sábado, 25 de diciembre de 2010


Nocturno Opus 9, Número 2
Frederic Chopin

martes, 7 de diciembre de 2010

Que no se quede en el camino,
quien te enseñó a volar.

Que no sea una historia que contar,
una nana al borde de la cuna,
que siempre sea un beso más,
otra cara sonriente entre la multitud.

Que no construyan altares
para quien te enseñó a volar.

Que no sea el jardinero que plantó el árbol
y lo mimó aún tierno,
sino quien recoge los frutos,
quien lo poda cada invierno.

Que no languidezca en una fotografía
sonriente quien te enseñó a volar.

Que no sea el escritor de tu novela,
quien decidió cada palabra;
siempre quien lee ese libro de noche,
la voz que improvisa cuando la trama no marcha.

Que no sea un amuleto al que aferrarte,
quien te enseñó a volar.

Que no sea tu maleta,
el bagaje
que te acompaña
en cada viaje,
sino tu abrigo,
tus botas de montaña
y tus chanclas.

Que no sea una ausencia
quien te enseñó a volar.

Que no sea una excusa, una retirada a tiempo.
Que sea tu sonrisa, tus besos y tus abrazos,
que sea ese ramo de flores que nadie esperaba,
una carta que llega cuando más lo necesitas.
Chistes cuando todos lloran, caricias, confidencias,
y miradas que nunca se traducirán en palabras.

Que quien te enseñó a volar vuele por siempre contigo,
porque esa es la última lección:

quien te enseñó a volar es quien te hace volar.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Cuando lo vi por primera vez, el sol era un recuerdo, y mi vida una promesa. Él era el dolor, el rencor, la desidia y la envidia, pero nunca odió. Muchos años después, mil besos rotos y cientos de atardeceres eternos, lo volví a encontrar. Entonces me habló de la pasión. La pasión no es algo previo ni posterior a nada. No es un síntoma de desear mucho, ni de amar poco. La pasión es un duende, una chispa que salta en el momento equivocado, o que estalla como fuegos artificiales en el beso correcto. Lo poco que sé de ella me lo enseñó el violín de Nicolás, que entre trago y trago, piropo y eructo, creaba poesía; y pasión. Nicolás no entendía de nada de esto, su nariz roja demostraba que vivió, pero esos ojos pequeños apuntaban que no recordaba la mitad. Pero su violín era su memoria, sus dedos sus neuronas, y las palomas se detenían a escuchar a alguien que por fin habla su idioma. Tiempo después me volví a a sentar delante de él, en el suelo, pero no me vio. Estaba ciego, aunque la botella permanecía cerca, y todavía olía las caderas de las mujeres. Entonces me di cuenta. La pasión es querer y no poder, desear con toda tu vida lo que sabes que nunca vas a conseguir. Sentir que vas a perderlo todo, y que no quieres que se escape. Sentí respirar a Nicolás después de un trago. Un suspiro bronco. Con cuidado, dejó el violín en el suelo, y lo pisó. Dicen que ahora ha vuelto a su despacho, sus formularios y sus corbatas. Que ya no sabe hablar de dolor, pasión o vida, sólo de números. Que no quiere recordar, que quiere vivir de nuevo. Pero alguna noche todavía lo veo en su plaza, en su fuente, con una botella de ron y un arco de violín entre sus piernas.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Cuando llego a casa, por la noche, me siento en mi sillón, me tapo con la manta, y creo conversaciones. Imagino frases posibles solo en mi mente, frases que parecen más sacadas de una película que de una vida. Por un instante, los diálogos tienen un sentido, y cada palabra da pie a la contestación. Un juego de palabras encadenadas con una lógica perfecta, un sentimiento puro e incontestable en cada una de las situaciones. Así, creo una conversación en el autobús. Anochecer con lluvia, él la tapa con el paraguas. Piropos y más piropos encubiertos, verbos pronunciados con una ligereza que no oculta el deseo. Las palabras se van acabando, como el espacio entre ambos, hasta que se besan. Madrugada en un bar, lleno de gente. Dos enemigos se encuentran y se saludan por su supuesta amistad. Cada comentario busca que salte la chispa en el otro, pero el bien siempre encuentra esa grieta por la que zafarse de la trampa, y es el mal, el indiscutible mal, el que llora como un niño pequeño en el suelo. El mal siempre acaba inerme, inerte. En mi mente, las despedidas siempre tienen lugar en los aeropuertos, y nunca en un paso de peatones. La última llamada a los pasajeros de un exótico vuelo siempre es mejor que una figura verde que parpadea. Las frases reflejan todo lo que quieren reflejar, no se pueden interpretar con miedo, ni con rencor. El sentimiento es siempre uno, y puro. En mi mente, quien juega con los sentimientos es pisoteado por la verdad, por la luz. En mi mente, la luz es el bien, y la oscuridad el mal. En mi mente, la luz del sol siempre se refleja en los ojos de ella, y el alcohol solo tumba a quienes tienen que caer. En mi mente siempre brilla la luz, y un atardecer eterno cae sobre las parejas en un café parisino. Pero fuera de mi mente, fuera de mi manta, nunca pasa el autobús.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Me gritas desde lejos, me sonríes, y aceleras el paso. Él permanece quieto, su cara es siempre la misma. Pasitos cortos, que no llegan a ninguna parte. Traje, sombrero, un hombre perfecto según el antiguo modelo, pero ya no puede cortejar a ninguna mujer. Sus labios ya nunca más dirán un piropo que rompa un corazón. Me hablas de una fiesta el sábado, de alcohol gratis y chicas baratas, me hablas de una vida que él ya no tendrá. Me hablas de saltar, de besar, de tumbarnos en la hierba mirándonos hasta el mediodía. Él apenas puede tumbarse en la cama. Tu lengua se mueve mucho más lento que tu mente, las ideas se te agolpan, y ahora hablas de esta noche, saltas al ayer, y vuelves a esta mañana. Sus labios y su mente van a la vez, sincronizadas. Nada en ambos, solo un repiqueteo. Como un grifo abierto. Mueve el labio inferior, apenas por instinto. Arriba y abajo. Como si sólo intentara decir mamá una y otra vez. Un niño de ochenta años que busca el regazo de su madre. Un abrazo cuando tiene frío. Poder ir a su habitación a medianoche o al amanecer, cuando los monstruos ataquen. Tener siempre una mano que coger. No tener ni miedo ni frío. No temer ni mañana ni siguiente, pero sobre todo no temer ahora, esta hora y este minuto, este paso y el siguiente. No temer desaparecer sin dejar rastro, o peor, ser el único que no desapareció. Sigues hablando, hasta que el reloj te recuerda que llegas tarde, que él sigue ahí. Te despides, lo tocas del hombre, y seguís vuestro camino. Yo sigo quieto, mirando cómo se desborda el río.

domingo, 7 de noviembre de 2010

En la distancia es fácil idealizar los rostros, recordar olores mucho más nítidos de cómo eran en realidad. En la distancia el viento nunca corta los labios, sino que levanta el pelo en blando movimiento. En la distancia el frío es una taza de leche caliente, una conversación a las 8 de la mañana, cuando nadie ha llegado. En la distancia, las fiestas son eternas, perfectas, con gente que siempre sigue bailando. En la distancia, los rizos son siempre elásticos, y el rubio es el oro más puro. El problema de la distancia es cuando esta desaparece, y la vida se vuelve realidad. Entonces, los puntos negros rompen el maquillaje, y los pañales huelen a mierda, y no a aloe vera. Pero esto es lo realmente maravilloso, cuando las cosas son distintas a como las recuerdas, pero ves que debajo el sentimiento es el mismo; cuando las paredes han sido pintadas de otro color, pero todavía se ven los nombres y las fechas grabados debajo. Cuando los amigos, la familia, el hogar, el trabajo, todo sigue su camino, todo sigue cambiando detrás de ti, pero siempre tienen un lugar para ti. Y mejor de lo que habías imaginado, por muy difícil que pudiera parecer. El calor de un abrazo es algo que nunca puede imitarse en un sueño.

viernes, 29 de octubre de 2010

Sigue bebiéndote la cerveza, porque no haces más que decir tonterías. Dices que no puedes soportar al viejo de detrás sorbiendo la sopa. Dices que las vidas de los demás, con sus trabajos y sus "pasiones mundanas", no merecen ni siquiera llamarse vidas, que tu estilo de vida es el adecuado. Ah, no, tu arrogancia vestida de falsa modestia te impide decir esa frase, y permaneces en un camino tibio, señalando simplemente que estás "en el camino adecuado". Gilipollas. Si estás bebiendo cerveza, es porque ese viejo de detrás trabajó para que la cebada creciera, porque los estúpidos que tú dices instalaron la conexión eléctrica hasta la nevera. Pero no acaba ahí la cosa. Esas vidas que tú dices superficiales son las únicas profundas. Tu arte, tu ciencia, tus frases ingeniosas, todo vacío. Pierdes el culo por personajes de novelas antiguas, series todavía sin traducir, las últimas redes sociales, pero no ves las caras que tienes alrededor. Esos paletos (seguro que alguna vez los has llamado así) disfrutan cada día de una vida real, sin subtítulos, y sin píxeles. Esos paletos no tienen dudas filosóficas, no han leído demasiados libros, pero no son tan estúpidos como dices. Algunos tienen la sabiduría del pueblo, un saber que supera cualquier pensamiento. Y lo tuyo no es pensamiento, sino estupidez.

sábado, 23 de octubre de 2010

Ruanda, 1994 - Superviviente de un campo de la muerte Hutu

viernes, 15 de octubre de 2010

Daría mi vida por que siguieras así siempre. Que ese día durara para siempre, que miraras siempre a la cámara con esa mezcla de indiferencia y tristeza, que siguieras viendo con extrañeza esa manía del ser humano por hacer de cada momento algo eterno, para vencer a la muerte. Que nunca conocieras a la muerte, o tan solo su faceta de merecido descanso. Que nunca te arrepintieras de nada, que nunca la fría puñalada de hacer algo mal, o peor aún, de hacer algo malo a alguien. Que esos labios no probaran ningún último beso, que nadie te acariciara las mejillas lamentando no volver a verte. Que sobre ese pecho solo caiga crema protectora en verano, y vicks vaporubs en invierno, pero nunca lágrimas. Que nunca sintieras que algo se rompía dentro de él. Que alguien esperara siempre tus pasos, que alguien juegue siempre contigo. Que alguien siempre te coja, te abrace, te columpie. Que alguien siempre te lleve a caballito, y que nunca sepas qué es el reuma, o la ciática. Que alguien te extienda la toalla cuando haga viento, y te deje un paraguas cuando llueva. Que siempre seas lo mejor del mundo para alguien, y que lo oigas tantas veces que pierda su significado. Que solo llores al cortar una cebolla, ni siquiera de felicidad. Que tus aventuras, que tus imaginaciones, siempre tengan más valor que el periódico. Que nadie discuta nunca delante de ti, porque teniéndote ahí no tiene sentido el dolor. Que nunca tengas granos, barba que afeitar, o costras que dejar caer. Te desearía que permanecieras para siempre en esa playa, que vivieras siempre un fresco día de agosto. Te desearía que nunca sufrieras, pero entonces nunca llegarías a vivir.

jueves, 7 de octubre de 2010

Si el sol brilla fuera, es porque hubo gente que murió por nosotros.
Si hoy puedes beber, violar menores, es porque hubo gente que murió por ti.
Si hoy insultas a Dios, escupes a tu jefe, es porque una madre perdió a un hijo.
Por ti.

La libertad guía al pueblo con los pechos desnudos.
La bandera siempre ondeó manchada de sangre.
Las botas guardan siempre el barro de la batalla.
Ningún general tuvo tiempo para peinarse.

Por eso, no me vengas ahora con mierdas de tacones y maquillaje.
Haz la puta revolución, y hazla ahora.

martes, 28 de septiembre de 2010

Algunos no comprenden quiénes son los demás.
Pasan, hablan,
ríen y aman,
pero no ven que los otros ojos también buscan el mar.

Hermanos, amigos, los lazos sirven
para que el mañana no duela,
para que el despertar sea
algo más que un triste timbre.

Son lazos, pero no sogas.
Son citas, pero no juicios.
Los consejos son de corazón,
sus problemas tuyos son.
Los amigos son un río
en el que te querrías ahogar.

Quienes no saben echar de menos,
quienes no aman sino a sus perros;
para los que un hermano es un mero
paquete, y no un compañero;
para los que un amigo no es un remo
sino una piedra que empuja hacia dentro.

Todos los que no saben amar,
que necesitan beber
para poder vivir;
ellos solo encontrarán dolor,
y en su corazón, pus.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

No permitas que el hoy se convierta en un “de momento”. No permitas que los días se sucedan sin que tú controles qué ocurre en cada uno de ellos. No permitas que el deber se imponga a tu querer, por muy lógico o social que se enmascare. No permitas nunca que las personas se conviertan en una sola frase, en un personaje de un solo diálogo. No permitas que la vida te dé igual, que los demás te den igual, que tú mismo te des igual. Cuídate, ámate, porque nadie más lo hará. Levántate cada día con una sonrisa, porque sigues vivo, y sigues sabiendo cuánto vale la vida. Saluda a tu reflejo en el espejo, porque te acompañará toda tu vida, y más vale llevarse bien con él. Da igual que no hagas tus abdominales, que desayunes con mantequilla, da igual. Estás condenado a ser libre, y por lo tanto te equivocarás, pero no pienses que cometes errores; simplemente no haces lo debido. Pelea con gigantes a la puerta de un bar, huye de una fiesta en tu honor simplemente para mirar el río, si es lo que quieres hacer. Porque a los demás, en el fondo, les dará igual, mientras que para ti será fundamental, te definirá. Si tu camino se guía entre caras de desaprobación y suspiros de desesperación, nunca llegarás al mar, te convertirás un mero galacho, inmóvil. Tienes que enfrentarte a todo, al cielo a los hombres, para poder establecer tu camino, y así llegar a pisar las estrellas. Haz lo que quieras hacer, pero nunca a costa de los demás. Hazlo así, porque en el fondo dan igual triunfo o fracaso; solo así serás hombre, hermano.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Cada día va a la misma mesa. Saluda, sin levantar la mirada, porque ya sabe dónde se coloca cada uno de los camareros. Cada uno de la familia que lleva el bar. Coge su coca cola, su bolsa de patatas, y se sienta con el portátil. Allí pasa la tarde, allí recobra la vida, a través de un objeto que pertenecía a su hermano, que tendría que ser de su hermano. Un hermano con el que no comparte padre ni madre, con el que nunca jugó a fútbol; un hermano que siempre odió, desde que lo conoció. Hay personas que no comparten ningún lazo contigo, que son meros conocidos que no lloran si no los saludas por la calle, pero que marcan tu vida, como si fueran tu madre o tu abuelo. Un gemelo que, como en toda película mala, representa todo tu contrario, pero es carne de tu carne, sangre de tu sangre. Así lo sentía, aunque solo me haya dado cuenta hoy. Mientras unos viven, viajan, maduran, otros se hacen un lado, se sientan en un tocón y nos miran brillar. La carretera está rodeada de personas que nunca alcanzaron su boda, su jubilación, su primer amor, y hacen auto-stop. Pero los coches nunca paran, y los portátiles siempre se quedan sin batería.

sábado, 21 de agosto de 2010

Las mujeres son sandalias en la arena.
Sandalias traídas por la marea,
que revolotean
con cada latido del mar,
y que se resisten a tejer en su hogar
un babero para sus sueños.

Las mujeres son vestidos blancos,
cortos, simples, pero caros
a tu corazón.
La piel que vemos, la carne que queremos sentir,
su verdadero peso, nuestro frenesí.
Necesitamos palpar que son sueños.

Las mujeres no cantan, no ríen.
Solo se acercan, te permiten
crear tus matices,
que sueñes mañana con ellas,
pero en el fondo sabes que no son sueños.
Ni musas, ni cuerpos.

Ni trofeos.

Son mujeres, y solo por eso
quieres morir por ellas.

viernes, 6 de agosto de 2010

La juventud no es un tesoro, porque no se puede guardar. El tiempo no son granos de arena que puedan guardarse en mi bolsillo, lágrimas de una persona que nunca existió pero que siempre condicionó mi existencia. Nuestros días pasan, nuestras vidas van llenándose de días que son recuerdos u olvidos, noches que bailamos cuando todos dormían, o camas que buscamos cuando todos bebían. Nocilla en un bote, cigarros en un paquete que habla una lengua que no entiendo. Schaden zu. Todo está construido de forma que puedas entender, de forma que puedas llegar incluso a entender todos los entresijos de la historia, todos los hilos que manejan estas cariocas, pero para que nunca puedas ser una parte del teatro. Público, tramoyista o director, pero nunca actor, ni mucho menos personaje. Los personajes son siempre los demás, tu eres el espectador. Nunca serás el protagonista, nunca protagonizarás una película, sino que tus lugares serán amorfos, nunca verás un príncipe azul que pasee por tu barrio. Y lo peor de todo, es que te acostumbrarás, y comprenderás que tu vecindario es algo aburrido, que tu vida es algo normal, que tu mundo no está para películas, sino para curas y tiritas. Y peor aún, sonreirás cuando alguien suspire a tu lado. Aunque solo suspire en tu imaginación.

lunes, 26 de julio de 2010

Hay noches y noches. Noches en las que todos te miran, noches en las que lloras mientras dentro sigue la fiesta, y noches grandes. No porque haya mujeres, o dinero, o grandes lujos, sino porque estás con alguien que quiere estar contigo, y estás a gusto. Podrías estar en mil sitios, y en todos estarías bien, pero justo en ese momento estás ahí, y eres feliz. Feliz porque estás con un amigo con el que puedes compartir todo, buenos y malos momentos. Un amigo que te muestra que una noche que prometía ser un bodrio se convierta en una velada para recordar hasta la muerte. Eso sería un amigo normal, pero yo tengo un gran amigo, y esa noche lleva ya durando más de un año, desde que empezamos la carrera. Un amigo que te quiere (sin mariconadas) y con el que irte de fiesta o a llorar siempre que quieras. Un amigo que no pide nada, y que siempre da todo. Un amigo que no se merece una entrada, ni siquiera un blog, sino todas las palabras que se puedan escribir. Un gran amigo.

lunes, 19 de julio de 2010

Sigue andando. Ya no sabe cuánto hace que camina. Se ha convertido en un mero arquetipo, en una imagen que el tiempo y los malos escritores han destrozado. Pero aun así, él sabe que es verdadero. Es verdadero porque existe, porque ha saltado precipicios y resistido tormentas, porque se ha abandonado al llanto y porque no ha sobrevivido a una noche solo. Y sin embargo, está aquí. Hace mucho tiempo atrás, cuando salió de casa, se preguntaba si estaba vivo, si vivía su vida o se dejaba llevar por los sueños y pretensiones de los demás. Todavía no está en condiciones, pero sí sabe que está un poco más cerca de sentirse vivo que antes. Aunque ahora nadie hable de él, y todos lo miren con sorpresa cuando se sienta a la mesa, ahora siente cómo navegan sus dedos por el viento, y cómo el sol quema los pelos de su brazo. Los pocos pelos que tiene. Todavía no sabe mantener una conversación, ni en qué piensan las mujeres, pero se atreve a salir de la cálida moqueta. Ahora todas esas horas en solitario le sirven para darse cuenta de que es mejor que algunos. No muchos, ni siquiera bastantes, pero algunos. Y no sonríe por ser superior a los demás, sino por sentirse dentro de una escala. Se siente feliz porque comienza a hacer lo que quiere, a hacer lo que han hecho otros; el camino que todos han recorrido, y por tanto nadie admira, menos él. Vence los fantasmas que siempre le atormentaron, abraza a las personas que siempre amó, y no habla con las que siempre odió. Y todavía tiene sueños por delante, algunos alcanzables, otros polvos de estrellas. El caminante se sienta tranquilo, porque ya venció la primera etapa, y aunque está cerca del final, todavía queda una larga ribera, fresca y verde.

Ut mno qriet senm tuy

sábado, 10 de julio de 2010

Cerrar puertas, ventanas y ojos, cerrar todo lo que me trae el mundo exterior, y rezar para que así desaparezcas. Cavar un pozo hondo, romper piedra y oro, y enterrar allí todo lo que siento por ti. Que la carne se pudra, que las ropas se ajen y la madera muera en las fauces de los gusanos. En la calle la gente ríe, grita, sopla vuvuzelas y se baña en fuentes, mientras yo recorro las habitaciones de esta casa, buscando un hueco en el que no estés, una estantería en la que no haya un recuerdo tuyo. Cajas, fotos, libros, todo te pertenece; apenas me atrevo a tocarlo, por miedo a que me vuelvas a hechizar y vuelva a dejar de respirar. Me da igual el pulpo que adivina resultados, me da igual la cigarrera de contrabando, me da igual cada piedra que soporta el peso de esta casa, solo me importas tú. Cierro la puerta, cierro las ventanas y cierro los ojos. Quiero ser un monje, que viva la vida sin ti, si es que es posible. Cierro los ojos y lloro, porque renunciar a ti es renunciar a la vida.

martes, 6 de julio de 2010

Existen días malos, días muy malos, y días en los que quieres morir. Días en los que todo es viejo, las palabras ya están gastadas, mientras que los sentimientos perduran, y siguen desgastando nuestro aplomo. Hay días en los que el mundo conspira en tu contra, y tienes que esperar horas sentada, sintiendo cómo se escapa el tiempo, mientras tú estás encarcelada en esa silla, esperando algo que no llega. Pero incluso en esos momentos, siempre hay alguna cosa que te ayuda a salir adelante, un mensaje o una llamada que te hace sonreír en medio del autobús, una expresión que te obliga a reír, mientras la gente a tu alrededor se vuelve a mirarte. Siempre hay personas que te ayudan en los momentos tristes, siempre hay almas que sienten cuándo necesitas su calor, y no dudan en prestártelo. Esas personas rara vez reciben un gracias a cambio, porque ninguna frase, ningún gesto podría resumir lo mucho que le debe el mundo, por cada gesto que realizan a diario. Por eso, por cada pequeño gesto a diario, gracias.

martes, 15 de junio de 2010

Si quisiera escribir, tengo dedos.
Si quisiera huir, temer el tiempo,
el corazón rompería mi pecho.

Si quisiera seguir corriendo,
si quisiera morir contento,
si quisiera tan solo vivir,
tan solo entonces huiría de la rima,
para ser libre.

sábado, 12 de junio de 2010

Sonríe, canta, baila y besa, porque siempre habrá tiempo. Siempre habrá fotos con las que volver atrás, flequillos y horquillas que volverán a crecer para hacerte creer que nunca se fueron, que siempre serás un niño vestido de pastor en un portal de Belén que nunca envejecerá, un papel de plata que nunca se arrugará, un algodón eternamente blanco, que nunca probará la sangre. Personas van y vienen, espejos que se rompen cuando quieres abrazarlos. Créalos, vístelos, sóplales para que adquieran la vida que tú quieras que tengan, y cuando descubras que no son tuyos, rómpelos para que los Reyes Magos te compren más aire. Modela palabras, crea sentimientos, satisface necesidades que nadie conocía, siéntate siempre en el centro para que nunca estés solo. Ríe cada chiste, muerde cada lengua, besa cada diente, porque siempre habrá tiempo, siempre girará la aguja, pero tú nunca lo tendrás. El tiempo te sobrevivirá, y no podrás sentir nunca más cómo resbala entre tus dedos. Porque esos granos de arena, esas gotas de ron, esas son las verdaderas sonrisas, los verdaderos besos. La verdadera vida es la que sentimos que se nos escapa, y por eso disfrutamos de ella.

martes, 8 de junio de 2010

No me gusta la poesía en verso. No trates de medirla y cortarla, pesarla y venderla como una prostituta en un burdel. Las alas de las mariposas no son cuadradas, la vida no es una línea recta, ¿por qué había de ser exacta la poesía? La poesía ya es perfecta en sí, aunque nunca será exacta, cerrada, porque los sentimientos no pueden describirse. Nunca. Pero no me vengas ahora con tus patrañas filosóficas, no me abrumes con metáforas y léxicos cuidados. Me aburres. Dame un puto paralelismo, que yo mandaré un misil a tu cabeza. Dame una puta palabra, que haré que sea la palabra que nunca oíste. Porque eso es la poesía: ver lo que no habías visto, sentir lo que creías conocer, descubrir que estás rodeado de vida. Tu nacimiento, tu muerte, tu último beso, no son gotas de sangre en un folio, sino estelas en la mar. Unas más grandes, otras más duraderas, otras que recorren caminos ya asfaltados, para no llegar al mismo final. Vidas, al fin y al cabo, que no caben en las palabras. Palabras que, decididamente, no cabrán nunca en una línea. Y no me hables de la rima; que las palabras no se posen como un simple sonido en tu cabeza, sino como miles de pensamientos e imágenes.

jueves, 27 de mayo de 2010

Lo de la B y la M no me interesan nada. Son trazos que no existen, creaciones de mi cabeza que luego se adueñan de la realidad y me obligan a crear normas. Como tú. Como cada vez que intento que sonrías, y solo veo un pozo que se llena con rencor y resignación, sentimientos que se repiten como tus lágrimas sobre la almohada. Sabes que siempre te admiraré, que siempre confesaré al claustro que te amé, que te deseé. Que te miro a escondidas teclear, caminar, permanecer de pie y respirar. Que cuando me amodorro en el sofá, cuando estoy de mala gana, mi imaginación subyuga a mi consciente para que te enseñorees en mi piel y en mis llagas. Cada gota que se resbala por el desagüe, cada mechón de pelo que cae al lavabo es una capa más que cae, un río más que abandona los campos y vuelve a su lecho, soñando con ser solo un hilo, para acercarte así a ti, a tu perfecta sencillez. Porque tu sonrisa, tu pelo, tu cuerpo, fueron creados hace siglos en cada mente que descubrió la luz, que concibió que el ser humano podía llegar a ser dueño de su destino. Porque tú, tú eres mi destino, aunque solo te contemple tras el cristal de mi memoria.

lunes, 24 de mayo de 2010

Antes de hablarme, súbete las bragas. Deja de mirar hacia atrás, su halo ya no resplandece sobre nuestras cabezas. Tu lengua se mueve en vano, pronuncia palabras vacías, como las suyas. En tu frente brilla la adhesión a su fe, a sus letras estúpidas y a su música alienante. Todavía te veo, sumergida en la marea de mierda del concierto, moviendo los brazos como una colgada que descubre el tacto del aire, inexistente, como inexistente es su atractivo. Sus dedos, rechonchos con uñas perfectas, te acariciaron la nuca mientras sus ojos te hablaban del dolor que siente, de las noches en vela mirando brillar la luna. ¿De qué coño vas? El único dolor que sintió fue no follarte antes. Las muchas noches en vela, las muchas mujeres que han pasado por él. ¿O debería decir que él ha pasado por ellas? Porque eso es lo que hace, pasar y resbalar, sin dejar huella, solo es una imagen que desea aparecer en una carpeta, una voz que intenta sonar. Unas gafas de sol talladas en la cara, que ocultan unos ojos que lo delatan, unos ojos de traidor, de asustadizo, de rata que engaña y seduce al león. Un pelo cuidadosamente despeinado, después de dos horas delante del espejo. Igual que el niño no parpadea ante el dragón del teatrillo, así estás tú, colgando de sus hilos. ¿No los sientes? ¿No sientes su saliva cayendo sobre ti, las manos cerrándose sobre tu cuello? Te tendrá todas las veces que quiera, y tú sonreirás cuando te deje en la cama, cuando no te salude por la calle, porque es un alma libre, es distinto a todos nosotros. Es un alma libre sometida a la tiranía de la imagen. Es distinto a todos, lo reconozco. Reconozco que todos lo envidian, es el modelo que los demás hombres elevan sobre sí mismos. Pero yo no. El arte, nena, no son unos zapatos de tacón.

viernes, 21 de mayo de 2010

El ser humano debe saber que es débil. Tiene que mirar sus brazos, observar asombrado sus vacilantes músculos, sus escuálidos huesos. Verá su vientre, su ombligo lleno de miseria, y caerá de rodillas sobre el polvo. La piel, la robusta piel que antaño protegiera entrañas, sangre y alma, arderá como una fina capa de plástico, arrancada como envoltorio de caramelo por un niño sin piedad, ni edad. Delante del espejo pueden besar sus ojos, acariciar su pelo, pero el espejo se desvanecerá, las máscaras se fundirán mientras languidecen en la pared. El fuego todo lo quemará, por no mudar en su costumbre. Se rajarán las lápidas, la tierra se lanzará en olas sobre las ciudades que vivieron y bebieron. Pero sobre todo, el ser humano tiene que creer que está solo, para que así este destino pueda cumplirse, y no sea solo el sueño de un loco, ardiendo en la eternidad.

domingo, 9 de mayo de 2010

Nunca quise ir a LA, el que se va y crece es un traidor, pero el que se queda es un falso dios, otro traidor. Billete azul, billete rojo, dinero que se derrite entre flores azules. Siempre intenté gritar del otro lado, sentir cómo mis dientes quedaban bonitos en el espejo, pero nunca me abrazaste, ni siquiera cuando te hablaba de esa canción. Caras tristes, caras que se dejan llevar, depresión es la palabra que todos quieren decir. Quizás todos tienen que escuchar, tienen que sentarse y mirar cómo les hablo en una lengua que no conocen, y darme cuenta de que sus oídos giran hasta centrarse en el interior. Almas con ojeras, almas que durante un segundo arrugan la nariz, es horrible el miedo incontenible. Iván Ferreiro tiene nombre de dolor, es mejor, ya lo entiendo. ¿Para qué escribir esto? ¿Por qué no soplarlo lejos? Porque los demás lo quieren, y necesito satisfacer a los demás. Los juguetes se aburren contigo, prefieren al hermano de ojos azules, que sí es divertido. Qué caras más tristes. Un toque de campana, un murmullo de gente que se deja ahogar poco a poco, que sienten el frescor del agua subir por el cuello. Ojos rojos de un dibujo de Mingote. Y otros ojos, que brillan, pero no están.

martes, 20 de abril de 2010

El torno gira lentamente, a mi control. Mi pie sube y baja rítmicamente, una y otra vez, me gusta sentir el aire subiendo por mi pierna. Las manos se deslizan sobre las paredes de barro, la masa informe suelta trozos que caen al suelo, asas de jarrones o brazos de bailarinas, vidas que nunca llegarán a nada. Poco a poco las manos se van cerrando, el jarrón va tomando forma, mi creación se va izando hacia el cielo, poco a poco, muy poco a poco. Un dedo meñique tiembla, un simple dedo meñique que no sirve para nada tiembla, y corta el jarrón por la mitad. El barro salta por todas partes, el jarrón llora porque nunca existirá. Tengo que agacharme hasta el suelo, hundirme para recoger los pedazos de mi fracaso, y volver a montar el jarrón. Miro por la ventana, miro el mar, miro la sal que flota en el ambiente, miro toda la vida que se escapa mientras yo permanezco aquí, con este engendro, algo que nunca quiso existir y nunca deberá existir. Vuelvo a tirar el barro contra el torno, me lavo las manos, que todo vuelva al punto de partida. El torno gira, el pie sube y baja, pero no puedo sentir el ritmo, mi control no existe. Ninguno de mis movimientos me pertenece, nada es mío menos esta sensación de que fuera el sol brilla, y yo trato de crear un punto de luz en este cuarto cerrado.

jueves, 15 de abril de 2010

martes, 13 de abril de 2010

Sonríeles. No hagas que la semana sea una sucesión de discusiones en un vía crucis eterno. Sonríeles, pero que no se crean que son accesorios. Hazles pensar que estás ahí porque quieres, intenta hacer ver que apruebas todo lo que hacen, por qué susurras todo lo dicen. Miénteles, pero no les hagas creer que para ti son los reyes del mambo, que morirías simplemente por tener sus ojos. Miénteles, pero no les dejes que se adueñen de ti, de tus días, de tu alegría. Sonríe por encima del barro y del hedor, de las conversaciones vacías y las miradas huecas. Si estás ahí es porque tienes que estar, pero recuerda que tienes que estar porque quieres tener que hacerlo. Recuerda los días azules pasados y futuros, los fuegos artificiales que todavía no han ardido, las borracheras que todavía no han acabado en resaca. Piensa en tus hijos, en tus nietos, y recuerda que tendrás que mirarlos a los ojos, y ser un guía hasta que los defraudes. No te puedes permitir no creer en ti mismo. Pasa de todos, sonríe y deja que sigan viviendo su mundo de mentira. Miénteles, pero nunca dejes que la mentira se convierta en realidad.

domingo, 4 de abril de 2010

Y ver tus ojos,
y admirarlos.
Mirarlos, y perderme
en ese brillo, en esa vida que es la que
me falta, la que miro por la ventana
cuando nacen los fuegos artificiales
y la que extraño en cada parada del bus,
en cada paso sin dueño
Bueno, tú eres la dueña de todo,
de mis palabras, de mis logros,
pero nunca de mis ojos.
Porque mis ojos nunca brillarán como los tuyos
y no serán más que un quieto reflejo,
un lago al que te asomas y del que te sorprendes.
Un lago cuyo único atractivo son tus ojos, tu mirada.
.

domingo, 21 de marzo de 2010

La vida no es un camino, son muchos. La vida son ríos que suben y bajan, manzanas que caen y que crecen hasta llenarse de gusanos. No todos los pasos nos llevan hacia delante, pero todos conducen hacia el futuro, y solo podemos comprometernos con que ese será nuestro futuro, y seremos responsables de él. Ya somos responsables de lo que seremos, porque ya lo estamos siendo. Por eso cada paso cuesta, cada herida parece condenada a sangrar por siempre, pero todo se cura. Todos los problemas se solucionan, porque siempre llegan otros que los solucionan, otros que siempre son peores. Y la mierda se amontona encima de nosotros, y no podemos respirar, y creemos que lo estamos pasando mal, que somos desgraciados, pero siempre hay gente que está peor que nosotros. Gente que realmente sufre, y no gente que tiene que sufrir para existir. Nosotros nos ahogamos en círculos concéntricos de rencor y amargura, renunciando ver el sol. Pero salir es tan fácil como querer, como establecer prioridades en la vida, y primar tumbarnos en la hierba antes que cantar delante de miles de personas. Mejor vivir en unos ojos que brillan, y no en miles de manos que te arrojarán a la basura al salir.

martes, 16 de marzo de 2010


Famous blue raincoat - Leonard Cohen

miércoles, 10 de marzo de 2010

Y correr y mirar a todos y sonreír y levantarlos del fango y limpiarles el polvo de las rodillas y ponerles una tirita en las rodillas peladas y mecerlos en mis brazos mientras les canto nanas y seguir corriendo y descubrir que llego tarde y tengo que saltar más y correr más rápido para llegar a lo mismo pero al final acabo llegando pero resoplando y recuerdo que tengo que seguir más allá y superar esa otra montaña y cargarme con el sherpa moribundo y decirle que se curará que su pierna está bien que su familia tendrá comida porque él es el mejor sherpa del mundo y volver a la civilización y descubrir que todo ha cambiado porque ha llegado el médico y advierte que al llevarlo en brazos le he destrozado la cadera y que ya nunca podrá cargar esos inmensos paquetes y seguir corriendo seguir saltando seguir volando porque hay otra meta porque siempre hay otro sendero que recorrer hasta llegar a un valle en el que hay una escalera y muchas cosas más pero solo recuerdas que hay una escalera y tus brazos ya no soportan ni el reloj.

domingo, 7 de marzo de 2010

Es una sensación difícil de explicar cuando estás mirando al infinito, y ves una cara que se vuelve, te sonríe, y te tiende una mano. Cuando miras al suelo, cuando piensas que tienes frío, y alguien te acaricia la espalda, te cuenta sueños estúpidos solo para que sonrías, para que pienses en el futuro como algo lleno de color, y no en una magnífica escala de grises. Cuando ves un aviso en tu monitor, cuando ves un nombre entre arco iris, y sonríes, porque sabes que ya nada malo puede suceder, que ya nadie se va a atrever a toserte, porque te cuidan. Desarrollas un juego de palabras y gestos, pero lo suficientemente amplio como para no hacer sentir a nadie excluido, aunque nadie comprenda esos guiños, o esas iniciales. Cuando estás en casa y piensas en tener que madrugar, en tener que soportar demasiado tiempo en el autobús, y sonríes, es entonces cuando te das cuenta de que tienes alguien a tu lado en quien puedes confiar. Es entonces cuando descubres que tienes una buena amiga a tu lado, y no la sabes valorar, no la cuidas lo suficiente. Es entonces cuando coges lo mejor de ti, y se lo brindas a ella. Y solo puedes terminar dando las gracias.

jueves, 25 de febrero de 2010

Imagina la casa perfecta, hijo mío. Imagina habitaciones amplias, modernas, con muebles de vanguardia, donde celebras fiestas durante un fin de semana perpetuo. Imagina habitaciones pequeñas, de piedra o de madera, con sillones donde hundirse y reposar de los demás, paladear el sabor de cada segundo. Imagina tu propia casa perfecta, que se adecue a tus necesidades. Por eso, debería cambiar a cada momento, pero siempre por ti. Imagina tu cocina, perfecta con sus armarios rojo brillante o su estufilla de carbón. Ahora imagina el grifo. El grifo gotea. Cada segundo se deja resbalar una gota y repica sobre el desagüe. ¿Qué harías? Cambias el grifo, y sigue goteando. Llamas al fontanero, y cambia la tubería, hace rozas por toda la casa, y el grifo sigue goteando. Pasillos llenos de serrín, camas cubiertas de cuadros y muebles retirados. Y el grifo sigue goteando. Es un goteo regular, siempre tic, paladeas el silencio entre goteo, pero sabes que en seguida viene la gota. La esperas, pero nunca llega cuando esperas. Crispas la mano, no parpadeas, abres los tímpanos hasta que te duelen, pero no llega. Respiras, sonríes, y justo entonces cae la gota. Ahora, hijo mío, ¿no querrías coger un martillo y destrozar toda la casa? ¿O serías sensato y simplemente te mudarías?

viernes, 19 de febrero de 2010

Quiero ser bandido y traidor, quiero que los niños se duerman con el miedo a encontrarme. Quiero que las cicatrices crucen mi cara, quiero que mi respiración se confunda con la niebla en un callejón oscuro. Quiero hacer daño, quiero cosechar lágrimas y suspiros. Quiero escupir, golpear, para que piensen que hay un alma sensible en mi gruesa piel. Quiero reírme de defectos, fumar en baños y despachos, robar móviles de taquillas y que todo eso provoque una risilla de complicidad, de aceptación. No quiero poner una tirita en cada rodilla pelada, quiero que alguien sople en mi dedo quemado. No quiero dormirme rezando para que alguien sonría mientras miles de personas arden en la hoguera por no haberse comprometido con la vida. No quiero querer, pero siempre acabo queriendo que alguien me quiera.

domingo, 14 de febrero de 2010

Mis ojos se cierran poco a poco, los párpados pesan, pero me fuerzo a seguir aquí. Necesito arrebatar horas al sueño, a la muerte, y ver que sigues ahí. Trato de inventar metáforas, de buscar símbolos y figuras bellas, pero no las encuentro. Presento la belleza desnuda, eres tú. No puedo intentar vestirla de palabras porque sería atentar contra la moral, nadie debería nunca callarte, mentirte o robarte. Tú eres el fin en tí mismo, la música que escucho en miles de canciones. Recompongo mis pensamientos, escucho mis sentimientos, y trato de verte como arte, pero no puedo; te he estrechado demasiadas veces en mis brazos. Me he esforzado por que cada poro, cada curva de tu cuerpo recuerde mis dedos, recuerde mi amor por ti, recuerde las teclas del piano que he construido, recuerde que vivirás siempre en mí. Los árboles desnudos, las hojas golpeando mi cara, todo eso no importa, porque tengo tu rostro grabado en mi memoria, y me resisto a dejarlo ir. Me resisto a dejar que seas una rama más, pudiendo ser el tronco.

viernes, 5 de febrero de 2010

Odio a las hormigas. Me parecen el animal más estúpido, sus patas largas se mueven como brazos estúpidos que jalean a un cantante drogadicto. Caminan siempre en fila, unas detrás de otras, aducen que así llegan más lejos, que así se aprovechan de sus conocimientos. ¡Mentira! Lo único que hacen es pisar su mierda, tragarse sus mentiras. Degustan vómito en copa de plata, paladean sangre seropositiva, todo pensando que es la esencia del ser, cuando todos sabemos que la esencia no existe, que la importamos. Todo lo importamos, nada creamos. No somos capaces ni de hablar en español, porque parecemos ignorantes; el inglés es cool y acortar palabras mola. Míranos, todos consumimos lo mismo, todo es evaluable, todo es seriado, todo es igual. Incluso amar y odiar son conceptos que son iguales para todos, con una serie de normas: no puedes amar a tu hermana, no puedes odiar sin motivo. ¿Y quién cojones me lo impone? ¿Quién es el que define cómo tenemos que ser? Nunca lo sabremos, porque no queremos, pero los únicos responsables somos nosotros. Nosotros somos la mierda, pensando que somos la hierba. Nosotros contaminamos nuestra sangre, pensando que aspiramos a ser reyes. Nosotros nos contenemos, no gritamos, no pegamos, porque pensamos que así solo nos haríamos daño a nosotros mismos. Y sí, al pegar un puñetazo te duele la mano. Pero al otro le faltan varios dientes.

martes, 2 de febrero de 2010

No cures leprosos, porque morirán de tuberculosis. No apadrines ningún niño, porque morirás y se quedarán huérfanos. No saltes, porque caerás. No estudies ni aprendas nuevas arias para flauta, porque tus dedos se atrofiarán y serán incapaces de volver a empuñar un pincel. No juegues al fútbol, porque el césped se adueñará de las porterías, y el reuma de tu cuerpo. No engañes, no robes, no adules, porque tus ídolos caerán, la madera se llenará de polillas y la piedra será engullida por la arena. No tengas perros, porque crecerán y se harán insoportables. No leas, porque las historias serán demasiadas, y el tiempo volará. No defraudes, porque las expectativas siempre superarán lo real, lo creíble y la propia muerte. No hables, no escribas, no cantes, porque el viento se lleva lo que acontece, sea en el camino o en tu cabeza. No mires a los pájaros, porque nunca podrás volar. No levantes la vista, porque nunca podrás subir. No abras los ojos, porque nunca podrás vivir. Ama, porque será lo mejor que puedas hacer con tu vida.

jueves, 28 de enero de 2010

El pez da vueltas sobre sí mismo, revolcándose en su propia mierda. Sus escamas de antiguo oro, ahora se cuartean con el movimiento, bajo roña y resto de comida. La pecera, de hecho, está cubierta por una chaqueta tirada al azar, sin preocuparse de lo que hay debajo. Antes, su cara permanecía horas y horas frente a la burbuja de vida, le cantaba, le regalaba castillos y submarinistas. Ahora, ya no le sonríe, ya no le mira. Él se esfuerza, intenta limpiar sus escamas, intenta hacer piruetas que atraigan su atención, pero no lo consigue. Está indiferente, apática, eso dice a su madre cuando la regaña por el agua turbia de la pecera. Pero sale corriendo en cuanto oye tocar el timbre, en cuanto escucha que comienza su programa, en cuanto ocurre cualquier cosa. Todo merece su atención, menos el pez.

miércoles, 20 de enero de 2010

No, no soy el espejo que te devolverá más guapa y más delgada. Necesito ver una carita sonriente por las mañanas, necesito que alguien me diga algo bonito, solo para seguir adelante. No se trata de que me recibas con abrazos y besos en los pies. Solo que me preguntes qué tal, que te intereses de verdad por escucharme, y que de tu boca no salga nunca más un "yo" mientras hablo. Que no sonrías a todos menos a mí, que no repartas rosas a los transeúntes, y me guardes espinas envueltas en finas palabras y gestos de etiqueta. Tienes problemas, me parece perfecto; todos los tenemos. Unos más y otros menos, creo que en eso no te puedes quejar. Guarda tus hachas, tus cuchillos y tu guerra fría. Todo es distinto a como lo imaginas, y si en algo se parece es porque tú hiciste que fuera así.
Sonrío.

Sonríes.

Otro día perfecto.

viernes, 8 de enero de 2010

No soy increíble, no soy superman. No intento ser el macho delante de nadie, pero tampoco intento vender mi corazón abierto y cortado en pedazos. No hay nada en este mundo que ame tanto como hacer feliz a la gente; una sonrisa me da una vuelta al corazón. Hago de las lágrimas de los demás mi manto, para seguir sonriendo y seguir luchando, para seguir bromeando y seguir intentando que la gente vea que el sol brilla, que el agua baña nuestros tobillos. Nada podrá pararnos, nada, porque si miramos dentro de nosotros veremos que somos libres, que movemos nuestras manos y nuestras lenguas, y somos responsables de todo lo que construyen y critican. Nuestros lenguas construyen puentes que cruzan mares, nuestras manos hacen aparecer de la nada cajas donde guardamos nuestros sueños y nuestras ilusiones. Como seres humanos somos estupendos, pero cuando aparecen en nuestras vidas los demás, cuando comprendemos los sentimientos de los demás y los incorporamos a nuestro camino. Porque en esta vida, no hay un premio esperando al final, sino que cada pequeño paso es una recompensa en sí misma.

miércoles, 6 de enero de 2010

Sonríe y mira hacia arriba, mientras la besan. Puedes ver cómo cada pestaña salta y se estremece, porque le están dando un beso en la mejilla. Una amiga. Un simple beso, con un brazo por encima del hombro. Queda lejos todo el dolor, todos los males del mundo, porque la están besando, está posando para una foto, y ella es feliz. Necesitamos poco para ser felices, pero no podemos darnos cuenta. Las noches cuidando de los demás, las palabras destinadas a curar llagas y a desinfectar espinas enquistadas conducen a este momento, a esa sonrisa casi forzada, pero que por dentro es natural, espontánea, y a esos ojos. Esos ojos. Brillan como brillo yo por dentro cuando la veo. Brillan como tiemblan mis manos al intentar cualquier figura de papel, cualquier palabra escrita con una tinta que se desvanece. Veo esos ojos en los faros de los coches, en los campos de trigo, en los hielos de los vasos que lleno. Y cuando los veo, respiro tranquilo. Y sonrío.
 

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