domingo, 4 de septiembre de 2016

Por ti y la felicidad de tus ojos.
Por tus piernas balanceándose, una alegría
que recorre todo tu cuerpo hasta llegar a nosotros.
Una sonrisa manchada de chocolate,
dos diminutas manos aferrando un tesoro que se derrite:
la vida.

A diferencia de nosotros, tus bocados sí marcan la presa
y el cazador.
Todo está pasando, los minutos se lanzan ardiendo
por la ventana.
Pero sabes despreciar la banal urgencia para abrazar
la vital importancia:
un negro trofeo por tareas cotidianas que sabe a gloria.

Porque has conseguido lo que nosotros nunca saborearemos:
un laurel real en esta cárcel de futuros y riesgos.
En cada trémolo de tu cuerpo admiro la belleza de la libertad,
una felicidad serena que debemos adorar en vacaciones
y en las efímeras tardes de invierno.

Un brindis por ti porque eres todo lo que puede traer la vida.
Un buen trago por ti para nunca perder de vista la vida.
 

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