lunes, 19 de septiembre de 2011

No sigas a las personas que no vuelven la cara para ver si estás ahí. No te preocupes por ellas, porque no necesitan preocupación; son su mundo, y eso les basta. Si no te habla más que cuando le reprochas que no habla, si no sonríe sino cuando se lo pides, es que esa persona no merece la música de su latido. Desde el otro lado de la mesa, sentadas, siempre sentadas, juguetean con su móvil, con su bolígrafo, con su ego, mientras tú intentas capturar su mirada solo un minuto. Ahórcate con tu corbata, y quizás así consigas una palabra de su boca. Sí, claro, cuando sonríes piensas que el aire arde, pero todo eso es mentira. Simplemente conocen sus bazas y saben jugarlas, algo que tú deberías conocer desde hace mucho tiempo. La abertura justa de los labios, los ojos ligeramente entornados, el perfume tímido pero firme. Detalles que te seducen, que te hacen desear besarlas, imitarlas, llegar a convertirte en alguien como él. Personas que no están aquí, sino detrás tuyo, buscando algún obstáculo mientras tú te arrodillas suavemente y les bajas los pantalones o les subes la falda. Ellos no se preocupan de ti, eles não ligan para a gente, pero lo peor de todo es que tú ya lo sabes, y lo aceptas. Porque prefieres esos ojos falsos que otros llenos de vida que te obliguen a quererlos. Prefieres a alguien a quien no te una nada, antes que otra que te agarre bien hondo y te ate las tripas con un puño de hielo. Tú eliges donde tener el lazo helado: si en el estómago o en el corazón.
 

Copyright 2010 Archivo de las pequeñas cosas.

Theme by WordpressCenter.com.
Blogger Template by Beta Templates.