jueves, 25 de febrero de 2010
Imagina la casa perfecta, hijo mío. Imagina habitaciones amplias, modernas, con muebles de vanguardia, donde celebras fiestas durante un fin de semana perpetuo. Imagina habitaciones pequeñas, de piedra o de madera, con sillones donde hundirse y reposar de los demás, paladear el sabor de cada segundo. Imagina tu propia casa perfecta, que se adecue a tus necesidades. Por eso, debería cambiar a cada momento, pero siempre por ti. Imagina tu cocina, perfecta con sus armarios rojo brillante o su estufilla de carbón. Ahora imagina el grifo. El grifo gotea. Cada segundo se deja resbalar una gota y repica sobre el desagüe. ¿Qué harías? Cambias el grifo, y sigue goteando. Llamas al fontanero, y cambia la tubería, hace rozas por toda la casa, y el grifo sigue goteando. Pasillos llenos de serrín, camas cubiertas de cuadros y muebles retirados. Y el grifo sigue goteando. Es un goteo regular, siempre tic, paladeas el silencio entre goteo, pero sabes que en seguida viene la gota. La esperas, pero nunca llega cuando esperas. Crispas la mano, no parpadeas, abres los tímpanos hasta que te duelen, pero no llega. Respiras, sonríes, y justo entonces cae la gota. Ahora, hijo mío, ¿no querrías coger un martillo y destrozar toda la casa? ¿O serías sensato y simplemente te mudarías?
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4 burradas:
Nada es perfecto, todo tiene sus pros y sus contras...Sólo hay que saber si compensa padecer los "contras" para seguir disfrutando de los "pros".
Puedes aprender a convivir con la gota!solo es molesta si tu la quieres ver como tal
mudarse?? NUNCA, sería rendirse ante algo tan simple como una gota de agua. Seguro que con el tiempo acaba siendo un sonido familiar y agradable sino... siempre puedes cortar el agua
Nunca hay que rendirse, la gota acabaría siendo la banda sonora de tu vida (junto a U2, por supuesto) y sería la casa peerfecta ;)
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