jueves, 27 de mayo de 2010

Lo de la B y la M no me interesan nada. Son trazos que no existen, creaciones de mi cabeza que luego se adueñan de la realidad y me obligan a crear normas. Como tú. Como cada vez que intento que sonrías, y solo veo un pozo que se llena con rencor y resignación, sentimientos que se repiten como tus lágrimas sobre la almohada. Sabes que siempre te admiraré, que siempre confesaré al claustro que te amé, que te deseé. Que te miro a escondidas teclear, caminar, permanecer de pie y respirar. Que cuando me amodorro en el sofá, cuando estoy de mala gana, mi imaginación subyuga a mi consciente para que te enseñorees en mi piel y en mis llagas. Cada gota que se resbala por el desagüe, cada mechón de pelo que cae al lavabo es una capa más que cae, un río más que abandona los campos y vuelve a su lecho, soñando con ser solo un hilo, para acercarte así a ti, a tu perfecta sencillez. Porque tu sonrisa, tu pelo, tu cuerpo, fueron creados hace siglos en cada mente que descubrió la luz, que concibió que el ser humano podía llegar a ser dueño de su destino. Porque tú, tú eres mi destino, aunque solo te contemple tras el cristal de mi memoria.

4 burradas:

Miguel Valenzuela dijo...

Preciosa.

Mermeladademoras dijo...

A mí me encanta la M, supongo que nos traerán a la cabeza cosas diferentes.
Me gustaría que alguien pensara en mí así, precioso el texto.

Anónimo dijo...

Me ha encantado.

Dafne dijo...

Nunca pierdas la esperanza porque, a base de golpes, algunos cristales se acaban rompiendo.
Yo siempre me rodeo de eMes sin querer.

 

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