martes, 8 de junio de 2010
No me gusta la poesía en verso. No trates de medirla y cortarla, pesarla y venderla como una prostituta en un burdel. Las alas de las mariposas no son cuadradas, la vida no es una línea recta, ¿por qué había de ser exacta la poesía? La poesía ya es perfecta en sí, aunque nunca será exacta, cerrada, porque los sentimientos no pueden describirse. Nunca. Pero no me vengas ahora con tus patrañas filosóficas, no me abrumes con metáforas y léxicos cuidados. Me aburres. Dame un puto paralelismo, que yo mandaré un misil a tu cabeza. Dame una puta palabra, que haré que sea la palabra que nunca oíste. Porque eso es la poesía: ver lo que no habías visto, sentir lo que creías conocer, descubrir que estás rodeado de vida. Tu nacimiento, tu muerte, tu último beso, no son gotas de sangre en un folio, sino estelas en la mar. Unas más grandes, otras más duraderas, otras que recorren caminos ya asfaltados, para no llegar al mismo final. Vidas, al fin y al cabo, que no caben en las palabras. Palabras que, decididamente, no cabrán nunca en una línea. Y no me hables de la rima; que las palabras no se posen como un simple sonido en tu cabeza, sino como miles de pensamientos e imágenes.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 burradas:
Desgraciadamente, tendemos a racionalizarlo todo...aunque claramente en casos como el que tu describes es un auténtico error.
Chau nene, besos
Publicar un comentario