domingo, 4 de abril de 2010

Y ver tus ojos,
y admirarlos.
Mirarlos, y perderme
en ese brillo, en esa vida que es la que
me falta, la que miro por la ventana
cuando nacen los fuegos artificiales
y la que extraño en cada parada del bus,
en cada paso sin dueño
Bueno, tú eres la dueña de todo,
de mis palabras, de mis logros,
pero nunca de mis ojos.
Porque mis ojos nunca brillarán como los tuyos
y no serán más que un quieto reflejo,
un lago al que te asomas y del que te sorprendes.
Un lago cuyo único atractivo son tus ojos, tu mirada.
.

2 burradas:

Miguel Valenzuela dijo...

Por muy profundo que sea el lago, por mucha vida que albergue, la superficie siempre mostrará el dibujo de quien se asome. El reflejo no perdurará. Sin embargo, el agua es pura, caprichosa pero fiel, y en ella se expandirá la esencia de ese rostro hasta el último recodo y lo contaminará, y el lago tomará su nombre. Te entiendo perfectamente (o eso espero).

(No sabes lo que me ha costado imitar uno de tus jodidos comentarios de blogger flipado).

Gory dijo...

Los ojos siempre son el reflejo del alma. Navegar en ellos siempre permite ver como está la otra persona...

 

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