lunes, 5 de mayo de 2008

Como propina por haber tardado tanto en actualizar, hoy os voy a contar la historia de mi diosa favorita: Perséfone. Como no he encontrado ningún lado que la cuenten bien, voy a intentarlo.

Zeus, el gran dios de los dioses, deseaba desde hacía mucho tiempo a su hermana Deméter, diosa de la tierra, pero esta se oponía siempre con algún pretexto, hasta que Zeus la tomó por la fuerza, y de esta unión nació Coré. Era una niña preciosa, de piel blanca y radiante, y con una mirada que conmovía al Apolo. Cuando alcanzó la pubertad, muchos dioses empezaron a mirarla con deseo, y su madre decidió ocultarla. Coré solía coger flores y pasear con las ninfas, pero un día se cortó con un tallo de trigo, y la sangre que brotó de su herida cayó al suelo, filtrándose hasta el mismo inframundo, donde Hades enloquecía debido a su deseo por Coré. Al oler la sangre, Hades subió a la superficie y raptó a Coré. Pronto su inocencia se marchitó, y fue adquiriendo una belleza casi diabólica: una mirada penetrante, una cabellera negra como la noche que se deslizaba por sus hombros; ya no era Coré, sino Perséfone, de triste belleza. En la tierra, mientras tanto, Deméter tenía el corazón roto, y se retiró a una cueva a llorar. Los campos se secaron por su dolor, las flores se marchitaron y cayeron, los frutos se pudrieron en los mismos árboles. Ante la muerte que reinaba en la tierra, Zeus bajó a consolar a su hermana, quien sólo deseaba el regreso de su hija Coré. Zeus llegó al inframundo con la intención de rescatar a Coré, y Hades sólo puso una condición: que no hubiera comido nada en su estancia en el infierno. Perséfone afirmó que así era, y se disponía a partir cuando Ascálafo dijo que la había visto comer tres pepitas de granada. Zeus y Hades discutieron, y acordaron que por cada pepita comida permanecería un mes al año en el inframundo. Ambos aceptaron, y Coré volvió con su madre. Sin embargo, cada año tiene que pasar tres meses con Hades, y entonces es Perséfone. Estos tres meses Deméter se retira a llorar, y las plantas se aletargan; es el invierno. Al reencontrarse con su hija las plantas florecen, los campos reverdecen; es la primavera.

Después del cuento viene la pregunta, ¿a quién preferís, a Coré o a Perséfone? Yo personalmente me quedo con Perséfone. Siempre me ha vuelto loco ese toque de tristeza en una mujer. Un saludo, amigos

1 burradas:

Anónimo dijo...

Me identifico con Perséfone.Visita mi espacio:http://mismejoresmentiras.spaces.live.com

 

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