domingo, 2 de febrero de 2014

Cuando corres contra el camino, contra tus piernas y tus pulmones, ganar significa nada. La vida no tiene fin, solo venas donde inyectar antiaburrimiento. Ordenar cajones, listas, luego un gesto. La voz grave llegará cuando ya no llores en las librerías. Miro la edad, las entrañas; no hay alma ni sentimiento. Sensaciones que acarician la epidermis mientras ella respira agitada acostada. Seguir cuando has llegado ya en el 0:42. Eliminar y salir del grupo. Pastiche como única respuesta a una sociedad que carece de nombre, que solo sitúa un punto de huida y se define en negativo. post y nunca proto. Tocar la guitarra para que te impresionen. Cultivar un árbol para olvidarlo. Recorres la web en busca de un hermano que haya dicho las palabras que tú nunca pensarás. La metafísica nunca avanza. Werther sigue presente, en cartas, plazas y perfiles. Todo es por amor; poco a los demás, mucho a uno mismo. A los miedos de uno mismo. Guitarras que se alzan como leds rebeldes en un anuncio de Klein. Basar nuestra rebelión por los últimos libros comprados. Seguiremos analizando posters, construyendo masculinidades y analizando legitimidades para comprar una bolsa más de maría. Generaciones después, aún soñamos con bailar en el desierto, solo para encontrar sentido a quitarnos la ropa.

1 burradas:

Anónimo dijo...

La vida es una locura en la que nadie gana. ¿Pero todavía queda algún ser atormentado en la web?
Nos quitamos la ropa de madrugada, asoma el alma y nuestros inútiles temores.
Cada uno se instala en su inercia e inocula su veneno.
Trabajo, literatura, falsas ilusiones... Cualquier fantasma nos puede servir para "tirar" un día más.

 

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