me encanta que la gente me aplauda, me dé las gracias por haber dado sentido a su vida. Por eso, los egoísmos son lo que más odio en el mundo; no hay nadie más egoísta que yo, pero trato de controlarme y disimularlo. Un profesor que tengo, argentino, dijo el otro día que los argentinos para suicidarse se suben a su ego y se tiran. Pues bien, me merezco ser argentino. No vengo ahora con racismo ni leches en vinagre, solo digo que necesito saberme especial, alguien que el mundo necesita, alguien que será la salvación de algo, aunque todavía no sé el qué. No sé (me estoy dando cuenta de que no sé muchas cosas) a qué viene esta entrada, pero le acabo de encontrar una utilidad: como no me conoceréis, por favor, abrazad a quien tengáis al lado, tratadlo bien, y adoradlo todo lo que el sentido común os permita. Y como regalo, una canción: Guaranteed, de Eddie Vedder (banda sonora de Into the wild). Por supuesto, recibid todos vosotros también un abrazo.


miércoles, 15 de octubre de 2008

Bueno, se acabaron las fiestas del pilar, y se nota. Se nota no sólo en las calles, donde todavía cuelgan carteles del gran hombre bala que ahora va camino de Salamanca, sino también en las clases. Ya estamos en el verdadero curso, se acabó el calentamiento, el decir "estamos empezando", ya es hora de ponernos serios. Y yo con el carnet todavía sin sacar. Lo único que me relaja es esta canción, aunque la letra es mejor no entenderla: No surprises, de Radiohead. Disfrutad de ella.



PS: ¡Viva hacer entradas sólo con vídeos del Youtube!

viernes, 3 de octubre de 2008

Después de hablar una y otra vez del tema, hoy por fin me he decidido a hablar de la melancolía. Mucho se ha hablado de ella, y desde el primer momento se la ha criticado, diciendo que era lo mismo que la depresión (de hecho así es en la omnisciente Wikipedia) Sin embargo, yo no lo veo así, a pesar de que tienen algunos puntos en común.
Es cierto que la melancolía consiste en tristeza, pero no como la depresión, que hace que todo se torne negro y no haya nada de vida en lo que ve. La melancolía es, desde mi punto de vista, cierta predisposición a la tristeza, pero no una tristeza que asfixia, sino a una que permite ver el mundo desde una óptica diferente, más crítica pero también más llena de matices y colores. El melancólico no ve el mundo como un monstruo que trata de acabar con él, sino como algo ajeno, algo que es bello pero que causa dolor, sufrimiento. La melancolía no trata de ser negativo empedernido, sino evitar ser un optimista que no vive la realidad sino su propio mundo de caramelo. En general, cuando la gente dice que alguien es un melancólico puede decirlo por 2 razones, ambas equivocadas para mí: bien porque no se relaciona y vive en su mundo, o bien porque afirma que el mundo no tiene sentido. En el primer caso puede ser desde un soñador hasta un egocéntrico, mientras que en el segundo es claramente un existencialista. Un melancólico siente el arte, siente la belleza de la vida, si bien esa belleza son precisamente detalles que nadie ve, que pasan escondidos a los ojos de la gente normal, pero que para él (o ella) son esenciales, lo único que vale en la vida. Un buen melancólico ayuda a los demás siempre que puede, porque siente sus problemas, sufre con ellos, los comprende mejor que nadie.
Hace unos años me enseñaron que se suponía que los melancólicos buscaban no buscar, querían no querer, no sentir en definitiva, y si en aquel momento lo pude entender (razones personales) con el tiempo me he dado cuenta de que no es así. El melancólico necesita sentir, porque es lo que le distingue de los demás, aunque nunca quiera expresarlo; son esos sentimientos los que lo motivan a seguir adelante, no quiere recibir nada, sólo sentir. Bien es verdad que el sentimiento que más se repite es el dolor, pero acepta las consecuencias y aún así ama la vida.
Resumiendo, se podría decir que el melancólico huye del ardiente y asfixiante sol de la alegría sin motivo, pero huye del callejón oscuro de la eterna amargura. La línea entre ambos es estrecha, y por eso nadie se toma en serio a los melancólicos, diciendo que son o deprimidos o niños que juegan a estar tristes. Pero la melancolía es mucho más que eso, si bien sólo he sabido explicar una parte de mi borroso punto de vista. Gracias por vuestra paciencia.

domingo, 21 de septiembre de 2008

Como mañana empiezo la universidad y no estoy para reflexiones profundas, os dejo con una canción que seguro habéis oído alguna vez, pero que me encanta: Hallelujah, de Leonard Cohen (os dejo dos versiones, ninguna es la original de Cohen, no la soporto). Recibid una fuerte abrazo casi universitario.

Versión de Rufus Wainwright (la más conocida):



Versión de Damien Rice (interpretada en la gala de entrada de Cohen en el Salón de la Fama del Rock and Roll):



¿Cuál preferís?

lunes, 15 de septiembre de 2008

Ayer, 14 de Septiembre, acabó la Exposición Internacional de Zaragoza 2008, que nos ha tenido revolucionados durante tanto tiempo. Ya cuando nos designaron como sede hubo muchos que dijeron que sólo traería problemas: subidas de precios, subidas de impuestos, subidas del número de obras. De eso han pasado ya 3 años, y hemos sufrido casi todo eso, pero también nos ha traído cosas buenas, aparte de la propia Expo: una mejora de las infraestructuras, una restauración de numerosos edificios antiguos, y sobre todo una apertura al mundo (o eso nos han vendido los políticos) Se supone que ahora la gente sabe dónde está Zaragoza, aunque la mayor parte de los visitantes han sido españoles.
Respecto a la Expo en sí, no creo que estuviéramos preparados para ella. Sí, hemos sido muy amables y hemos respetado a los extranjeros, pero no estábamos preparados para lo que es una Exposición; íbamos a la Expo pensando que era una especie de parque de atracciones, sin darnos cuenta de que en realidad está más cerca de ser un museo. Por eso todo el mundo iba donde había cosas bonitas, como películas en 3D, o donde te daban algo gratis. Sin embargo, nadie se fijaba en los carteles de los pabellones, donde se explicaba cómo funcionaba una desaladora, o cómo podría ahorrarse muchísima agua en una ciudad. En seguida oías: Ahí no hay nada. Vamos al de Andorra que te dan una bolsa. Por eso todo el mundo se quedará con el Iceberg, porque hace mucho ruido, y con el pabellón de Kuwait, porque echan una película en 3D que acaba con un centro comercial. Resulta extraño que lo más importante que tenga ese país, que podría ser cualquier otro, sea un centro comercial, cuando el tema de la Expo era Agua y desarrollo sostenible. Pero en fin, cada uno sacará sus propias conclusiones, y todo el mundo estará contento por decir que ha visto más pabellones que nadie.

sábado, 13 de septiembre de 2008

Hoy dedico esta entrada no a una canción o a un artista, sino a 3. No tienen una página en Wikipedia, ni entrevistas con frases que ahora son lemas. No todavía.
Hoy he llorado. Literal. Hoy mi glándula lacrimal derecha (no sé por qué siempre es la derecha) ha producido agua, cloruro de sodio y albúmina al ver gente como yo, de mis mismos años. Me emocioné al descubrir a Iván, Daisy o Jane, pero en este caso es distinto. Son personas de mi edad, que sienten y se expresan igual que yo. Sé que es una chorrada, pero ha sido algo importante para mí. Cuando empecé este blog, fue a la vez un reto y un saludo. Me he mantenido con mis más y mis menos un añico, y me gusta el resultado. Os dejo los enlaces a los tres blogs, que soy incapaz de resumir en unas pocas líneas. Lo mejor es que lo veais por vosotros mismos, y descubrais el grito de una generación que tiene mucho por demostrar, pero también por deslumbrar.

Y como despedida, os dejo con una canción de una artista que ha sido todo un descubrimiento para mí, gracias a Artemisa: Almost lover, de A fine frenzy. Un abrazo.


miércoles, 10 de septiembre de 2008

El pasado domingo (sí, ya sé que estamos a miércoles, estoy ocupadete) fui a la Expo de mi ciudad, Zaragoza, y aparte de pasarme el día entero haciendo cola hasta para ir al baño (si puedo el lunes os hablaré de la Expo), fui a ver un concierto de Loquillo, que si miráis el archivo podréis ver una canción suya. Pues bien, fue algo impresionante. Aunque pueda sonar pretencioso, el Loco dijo una frase al comienzo del concierto que lo resume todo: No vais a ver un concierto de rock al uso; vais a ver las señas de identidad del rock español. Y así fue. Fue un continuo manantial de talento, de música buena, de una voz impresionante. Más de una vez he dicho que para que un cantante sea bueno tiene que ser un egocéntrico, casi megalómano. No he tenido el placer de hablar con Loquillo, pero en el escenario derrocha carisma, fuerza, ironía, pasión. El final fue parecido al del vídeo, gritando desgarrado por los suelos, pero me atrevería a decir que incluso mejor. Loquillo lo dio todo, pero también sus músicos, fueras de serie (destaco al guitarrista, que no paró quieto en todo el concierto), e incluso los invitados, porque al ser un concierto homenaje por los 30 años de carrera, hubo invitados, y qué invitados. Jaime Urrutia, Sabino Méndez (compositor de las grandes canciones de Loquillo), Gabriel Sopeña (de la tierra, gran apoyo del Loco), Pereza y El columpio asesino (no preguntéis) Un concierto mítico, que ha marcado historia por lo menos para mí; hacía mucho tiempo que no iba a un concierto tan bueno. Si tenéis la ocasión, no os lo perdáis.

viernes, 5 de septiembre de 2008

Permanezco de pie en el autobús, para que los demás puedan sentarse, y hasta mi parada observo a los demás. Entre ellos destaca una anciana, que ha hecho del luto una constante en su vida, quizá antes del éxodo del pueblo al gran gigante. La mandíbula le tiembla, no por los baches de la carretera, sino por los de su propia vida. Alza una mano intentando aferrarse a la barra, desde el dolor se alza una bengala que busca vida entre los viajeros, alguien que le preste atención, pero las comodidades de nuestras vidas no nos dejan oír su grito de ayuda; el móvil, el mp3, nuestros propios pensamientos nos alejan de la superviviente al naufragio, que se aferra a una tabla luchando contra la marea del olvido en un asilo. Sólo una persona acude a su llamada, sólo una persona tiene el coraje suficiente para deshacerse de aquello que lo hace mejor a los ojos de los demás, sólo para hablar con ella. Una extranjera, que ha soportado una odisea semejante a la de la anciana, conversa sobre nimiedades, pero puedo ver en sus caras que por encima de naciones o pensamientos hay algo que las une: son capaces de contarse lo más profundo de sus existencias hablando solamente del tiempo o de la Expo. Los años, los sufrimientos, las han dotado de una empatía que nosotros no logramos sino imaginar. Algo deberíamos aprender.

martes, 2 de septiembre de 2008

Hoy os dejo con otro poema sobre un tema del que seguro que hablaré tarde o temprano: la melancolía.
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Oda a la melancolía, de John Keats
1
No vayas al Leteo ni exprimas el morado
acónito buscando su vino embriagador;
no dejes que tu pálida frente sea besada
por la noche, violácea uva de Proserpina.
No hagas tu rosario con los frutos del tejo
ni dejes que polilla o escarabajo sean
tu alma plañidera, ni que el búho nocturno
contemple los misterios de tu honda tristeza.
Pues la sombra a la sombra regresa, somnolienta,
y ahoga la vigilia angustiosa del espíritu.

2
Pero cuando el acceso de atroz melancolía
se cierna repentino, cual nube desde el cielo
que cuida de las flores combadas por el sol
y que la verde colina desdibuja en su lluvia,
enjuga tu tristeza en una rosa temprana
o en el salino arco iris de la ola marina
o en la hermosura esférica de las peonías;
o, si tu amada expresa el motivo de su enfado,
toma firme su mano, deja que en tanto truene
y contempla, constante, sus ojos sin igual.
3
Con la Belleza habita, Belleza que es mortal.
También con la alegría, cuya mano en sus labios
siempre esboza un adiós; y con el placer doliente
que en tanto la abeja liba se torna veneno.
Pues en el mismo templo del Placer, con su velo
tiene su soberano numen Melancolía,
aunque lo pueda ver sólo aquel cuya ansiosa
boca muerde la uva fatal de la alegría.
Esa alma probará su tristísimo poder
y entre sus neblinosos trofeos será expuesta.
.
PS: Aquí os dejo un artículo con el que estoy de acuerdo, que bien podría ser una explicación del poema.

jueves, 28 de agosto de 2008

Hoy os dejo con el vídeo de la nueva canción de Nena Daconte, un grupo que aporta algo nuevo al panorama español. Se nota que me gusta (os recuerdo que ya los vi en concierto). La canción se llama Tenía tanto o Tenía tanto que darte, no lo tengo claro, de su nuevo disco Retales de carnaval. Un abrazo.




PS: Se me olvidaba que otra novedad es el nuevo disco de U2, que parece que se llamará No line on the horizon (por esto me gusta U2). Dos discos que prometen.

lunes, 18 de agosto de 2008

Hay veces en las que la belleza te sobrepasa, y solo puedes callar. Ya hablarás más tarde.

domingo, 17 de agosto de 2008

Acabo de ver Mensajero del futuro, en inglés The Postman, y me ha dejado una gran huella. Todos los que conozco la detestan, porque les parece simplona o pretenciosa, y que tratan un tema ya muy usado: la libertad. No voy a hablar de ella, porque ya lo he hecho y lo volveré a hacer, sino de algo también muy visto: la bandera de los Estados Unidos. No voy a hablar de historia, sino de los sentimientos que provoca entre los que la enarbolan. Todos los americanos sienten (creo) ese trozo de tela como algo suyo, algo que los representa y que los une por encima de colores o propiedades; se podría decir que los estados Unidos de América son esa bandera, y por tanto recibe el trato que se merece. Sin embargo, en España ocurre algo totalmente diferente: nos avergonzamos de nuestra propia bandera. Cuando alguien la ondea, cuando alguien trata de defenderla, solo obtiene una respuesta: facha. Esa bandera la puso Franco, la que mola es la de la República. Franco fue un dictador que dio un golpe de estado y fue el amo del país durante 35 años, pero ya murió, y esa época es solo un mal sueño, algo pasado. Llegó la democracia, y con ella la estabilidad. Hemos tenido nuestros más y nuestros menos, pero nos podemos quejar, podemos gritar lo que pensamos, y podemos comer y vivir. Esa bandera no es la bandera de Franco, es la bandera de esta España, la España en la que hoy vivimos. Esa bandera se adoptó en 1785, y desde entonces ha habido variaciones, como la famosa bandera de la II República, pero eso es historia. Esa es la bandera de todos los españoles, de la que no debemos avergonzarnos, sino estar orgullosos. Sé que todavía convive el odio entre las dos españas, pero espero que con el tiempo, cuando alguien diga viva España, no se le mirará con temor o repulsa, sino que se volverá a oír, bien alto y bien orgulloso, ese mismo grito de unidad y fraternidad. Espero poder gritar algún día.

jueves, 14 de agosto de 2008

Un cohete hace estallar el cielo. Se abre el corral, y las vaquillas salen al encierro, corriendo como aquel que no tiene que pagar una hipoteca, o luchar por lograr un contrato fijo. No muy lejos de ahí, pero alejados de la fiesta, una pareja se ama. Ellos sí que no sufren, sólo albergan un enorme sentimiento por el otro. Ambos se protegen del resto con un simple abrazo, que no pueden penetrar la lluvia o los borrachos. No necesitan del sol que los ilumine; el pueblo entero goza de su luz sincera y eterna, que no se apagará nunca, aunque pasen años desde la última vez que se hablaron, aunque las fotos de los dos hayan sido ya quemadas. Da igual cuánta mierda eche el tiempo encima de ellos. Da igual que se conviertan en la peor calaña. Una vez se amaron, y sólo por eso ya merecen nuestra admiración. Bajo una lluvia de balas en una trinchera, o con la enfermedad atándolos a una cama, no tendrán miedo, porque se supieron amados, y gracias a ello se pueden enfrentar a la vida.

miércoles, 13 de agosto de 2008

Sí, está vivo. Ha habido que hacerle el boca a boca y hacerle más de una transfusión de sangre, pero sigue entre nosotros. El blog se va recuperando poco a poco de esta traumática experiencia, y pronto volveremos a la marcha cotidiana, si no se nos cruza el carnet de conducir por en medio. Por ahora, seguimos adelante, intentando cambiar la conciencia de las mejorables personas. Un abrazo.

jueves, 17 de julio de 2008

Aunque quizás solo sea un último estertor de este blog, hoy os dejo con una canción que me ha emocionado como hacía tiempo que ninguna lo lograba: Hurt, de Johnny Cash.

No sé si la habréis oído alguna vez, imagino que sí, pero por favor, teneis que ver el vídeo. Sin palabras.

viernes, 4 de julio de 2008

Sé que debería escribir algo serio, pero lo que hoy es dejo os va a encantar: esto es arte, señores. Simplemente disfrutad de la belleza en estado puro.
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¿Qué os dije? Sencillamente impresionante. Qué arte.

jueves, 19 de junio de 2008

Sé que he hablado del tema una y otra vez, pero tengo que seguir hablando, seguir cantando, por la música. Ya sabréis a estas alturas que hacemos un concierto y que la profesora, Juani, murió. Pues bien, ayer hice mi último concierto, y hoy me he despedido de todos. Ahora mismo mi cara está desfigurada por el llanto, pero tengo que seguir cantando. Después de todos los malos momentos, las peleas contra todo, hemos seguido adelante, y hemos hecho un año más el concierto. Ahora me voy, y el concierto pasa a ser de otros, pero siempre será mío. Siempre llevaré en mi corazón todos los recreos con mi xilófono, todos los conciertos, todos mis hermanos. Siempre ha sido algo excepcional, pero hoy me he dado cuenta de que ha sido uno de los pilares de mi vida: a cada momento he estado pensando en el concierto, en el repertorio, en todo. Hoy me he dado cuenta de que quiero a las pequeñas que han hecho posible el sueño de Juani, y también el mío: la música sigue viva. No sé lo que pasará, pero sé que le debo a Juani más de lo que podré pagar en toda mi vida. La música ya no es un mero sonido, sino mi corazón, mi alma, mi respirar, todo. Lo he aprendido gracias a mis chicas, a mis ángeles que han luchado contra viento y marea para tocar, y han comprendido lo que es la música. No sé si algún día volveré a visitar el instituto, pero siempre veré el aula de música, mi corazón. No sé lo que escribo, ni me importa, sólo quiero dar las gracias a todos: Laura, Alicia, Laura, Beatriz, Ana, Carlos, y por qué no también a Sara, Vicky, María, Jorge, Marta y Carlos. Más allá de las palabras puedo escuchar una frase, mítica en el concierto: sois mis chicas, y siempre os daré las gracias. Como discurso vale una mierda, pero me da igual; nunca estaré solo.

jueves, 12 de junio de 2008

He acabado los examénes, el curso, ¡todo!, y para celebrarlo os dejo con este magnífico anuncio, para que os animéis un poco. Un abrazo.

lunes, 9 de junio de 2008

Hace tiempo que no escribo aquí, y mucho más que no digo nada de mi vida. Pues bien, hoy me voy a explayar a gusto. Mañana empiezo los exámenes de selectividad, que deciden qué carrera puedes estudiar. Veo en la televisión gente sin dormir, bebiendo litros de café, y no puedo sentir lástima; yo estoy en mi casa escribiendo tontadas. Pero yo también sufro, no nervios, sino nostalgia. Con estos exámenes digo adiós al instituto, en el que he pasado 6 años de mi vida, realmente buenos. Me han aportado abono suficiente como para seguir creciendo, y este último año he intentado devolver un poco de ese regalo a las nuevas generaciones (me siento viejo al decir esto) Es por eso por lo que he dedicado todos mis recreos al concierto de música, enseñando y hablando con mis chicas, tratando de transmitir todo lo que un día me enseñaron de la música, no como notas, sino como vida. Pero más importante que eso, es el sentimiento de pertenecer a un grupo de personas de diferentes edades y gustos, unidos por su pasión por la música. Eso es lo verdaderamente enriquecedor del concierto: salir de tus grupitos endogámicos de niños y recibir la sabiduría, las bromas de gente mayor que tú, que siempre tienen una sonrisa, una frase cariñosa para ti. Esa es la razón de que defendiera el concierto cuando estaba a punto de morir, y que intente captar nuevas mentes para el año que viene, para que la música siga sonando, que la voz de Juani siga viva.

viernes, 16 de mayo de 2008

He visto tu alma, y quiero vivir en ese palacio de cristal. Sigo mi camino. Las hojas secas vuelan lejos de mí. Mis pasos se pierden en el infinito, donde he de ir. El viento azota mi cara, y sonrío. No sé tu nombre, pero no lo necesito para amarte. Mis manos se refugian en los bolsillos. Fuera, la guerra se recrudece. ¿Quién eres? Un suspiro, que suspira por ti. No tengo destino, y eso es lo atractivo de mi viaje. La grava suelta se dispara bajo mis botas. ¡Dime quién eres! Soy un latido de tu corazón, que muere por ti. Mis compañeros marchan a mi lado. En sus caras, el más terrible vacío. ¿Y por qué me cuentas esto? Te lo cuento porque el mundo gira, porque los pájaros cantan. Las mochilas que nos dieron lastran nuestra marcha. Debemos llegar más lejos, donde nadie ha llegado. Subimos con esfuerzo un terraplén. ¿Qué nubla tu mirada, cariño? Tengo que partir, y no volveré. Llegamos a una plaza abandonada. No hay niños jugando. No hay pájaros cantando. ¿Por qué abandonas tu hogar, tus raíces? Porque el mundo ha de girar, y lo hará con mi sangre. Corremos hasta el primer portal. Los corazones grabados en árboles ahora lucen acribillados. Un disparo. Cae un hermano. ¿Cuánto tiempo respirarás aire enemigo? Todo el que quepa en mis pulmones. Respondemos. Un hermano trae al caído. Su corazón titila bajo el chaleco. En sus ojos reina la niebla. ¿Me olvidarás? Ni aunque la muerte me arranque el corazón. De su boca brotan rosas negras. Sus labios se agitan en convulsiones. Encomienda su alma a su dios. Acerco mi oído al suyo. ...ese palacio de cristal.

lunes, 5 de mayo de 2008

Como propina por haber tardado tanto en actualizar, hoy os voy a contar la historia de mi diosa favorita: Perséfone. Como no he encontrado ningún lado que la cuenten bien, voy a intentarlo.

Zeus, el gran dios de los dioses, deseaba desde hacía mucho tiempo a su hermana Deméter, diosa de la tierra, pero esta se oponía siempre con algún pretexto, hasta que Zeus la tomó por la fuerza, y de esta unión nació Coré. Era una niña preciosa, de piel blanca y radiante, y con una mirada que conmovía al Apolo. Cuando alcanzó la pubertad, muchos dioses empezaron a mirarla con deseo, y su madre decidió ocultarla. Coré solía coger flores y pasear con las ninfas, pero un día se cortó con un tallo de trigo, y la sangre que brotó de su herida cayó al suelo, filtrándose hasta el mismo inframundo, donde Hades enloquecía debido a su deseo por Coré. Al oler la sangre, Hades subió a la superficie y raptó a Coré. Pronto su inocencia se marchitó, y fue adquiriendo una belleza casi diabólica: una mirada penetrante, una cabellera negra como la noche que se deslizaba por sus hombros; ya no era Coré, sino Perséfone, de triste belleza. En la tierra, mientras tanto, Deméter tenía el corazón roto, y se retiró a una cueva a llorar. Los campos se secaron por su dolor, las flores se marchitaron y cayeron, los frutos se pudrieron en los mismos árboles. Ante la muerte que reinaba en la tierra, Zeus bajó a consolar a su hermana, quien sólo deseaba el regreso de su hija Coré. Zeus llegó al inframundo con la intención de rescatar a Coré, y Hades sólo puso una condición: que no hubiera comido nada en su estancia en el infierno. Perséfone afirmó que así era, y se disponía a partir cuando Ascálafo dijo que la había visto comer tres pepitas de granada. Zeus y Hades discutieron, y acordaron que por cada pepita comida permanecería un mes al año en el inframundo. Ambos aceptaron, y Coré volvió con su madre. Sin embargo, cada año tiene que pasar tres meses con Hades, y entonces es Perséfone. Estos tres meses Deméter se retira a llorar, y las plantas se aletargan; es el invierno. Al reencontrarse con su hija las plantas florecen, los campos reverdecen; es la primavera.

Después del cuento viene la pregunta, ¿a quién preferís, a Coré o a Perséfone? Yo personalmente me quedo con Perséfone. Siempre me ha vuelto loco ese toque de tristeza en una mujer. Un saludo, amigos
Te llaman femme fatale, pero para mí siempre serás un ángel, que vino a salvarme cuando más lo necesitaba. Todas las cuerdas que atenazaban mi espíritu ardieron en silencio cuando tus ojos me miraron. La oscuridad de esos dos pozos negros me levantó de mi asiento, y me llevó junto a ti. En la ducha, el agua resbalaba sobre tu cuerpo, sobre tu escudo roto por la muerte. Fue entonces cuando enloquecí. Parecías una muñequita rota, un regalo de los dioses que sufría al ver el dolor que reina en este agujero al que traíste la luz. La pintura de tus ojos había desparecido, y se resbalaba mediante lágrimas negras de puro incienso, que ardían lentamente llevándose tu dolor. No necesitabas hablar para contar lo que había pasado; demasiado dolor. Solo llorar, llorar con alguien. No eres real, solo un personaje de una película, pero en ese momento te amé como nunca volveré a amar. Amé tu pelo, amé tus lágrimas, amé tu traición, y amé tu muerte. Hoy he visto a la actriz en otra película, pero no eres tú.

lunes, 21 de abril de 2008

Hoy para festejar que tengo una semana libre de exámenes (a ver si me pongo más con el blog) os dejo con otra gran canción. Quizás abuso de Youtube, pero es un gran invento, siempre y cuando se use para el bien. Hoy os dejo con una gran canción de Loquillo y los Trogloditas: Cadillac solitario. Disfrutad de ella



Cadillac solitario

Siempre quise ir a L.A.
dejar un día esta ciudad.
Cruzar el mar en tu compañía.

Pero ya hace tiempo que me has dejado,
y probablemente me habrás olvidado.
No sé que aventuras correré sin ti.

Y ahora estoy aquí sentado
en un viejo Cadillac de segunda mano
junto al Mervellé, a mis pies mi ciudad
y hace un momento que me ha dejado,
aquí en la ladera del Tibidabo,
la última rubia que vino a probar
el asiento de atrás.

Quizás el "martini" me ha hecho recordar
nena, ¨por qué no volviste a llamar?
Creí que podía olvidarte sin más
y aún a ratos, ya ves.

Y al irse la rubia me he sentido extraño,
me he quedado solo, fumando un cigarro,
quizás he pensado, nostalgia de ti
y desde esta curva donde estoy parado
me he sorprendido mirando a tu barrio,
y me han atrapado luces de ciudad.

El amanecer me sorprenderá
dormido, borracho en el Cadillac,
junto a las palmeras luce solitario
y dice la gente que ahora eres formal
y yo aquí borracho en el Cadillac
bajo las palmeras luce solitario.
Y no estás tú, nena.

viernes, 18 de abril de 2008

La gente camina por la calle. Paso a paso van dejando atrás sus sentimientos, su corazón. La gente languidece en los portales, amarillentos, con lágrimas que no quieren abandonar sus párpados. La gente pasa por encima de ellos, pisa sus manos desnudas, rompen su mismo hueso con cada paso. Pero la gente sigue. Sigue su camino hacia ninguna parte, como todos los días, con sus maletines, sus carros, sus bolsos, sin darse cuenta de los demás. Una chica se abre paso con timidez entre los golpes de los maletines. Su blanca cara reluce entre la oscuridad que en vano la inunda. De su pequeña manita cuelga un osito de peluche, amigo en todas las frías noches a la intemperie. Su abrigo rojo brilla con un fulgor que no es humano: está hecho de dolor. Todos aquellos que gritan de dolor, todos aquellos que han ahogado sus lágrimas contra la almohada, todos esos han tejido hebra a hebra su abrigo, que la protege del frío. Entre la neblina del dolor ella los ha consolado, con su pelo rizado, sus mejillas que deberían ser pellizcadas por una amante madre, su boquita que debería expresar una profunda risa, como sólo los niños saben hacerlo. Ella ha cargado sus penas a su espalda, ella ha bebido sus lágrimas, sufriendo por ellos. Sigue caminando entre bolsos y codazos, y nadie la ve. Solo yo puedo sentir su abrigo.

lunes, 7 de abril de 2008

Como ahora estoy muy líado con los exámenes (bueno quizás hasta junio esté liado) os dejo con otra joya de la historia de la literatura: Gustavo Adolfo Bécquer, y su rima XI. Disfrutadla.
RIMA XI

—Yo soy ardiente, yo soy morena,
yo soy el símbolo de la pasión,
de ansia de goces mi alma está llena.
¿A mí me buscas?
—No es a ti, no.

—Mi frente es pálida, mis trenzas de oro:
puedo brindarte dichas sin fin,
yo de ternuras guardo un tesoro.
¿A mí me llamas?
—No, no es a ti.

—Yo soy un sueño, un imposible,
vano fantasma de niebla y luz;
soy incorpórea, soy intangible:
no puedo amarte.
—¡Oh ven, ven tú!

sábado, 29 de marzo de 2008

Hoy os dejo con esta maravilla de uno de los mayores poetas y músicos de la historia de la música: Bob Dylan. La canción, Forever Young, seguro que la habéis escuchado alguna vez, pero me gustaría que esta vez os fijárais en la letra, también traducida al español, que a mí me ha conmovido. Un abrazo.

miércoles, 26 de marzo de 2008

Quiero que me mires. Quiero que te sientes aquí, conmigo, y me mires. No hace falta que hables, sólo mírame. Lo único que quiero es tenerte cerca, sentir tu calor a mi lado, esa fragancia que me envuelve cegando la oscuridad que me rodea. El telón de lavanda hace desaparecer las caras que me azotan desde la oscuridad del recuerdo, sombras que antaño me movieron hacia la luz, pero que ahora me arrastran hacia la nada, la fría y áspera nada. Si quieres hablar, hazlo. Nada te ata a este mendigo, que sólo busca su dosis. No hace falta que salgan flores de tu boca. Si quieres, suelta todos tus odios, todas las serpientes que introduje silenciosamente en tu cálida cama. No me compadezcas; bastante he sentido el frío metal de la desazón, del silencio, que clava sus garras en mis entrañas, extrayendo todos los sentimientos de mi alma. Si te soy sincero, ansío esa esterilidad, esa mente yerma, ese ansiado limbo.

PS: Este os lo dedico a vosotros, para que perdonéis mi ausencia. El típico problema de demasiado tiempo libre: no haces nada.

lunes, 17 de marzo de 2008

He dicho tanto de ti, de tus ojos, de tus labios, que todo ha perdido el poco sentido que yo le había dado. Pero como soy un loco encerrado, sin más compañía que un papel y un boli, trataré de verte otra vez entre letras y signos. Tus cabellos han sido vetas del oro más puro, olas que el viento alza en blando movimiento. Tus ojos, pozos de ambición o manantiales de rica miel. Pero tus labios... nunca antes había sentido así tus labios. Pude sentir que el mundo se ordenaba, todo se situaba en su lugar, y funcionaba como debía. Cuando te besé, besé campos de avena mecidos por el viento. Besé miles de estrellas ardiendo en la noche de los tiempos. Besé electricidad en estado puro, electricidad que dotó todo mi cuerpo del deseo que buscaba, del anhelo secreto que necesitaba para seguir adelante. Y por encima de todo esto, tus ojos. Relucientes entre la oscuridad y mediocridad como 2 faros que atraen a los muertos al son de tu canto de beatífica sirena. Mugre y delito son tus constantes, que sin darte cuenta asfixian tu sueño de ser alguien, alguien que merezca ser recordada más allá de la oscura noche. No sé si algún día te zafarás del lodo que apresa tus pies, pero aunque no sea así, serás recordada por siempre en este pobre corazón.

sábado, 8 de marzo de 2008

Aunque parezca una metáfora, es la realidad. Un gato callejero, sin más dueño que él mismo, ha entrado por la ventana y, en vez de buscar un ratón o algo por el estilo, se ha sentado junto a la ventana y se ha puesto a mirar por ella. ¿Es acaso normal que un animal que puede recorrer todo el mundo entre y se limite a ver cómo brilla el sol a través de una ventana? Podría recorrer campos y campos de suave cebada, retozar por donde quisiera, pero ha elegido sentarse junto a la ventana y mirar. A pesar de estar lejos de él (o ella) puedo sentir lo que siente. La luz del exterior le daña, pero cuando mira al interior no encuentra sino oscuridad. Estará cansado de haber huido de cientos de lugares. En sus patas habrá multitud de cicatrices de multitud de peleas con otros gatos, a los que se negó a dar la razón. A pesar del cansancio, mantiene una postura altiva, que refleja su condición interna, el príncipe que nunca quiso ser. El tren pasa, y lo mira con desdén, lamentándose de las personas que viajan a otros mundos sólo para olvidar este, pero que siempre llevan en su interior. Se vuelve hacia donde yo estoy, y puedo leer en sus ojos una eterna moraleja, un consejo que daba sin desearlo. Cansado de tantas rarezas, se acuesta y duerme. En sueños rueda por la mesa. Alza las patas y frunce el ceño ante una visita del pasado, que creía sepultada. Los ojos se agitan bajos los tranquilos párpados, que intenta arropar al gato en su eterno divagar. Sin embargo, el frío está en su interior. El gato sigue ahí, soñando, pero yo me voy. Ya he visto demasiado.

viernes, 29 de febrero de 2008

Los peces de la burbuja lo saben. También los caballos del cuadro están al tanto de la noticia. El único que todavía no está al corriente es el gran caballo de plástico. Antaño envidiado por todos, ahora languidece en un rincón del trastero, donde la lepra amarillea su piel de suave y corto pelaje. Su silla que albergó siglos atrás al gran héroe nacional es roída por los ratones, que nada saben de indios ni de honor. Sus crines que antaño avergonzaban al mismo sol ahora se han cubierto de mugre y polvo, y entre las recias hebras pequeños ácaros juegan a fútbol. El gran corcel que relinchaba cada mañana cuando corría hacia el amanecer tose; la bronquitis invade sus pulmones y el reuma, sus patas. A veces en sueños estira las patas, y los soldaditos se ríen de él; galopa por verdes praderas, y el viento limpia sus canas. Pero siempre despierta, y por la ventana, amenazante, sonríe el contenedor. La escalera de antigua madera cruje bajo los pies del mismo muchacho que un día lo quiso. Una mano que antaño acariciaba abre la puerta a la escalera y a la fatalidad. Una bicicleta reluciente descansa contra la amarillenta pared; ha estado galopando con él. Los gritos de alegría llegan hasta el purgatorio de Rocinante, de Babieca, de Lucero. Los padres sonríen abrazados en la puerta al ver a su hijo que se cae. Típica escena familiar, si no fuera por el hermano feo que espera la muerte en su cárcel, futuro taller. El niño, sin respeto hacia la reliquia que tiene delante, deja la nueva amante en el rincón de la antigua, y esta es llevada lejos de él, a los brazos de Perséfone, la única que cuidará de él. Sin embargo, el gran caballo no piensa en otra cosa que en su jinete, que ahora le sirve de montura hasta el contenedor, y en el latido de su corazón. Sabe que aunque ahora no comprenda, llegará un día en que pensará en él, y llorará en silencio. El caballo llega a su parada, con la sonrisa del que ve la muerte, pero no la teme.

miércoles, 20 de febrero de 2008

El sol, afixiante, reluce en las alturas. Mis pies se hunden en la suave arena, a cada paso, y la arena lucha por ascender poco a poco entre mis dedos. No llevo mochila, pero mi equipaje me lastra, haciendo que mis pies no quieran abandonar la cálida y aterciopelada arena, que me incita a sentarme, a abandonar mi plan. Sin embargo, debo seguir adelante hacia mi objetivo, niguna parte, lejos de todo. Atrás dejo mi casa, mis amigos, mi alienante rutina, pero no mis problemas. Ellos vienen a mi lado, susurrando al oído palabras de desaliento, de frustración, de errores que se enquistan, atrapando a la bella sirena en un mar de petróleo. Yo sigo mi ruta hacia la tormenta, donde las hachas de fina arena arrancaránla carne de mis huesos, abandonando los restos a los carroñeros, que sólo dejarán unos pocos huesos. Pero incluso en esos huesos todavía se podrá leer mi amor por ti, faro en las tinieblas, castillo de humo, pura ilusión, guía férreo.

sábado, 16 de febrero de 2008

Mira las estrellas. Lejos de nosotros, muy lejos, brillan para nosotros. Engarzadas en el telón de la noche, bailan eternamente para nosotros, por nuestro amor. El suave viento que levanta tu melena, cómplice, también lo hace por nosotros. Sólo busca despeinarte, ver el cuadro tras la cortina, esa belleza salvaje que tienes al levantarte de la cama, ese gesto apresurado que busca la normalidad. Sólo por ver las pequeñas manos intentando ordenar ese océano de oro, pero que juguetean con cada hebra que conforman esa eternidad. Busca en tu boca, ese pequeño cofre, el secreto del mundo, de las mareas, de la lluvia. El reflejo de la luna en el río, rebelde, nos deslumbra para que entornes los ojos y ver ese gesto tuyo, esa expresión que nadie consiguió arrebatarme de la memoria. La luna proyecta nuestras sombras recortadas, juguetonas, contra el río, que sigue su camino hacia el mar. Y tú sólo deseas ese río, que se escapa de entre los dedos.

miércoles, 13 de febrero de 2008

En mi interior, en lo más hondo de mi ser, vive un verso. Un verso no sé si de amor o de desesperanza, de un futuro lejano o de tus manos. Un rezo que me ha acompañado desde que nací, protegiendo mi corazón como una coraza. Este verso lucha por salir, y no puede. Por un lado, cuida de mi corazón macilento. Por otro, no puede salir del mar de espinas y dulces que lo anclan a lo más hondo de mis entrañas, agonizando, dejando escapar un suspiro con cada latido de mi desvalido corazón. Pero cada latido de este soldado aporta nueva savia al reo, que se ve insuflado de nuevos ánimos para luchar. Poco a poco se va inflando, lleno de sueños que nunca tomarán forma. Las zarzas muerden la coraza, pero el frío metal parte las finas ramas como las promesas del ayer. Se va llenando de luz, luz que mi cuerpo ahoga, sumergiéndola en un oscuro lodazal de retórica. Algún día todo arderá, y yo también seré luz, como ese verso que ha esperado durante tanto tiempo. Luz como los antiguos, bajo cuya sombra nos escondemos. Poesía como tú, pero nunca tan perfecta como tú.

sábado, 9 de febrero de 2008

Pobre lobo. Atrás quedan las noches solitarias en el bosque oscuro, corriendo entre árboles y ríos. Sus patas añoran ese suelo húmedo, blandito, en el que se sentaba y respiraba tranquilamente en medio de la nada. Y sobre todo, ella. La luna. Ese disco de promesas, de sueños inalcanzables, pero sueños dulces, a los que cantar y aullar. Sin embargo, ahora ha vuelto al lugar donde nuca tuvo que haber estado, la jungla humana. Allí los sueños son relegados a oscuros callejones, entre jeringuillas y faldas cortas. Los humanos andan nerviosos de un lado a otro, intentando ir rápido sin correr, sin sentir el rítmico latido en su interior. Y en medio de todo eso, el lobo gime, sin atreverse a aullar, a cantar, por miedo a que los demás lo miren. Todo eso, simplemente por ella. Por ver su cara, más cercana que la luna. Por su pelo, acariciado por el viento, mostrando una gama de colores más amplia que el oscuro bosque. Pero sobre todo, por su canto, por esa risa melodiosa, llena de ricos y exuberantes acordes que paran el trotar del mundo. Cada día aparece por su calle, apaleado por el amor, atado a ella por su sensualidad, por el baile de sus andares. Ha dejado atrás todo aquello que amaba, que disfrutaba libremente, para recibir un bozal y una correa, y suspirar por ella en silencio, en sus adentros. Pobre lobo.

jueves, 31 de enero de 2008

Por favor, mirad este vídeo:



Hoy me he dado cuenta de que soy como el perro: espero, pero sé que nunca llegará. Un abrazo.

PS: El enlace ya está rreglado. Gracias Pakillo ;)

viernes, 25 de enero de 2008

Después del lirismo de mis últimas intervenciones, quiero hablaros de la vida real (bueno, la que llamamos real) y de lo que la mueve. Es asombroso cómo ciertas imágenes, ciertas acciones, sobrepasan su propio sentido y adquieren una nueva dimensión. Es el caso, por ejemplo, de las connotaciones de la luna para Lorca, o de la fuente para Machado. Sin embargo, eso también ocurre con cosas "normales", bueno quiero decir que nos pasa a los mortales. Para mí, ese algo es el concierto de música de mi instituto. Desde 3º de la ESO he gastado la mayor parte de mis recreos en subir al aula de música para tocar los xilófonos, y me ha encantado. Era una ocasión para bromear con los amigos mientras tocas un instrumento y gozas de la música. Sin embargo, el año pasado dejo de ser un simple concierto para ser algo más. La profesora que nos ayudaba (y que nos reclutaba) en el concierto, Juani, murió, y el instituto enteró calló. Durante una semana, la gente languidecía en los pasillos, en las clases, después de recibir un mazazo como ese. Sin embargo, los "músicos" no callamos, y guardando nuestras lágrimas seguimos tocando, y llegamos hasta final de curso. En ese final de curso se organizó un especial en memoria de Juani, en el que hubo numerosos conciertos. Acudieron tenores, pianistas y muchos más a su llamada, y como no, también fuimos nosotros. Ahora mismo unas tímidas lágrimas asoman a mis ojos cuando recuerdo el público callado, con el respirar entrecortado por el llanto, y yo mismo era uno de ellos. Cuando subimos al escenario, nos miramos los unos a los otros. No necesitamos de nadie que nos indicara el pulso, que nos diera la entrada, porque ella estaba allí. Parecía que en cualquier momento iba a aparecer allí, con su amenazante baqueta, para guiarnos. Lo hicimos lo mejor que pudimos, sin rendirnos a la emoción, porque estábamos allí por ella. Tantos malos ratos, tantas tensiones producidas en los ensayos dieron su fruto, y ese era. El año anterior viajamos a Vic-en-Bigorre, y allí la gente daba palmas al ritmo del Toreador y enloquecía con La Habanera de Carmen, de Bizet. Todos recordamos aquella actuación con orgullo, pero recordamos esta con admiración. Cómo unos chavales sacaron adelante el concierto, nadie lo sabe, pero ahí están los hechos. Nunca olvidaré a Ester, una de las pocas que sabían algo de música, diciendo: Juani siempre dijo que erais sus chicos, pero también los míos. Ahora mismo lloro viéndola delante mío, llorando, pero feliz. Los hijos que Juani dejó nos felicitaron, y nosotros lloramos aún más. Llegó el siguiente curso, y con él la sombra de la Selectividad. Muchos se fueron, por miedo, y los que quedamos no supimos qué hacer. Hasta ayer, no habría más concierto. Los que me conocen saben que ayer no era persona, que me perdía en el infinito, pero era por el concierto. No podía concebir que algo así se perdiera, que la voz de Juani se perdiera. Sin embargo, algo ha cambiado. Hemos luchado, hemos revuelto cielo y tierra (una más que nadie) y hoy, después de mucho tiempo, ha vuelto ha escucharse a Juani en su reino, diciendo "no lleváis el pulso", o ese "os habéis equivocado de nota". Hoy he sentido que todo tenía sentido, que merecía la pena luchar. No sé que pasará el año que viene, cuando algunos nos vayamos. Sólo que algunos pocos, los niños de Juani, seguirán luchando para que la música no sea relegada a fríos libros de texto. La música seguirá siendo notas cortadas mientras nos comemos el bocadillo, bromas con las baquetas y chistes matutinos. Sé que Juani está orgullosa de sus chicos, aunque uno de ellos no pueda ni leer lo que escribe por culpa de las malditas lágrimas. Os deseo que haya música en vuestra vida, aunque sólo sea el latir de quien amáis. Allá donde estés, te mando un fuerte abrazo, hermano o hermana.

jueves, 24 de enero de 2008

¿Por qué no te siente aquí, conmigo, lejos del fuego? No soy sino un mendigo que se alimenta de las sobras de los gatos para no enloquecer. No bailo al compás del tango; no tengo un traje blanco. ¿Por qué te ríes? Mi corazón ajado todavía recuerda el tacto del cielo. A veces, en sueños, la veo, pero su calor, su risa, no traspasan la frontera de la razón. No todavía. Busco sueños, ideales por los que luchar, pero mi corazón agarrotado no puede cruzar este desierto sin algún pequeño oasis, alguna alucinación que le anime a seguir adelante. No soy como ellos, que te rezan a diario, sino como los antiguos, buscando no buscar, queriendo no querer. Pero te veo al cruzar la calle, jugando con tus hilos, sus cadenas, y siento envidia. Envidia de sufrir, envidia de no poder salir del eternal juego. Deja de reír; tus cascabeles taladran mi conciencia. Sí, tienes razón. Ya no soy ese tierno cachorro que busca acurrucarse a los pies del amo. Mi corazón es de la luna llena, y mi canto pertenece al bosque, mi verdadero hogar.

martes, 15 de enero de 2008

Tú, duende furtivo, que a oscuras acampaste en mi corazón. Tú, llama en la noche, música en la tormenta. Tú, lucero de mis desamores, manantial de mis amores. Tú, pantera en las camas, hiena en mi corazón. Tú, mi acicate en mi celda, el amor en una novela. Tú, rostro en la niebla, cuerpo en el fuego. Tú, en el calor de mi cama, en el frío de mi corazón. Tú, en la boca de otras, pero lejos de todas. Tú, cazador solitario, asesina de mi conciencia. Tú, mi ángel, el demonio. Tú, mi calma, mi tempestad. Tú, mi gracia, mi mitología. Tú, mi redención, mi rendición. Tú, aquí, allá. Tú, ayer, hoy, mañana. Tú, sólo tú, pero siempre tú.

viernes, 11 de enero de 2008

¡Atrás, fantasmas del ayer! ¡Dejad a este hombre proseguir con su tormento, y soltadlo de vuestro oscuro y férreo lazo! ¿Acaso no veis que las personas maduran, y vuelven a equivocarse, con nuevos pecados que reemplazan a los anteriores? Entonces dejad de bombardearme con imágenes muertas, del angustioso y ensordecedor ayer, que siempre trae entre sus gélidos brazos el cadáver de una esperanza, de una promesa lanzada al vasto océano. ¡Alejad vuestras huesudas manos! ¡Llamad a vuestras huestes de ratas hediondas al agujero de donde salieron! ¡Abandonad los campos yermos, las preñadas estériles, todo fruto de vuestra senda hacia la caída, hacia el abismo que os carcome las carnes y las vestiduras! ¡No podréis pasar, atravesar este horizonte entre el mar y la tierra, la luz y la sombra, Dios y el hombre! ¡Contemplad el brazo que esgrime la antorcha, porque no lo morderéis, no será una víctima más de vuestro saqueo, de vuestra peste silenciosa! ¡No Señor, no! ¡He aquí vuestro asesino, vuestro horror! Da igual que esté contaminado por vuestro cáncer. ¡Yo os daré muerte, bajo la espada del frágil hombre, pero también del férreo deseo! Corred, fantasmas de mi pasado, no podréis esconderos. ¡El sol relucirá en mi espada, adornada con vuestra oscura y mefítica sangre! ¡Ven a nosotros, Mañana!
 

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