viernes, 23 de enero de 2009

Como tardaré en volver (exámenes), os dejo un regalo, y qué mejor regalo que una canción: Cómo hablar. Qué decir del amor, y qué decir de Eva Amaral e Iván Ferreiro. Espero que os guste. Un abrazo



PD: Perdón por no haber encontrado un vídeo que haga justicia a Iván, pero es lo que hay (además, yo fui uno de esos cuatro)

miércoles, 21 de enero de 2009

Hoy por fin voy a hacer algo que deseaba desde hacía tiempo: escribir sobre libros. Claramente influenciado por Lorien Black (un abrazo), aquí va mi repaso a los tres últimos libros que he leído.

Si pensáis en un tocho, ese puede ser el Quijote o Guerra y Paz. Pues bien, empiezo por uno de ellos, Guerra y Paz, que lo acabé estas navidades. Si tuviera que resumir cerca de 1400 páginas, una sola palabra bastaría: vida. Sus páginas derrochan vida, los personajes se mueven de forma natural, llueve como en la realidad. El argumento desarrolla la vida de dos familias, Rostov y Volkonski, cuyos caminos se entrecruzan varias veces durante la invasión de Napoléon de Rusia. Sin duda alguna es uno de mis libros favoritos, aunque la segunda parte del epílogo deja un mal sabor de boca (el primer epílogo que veo que tiene dos partes). Si tuviera que destacar un personaje, dos serían por supuesto Natacha y Pëtr, pero Sonia me caló hondo, sobre todo lo que le ocurre al final

Con semejante empacho, me lancé a la lectura de Al Norte la montana al Sur el lago al Oeste el camino al Este el rio. A pesar de ese título, no pasa de las 150 páginas. Lo compré porque estaba haciendo tiempo en una librería y me llamó, y no me ha defraudado. Narra la historia de un hombre que visita un monasterio en China, aparentemente abandonado. Sin embargo, me encantó su prosa, casi poesía, y la lucha que plantea entre la naturaleza, eterna, y el hombre, débil.

Por último, otro libro que me llamó desde la estantería de la tienda fue El mismo mar de todos los veranos. Con ese título, os imaginaréis por qué. Cuenta la historia de una profesora de universidad que se enamora de una estudiante, pero lo mejor de la novela es el lenguaje, tan suntuoso y sugerente. Sus frases de varias páginas exigen calma (en esto me recordó a Tiempo de silencio), pero merece la pena.

Estos tres libros necesitan más tiempo y dedicación para hacerles justicia, pero creo que esto no está tan mal. Como se dice siempre, vuestros comentarios son bien recibidos. Un abrazo.

martes, 20 de enero de 2009

Evidentemente tenía que poner esta canción. A primera hora he escuchado algo de U2 que no había oído antes y me ha gustado. Es diferente, pero se nota que es U2 (para ver por qué me gustaba pincha aquí). Os dejo la nueva canción, Get on your boots, para que me digáis que os parece. Un abrazo



PD: Voy con prisa, mañana actualizo en serio después de la resaca de Obamanía, pero tenía que colgar esta canción.

viernes, 16 de enero de 2009

No sé cómo surgió el tema. Comiendo, sin malicia, ¿te has enterado de...? Un chico de mi edad, con quien fui al instituto, tiene leucemia. Como siempre, me sorprendí, pero nada más. Terminamos de comer, fuimos a hacer un trabajo, y de repente pensé un poco más. 18 años y leucemia no son compatibles. Tuve que salir a la calle, y sentarme en un banco, sentirme en la naturaleza. Pensé en todos mis proyectos, mis sueños, mis amigos y familia, todo. Todo eso queda en la cuerda floja, balanceándose como el gotero. ¿Cuántas vidas se han quedado por el camino sin llegar a su destino? Delante de mí pasó una madre con un carrito de bebé. ¿Qué enfermedad tendrá ese niño, que problemas sufrirá a lo largo de su vida? ¿Acaso perderá a su amor más eterno, aquel que ni la muerte podría llevarse? Mirando la gran vía, casi pude ver todos aquellos que hemos perdido, caminando entre nosotros. A pesar del tiempo, siempre queda algo más que su recuerdo, algo más que una silueta en una fotografía. Gracias a ellos estamos aquí, gracias a que ellos murieron vivimos nosotros. De pronto me acuerdo de que tengo un trabajo que hacer, que he dejado a mis compañeros, y camino sin prisa, mirando los grandes y dolorosos árboles.

sábado, 10 de enero de 2009

El cursor parpadea en la pantalla. Todavía siento tus labios cerca, muy cerca, casi rozando mi oreja. Tus suaves labios, esas almohadas en las que descansé del mundo, esas almohadas que sirvieron para asfixiarme y quitarme la vida. Todavía veo el paseo, cayendo los primeros copos de nieve, la gente corriendo hacia ninguna parte, nosotros quietos, disfrutando de la vida que caía. Miraba uno de ellos que no quería caer, que flotaba retrasando el aterrizaje, cuando te acercaste a mí. Todavía siento tus pechos contra mí, sentí tu corazón palpitando pegado al mío. Todavía veo tu perfume rodeándome, aislándome del mundo, lejos del llanto y del dolor. Todavía siento tus palabras, suaves como siempre, pero venenosas como nunca. Te ibas. Sin dejarme reaccionar te levantaste y te fuiste, dejándome solo, frío. Todavía veo tu cuerpo alejándose de mí. Todavía admiro tus caderas oscilantes. Todavía callo cuando oigo tu nombre. Todavía muero cuando siento tu perfume. Todavía te amo, aunque tú nunca lo supiste. Por eso te escribo esta carta, para sellar mi deuda, sabiendo que mi herida nunca cerrará.

jueves, 1 de enero de 2009

Para cambiar el tono respecto a mi última entrada, hoy propongo algo más entretenido, una de las bastantes cosas buenas que me trajo el 2008: el Vals de las Flores, de Tchaikovski. No pretendo hacerle la competencia a Baremboin, solo disfrutar de la música. Feliz Año Nuevo.




Por Favor, coged a alguien (aunque sea una escoba) y bailad. Un dos tres, un dos tres...
 

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