miércoles, 23 de noviembre de 2011

Recuperar las hojas pasadas del calendario. Pensar que nada ha cambiado. Recordar cuando el frío no existía, lo único que surcaba las calles era el espíritu de la navidad. Cuando había regalos. Cuando había árbol de navidad. Cuando las ideas se quedaban en el salón, dando clases a mis peluches. Hubo una época en la que las urnas flotaban por encima de mí, sobre mis sueños y no bajo mi decepción. Qué felices, qué caras más tristes. El río corre, nuestro rostro nunca más se reflejará en él. Deja que la misma canción suene una y otra vez, para afianzar la burbuja, que no explote y que nunca se vaya el calor de esta habitación. Esos ojos. Esa sonrisa, ese aliento justo a mi lado, mientras todo el mundo estalla. Poco a poco, palabra a palabra, creo una imagen y no la dejo escapar. Acaricio mi mano, pienso que es una mano blanca descansando en una cama, imagino que el tiempo no ha pasado, que el equilibrio es posible. Seguir escribiendo un poco más, seguir llenando el folio en blanco sin pensar, solo sintiendo y viviendo las imágenes de mi cabeza. Pensar que nada ha cambiado, que el calendario no ha perdido las hojas. El reloj se paró y seguirá eternamente parado. Gracias a ti.

1 burradas:

Anónimo dijo...

si cada vez que vienes me convences
me abrazas y me hablas de los dos...

 

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