sábado, 27 de abril de 2013

Cuando el profesor pregunta, ella es la primera que levanta la mano. Todas las fórmulas, todas las teorías, todo. Es la número 1 de la clase. Todos la miran con envidia porque puede pasarse noches en vela leyendo más sobre el universo. Conoce hasta las anécdotas de los genios, sigue en Facebook y Twitter a gente que hace chistes frikis y los entiende y se ríe. Lucha por la carrera porque le gusta pero en realidad no es así. En realidad no le gusta la física. Sí, tiene ciertas cosas que busca pero son razones equivocadas. Le gusta discutir sobre los pliegues del universo, sobre dimensiones paralelas y las cargas electromagnéticas. Le gusta disertar y defender con entusiasmo cosas que nunca verá, nunca podrán comprobarse si existen fuera de la pizarra. Le encanta memorizar autores y teorías, historias que explican el comportamiento de la naturaleza, aunque muchas de ellas sean contradictorias, aunque muchas solo sean válidas hasta que alguien las supere. Le gusta que los demás la miren con extrañeza, que nadie entienda de lo que habla ni tampoco quiera saberlo. Que la compadezcan por dedicar su vida a algo inútil, nada práctico, en lugar de ser médica, arquitecta, algo serio. Por todo esto cree que le encanta la carrera, pero los rasgos que hacen que la ame son justos los mismos que la literatura, la rama que despreció hace años por razones equivocadas. Estudió física y no literatura por comodidad, por no perder a sus amigos; cuatro detalles estúpidos que la confundieron. Sí, le encanta memorizar autores, pero más escritores; disfruta con las teorías del universo, aunque solo son remedos de las corrientes que estudiaban al ser humano, que diseccionaban sus pasiones y su futuro; le encanta hablar de la explicación de la realidad, aunque acabe siendo lo más ajeno a ella, pero eso no lo encuentra en la física sino en la literatura. Sí, la física podía parecer lo más adecuado para ella, pero eran los detalles los que camuflaban la esencia, totalmente opuesta a su interés. Por eso, aunque parecer ser perfecta, sabe que no es lo que busca ni mucho menos lo que quiere.

miércoles, 24 de abril de 2013

La realidad mató el sueño, vendimos pelo y uñas por una mentira y la verdad nos apuñaló. Ya no tengo valor para mirar las noticias. Hace tiempo que me río de la actualidad porque tengo miedo del mañana. Pero ahora me da igual. Dejemos que el cielo se caiga, dejemos que las ciudades ardan. Vamos a por una jarra más, un helado más, un libro más. Rompamos el clavel sin miedo, porque otros florecerán en un tiempo totalmente distinto. Nuestros sobrinos, nuestros nietos, todos las regalarán por la misma razón que nosotros: porque han encontrado alguien que merece la pena. Cerveza, sangría, ron, todo es lo mismo: celebrar los días que perdemos, los años que se cargan nuestro pelo y en nuestra tripa. Nada volverá a ser como antes y precisamente por eso será maravilloso, porque seguiremos sin saber absolutamente nada de lo que estamos haciendo. Olvídate del autobús, de trabajar en el extranjero o de pagar el alquiler. Apostaremos por lo mejor para nosotros; seguro pensamos que nos equivocamos pero el tiempo nos dará la razón, porque elegimos nosotros. En cada segundo abrimos nuestro camino a machetazos, con cortes y ampollas, pero la senda es solo nuestra. Sufriremos pero después veremos el patrón, los puntos que había que conectar, lo que quisimos ser. Tenemos miedo, debemos tenerlo. Pero al amanecer nos reímos del estúpido miedo de la noche. Y por el camino nos llevamos abrazos y risas, que es lo único que alarga nuestros días.

domingo, 21 de abril de 2013

Si algún día tengo un hijo, le prohibiré leer más allá de Marca o de Crepúsculo. No quiero que sea tonto, pero por nada del mundo quiero que piense, que reflexione, que intente comprender. Solo pido que sea despierto y sepa cómo van las cosas, pero que no busque comprenderlas, sentirlas. Al conversar, que entienda qué quiere el otro, solo para convencerlo de su punto de vista. Ojalá tenga unas firmes convicciones, un sistema que le sirva para vivir y que no se cuestione nunca; unas creencias, correctas o erróneas, pero suyas. Si tengo un hijo, quiero que sienta que ciertas cosas son solo suyas, que puede poseerlo para siempre. Sentimientos, dependencia, vulnerabilidad; palabras que solo usará en canciones simples para conseguir chicas. Chicas que solo serán eso para él, y nunca seres completos, superiores y brillantes. Ojalá para mi hijo solo exista él mismo, luego él y por último más de lo mismo. Un egocéntrico convencido, un ególatra carismático que, mediante una buena acción al mes, consigue enamorar al resto de su sociedad. Una persona cuyas pretensiones se pueden contar en carne y no depende de un trabajo que le realice, una relación que tenga que trabajarse. Que ría, beba y duerma bajo las estrellas. Que sufra lo justo para poder contarlo, pero que no cambie su vida. Ojalá mi hijo sea feliz porque nunca se preocupe por buscar la felicidad ni pensar en ella.

lunes, 15 de abril de 2013

Lo único que quiero que te quede claro es que me importas más que nada. Mis días se estructuran en torno a ti, mis fiestas y mis comidas, mis horarios y mis salidas. Pero no porque seas una carga; en ningún momento lo siento como una obligación, sino que lo hago porque quiero. Cada segundo que paso contigo es una joya, aunque simplemente sea para gritarnos o mirar en silencio la televisión. De hecho, muchas veces no hablo porque no tengo nada que decir, nada que aportar para mejorar este momento; solo vivirlo. Obviamente no vivimos todo lo que queremos, eso está claro, y no solo por nuestras obligaciones. Pero vamos, todos cometemos errores. Lo que me consuela es que tú estás siempre ahí para encauzarme, para corregirme cuando hay algo mal y enderezarme como un joven árbol al que hay que ayudar para que se eleve hacia el cielo. Por todo esto, y todo lo que no cabe en una sucesión de palabras, solo puedo darte las gracias una y otra vez, a sabiendas de que no significan nada pero es algo que tenía que hacer.

sábado, 6 de abril de 2013

Lo poco que sé de la vida está en los libros que nunca leo. Lo poco que sé de la vida está en las líneas que no escribí. Lo poco que sé de la vida se cuenta tomando un café, se entiende tomando una copa y se olvida tomando dos.

Que nadie se me emocione ni albergue falsas esperanzas, porque con lo poco que sé de la vida, a duras penas se llena un corazón, por pequeño que sea.

Empiezo por lo que sé con toda seguridad. Sé que, con suerte, te vas a morir una vez. Así que procura no morirte más veces por el camino. No hay nada peor que esa gente que se va muriendo antes de morirse del todo. Para evitarlo, te regalo un método infalible. Mientras tú vayas decidiendo, todo está bien. El día que dejes de decidir, ese día, cuidado, porque la habrás palmado un poco.

Ten siempre más proyectos que recuerdos, es la única forma que conozco de mantenerse joven. Olvídate de la patraña esa de ser feliz, ya te puedes dar con un canto en los dientes si llegas a ser el único dueño de tus propias expectativas.

Que un euro se ahorra, y un polvo se pierde. Para siempre. Que hay que dedicarse a algo de lo que jamás te quieras jubilar.Por mucho que te cueste pagar las facturas. Por mucho que en las reuniones de antiguos alumnos te miren mal. Es mejor dedicarse toda una vida a algo que te divierte pese a no llegar a fin de mes, que pasarte un solo día trabajando únicamente por dinero.

Entre lo poco que sé de la vida, también te diré que nada de todo esto vale la pena sin alguien que te haga ser incoherente. Ni flores, ni velas, ni luz de luna. Ése es el verdadero romanticismo. Alguien que llegue, te empuje a hacer cosas de las que jamás te creíste capaz y que arrase de un plumazo con tus principios, tus valores, tus yo nunca, tus yo qué va.

Ojalá ames mucho y muy bueno, incluso a riesgo de ser correspondido. Que te despojen de todo, que hagan jirones de tus ganas y que te veas obligado a remendarlas con el hilo de cualquier otra ilusión. Que desees y seas deseado, que se frustren todas tus esperanzas y que acabes descubriendo que la única forma de recobrar el primer amor, que es el propio, es en brazos ajenos.

Dos emociones inútiles asociadas al pasado, arrepentimiento y culpa, y una emoción inútil asociada al futuro, la preocupación. Cuanto antes te desprendas de las tres, antes empezarás a apreciar lo único que tienes.

Qué más. Ah sí. Sé que al menos un amigo te va a traicionar, otro será traicionado por ti, y que te pongas como te pongas, los que no hayas hecho antes de los 30, ya jamás pasarán de buenos conocidos. Cuenta sólo con los tres principales, porque a partir de ahí, todo es mentira.

Para terminar, y hablando del tema, déjame que te presente a tu mejor enemigo. Se llama miedo. Quédate con su cara, porque va a estar jodiéndote de ahora en adelante. Miedo al fracaso. Miedo al qué dirán. Miedo a perder lo que tienes. Miedo a conseguirlo. Miedo a saber poco de la vida. Miedo a tener razón.

Risto Mejide



 

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