Nunca he pretendido que el mundo fuese justo
pero hoy
más que nunca
he querido verlo arder.
Descapotable, gafas de sol
y
todo
lo que sonase a él.
Todo regalo que no estuviese envuelto en sudor.
Todo lo que no fuese verdad.
Quemar ese sombrero y las salsas especiales
que te volarán la puta cabeza
y la cartera,
sobre todo las fotos de los niños.
Evian Christ mezclando gritos imberbes
y músculos siempre a la vista.
Abuelos que creen que la solución,
esa gran solución que nadie más ha pensado,
solo es limpiar escaleras.
Como si hoy las escaleras llevasen
a alguna parte.
Porque poner bombas es ilegal, que si no...
Que si no los puntos suspensivos serían
líneas de bajo en la noche madrileña.
Arrebatar las caretas para mostrar el miedo.
Escribir y que realmente sea bueno.
lunes, abril 13, 2015
jueves, abril 09, 2015
Las murallas de Jericó no cayeron ante las grandes catapultas ni los férreos atacantes. La ciudad se rindió al arte, no pudo con el poder de la música y del sublime silencio que se desliza entre nota y nota. Una buena sinfonía, esa que revienta jaulas y muros, no destaca por su violenta percusión sino por la finura de su melodía, los deliciosos trazos que dejan las figuras sobre el pentagrama. El oído no se estremece ante el sonido que le llega, sino el que ha tenido ya tiempo de saborear y desear más, anhelar la caricia del arco contra la trenza del violonchelo, el viento arremolinándose en el fagot.
Las murallas de Jericó cayeron cuando hicieron suya la canción, cuando la sintieron como parte de su cuerpo. En ese momento descubrieron que podría dejar de sonar y desaparecer, el suspiro que nunca llegarían a sentir sobre su áspera piel. Bajo esa coraza había entrado un dragón de fuego y miel; la muralla pasó a ser un plural de cuerpos y mentes. El arte levantó el títere y le regaló una sonrisa, una luz que ya nunca quiso/pudo abandonar. Cada gesto del dragón hacía más insoportable la espera hasta el siguiente coletazo y más dulce el recuerdo de las alas henchidas. Hasta que llegó el momento: la muralla se derritió bajo el sonido de su propio rugido, la fuerza de sus propias garras. Solo un ser, sin espera, sin deseo.
Las murallas de Jericó cayeron cuando hicieron suya la canción, cuando la sintieron como parte de su cuerpo. En ese momento descubrieron que podría dejar de sonar y desaparecer, el suspiro que nunca llegarían a sentir sobre su áspera piel. Bajo esa coraza había entrado un dragón de fuego y miel; la muralla pasó a ser un plural de cuerpos y mentes. El arte levantó el títere y le regaló una sonrisa, una luz que ya nunca quiso/pudo abandonar. Cada gesto del dragón hacía más insoportable la espera hasta el siguiente coletazo y más dulce el recuerdo de las alas henchidas. Hasta que llegó el momento: la muralla se derritió bajo el sonido de su propio rugido, la fuerza de sus propias garras. Solo un ser, sin espera, sin deseo.
martes, marzo 31, 2015
No tiene sentido construir unos sueños que te aprisionen. Marcarte un estilo de vida que te constriña como un corsé hasta hacerte escupir tus pulmones y tu bilis, espolvoreada en los portales de cada sábado que no recordarás. Crees que marcas tu camino como la caña que soporta los tomates: parece estúpido hasta que no compruebas el peso de los frutos. Sin embargo, ahora no hay fruto ni agua ni mucho menos tierra. Te vendieron huesos de aceituna por semillas mágicas, granos que harían germinar tu futuro. Pero tu fe, tu esperanza y tu caridad te mantienen atado a Sísifo, cada noche confías en vez más estrellas en tu libreta pero solo ves el rastro de la arena en el embudo. Las estelas en el mar son invitaciones rechazadas, agujas enquistadas y pasos de baile olvidados antes de aprender. No hace falta psicoanálisis ni actos fallidos; esta claro lo que quieres y deseas, así que hazlo. No retengas tus palabras creyendo en un torrente mágico que brotará de nuevo. Tú eres tu realidad, aunque no existas tú sino vosotros aunque nunca llegues a conocerlos a todos aunque hoy mates al de ayer y reniegues del de mañana. Mándalo todo a la mierda una vez más y vuelve a tu archivo, los únicos acordes que realmente dominas. Disfruta de tus palabras, que te acerca al Sentido del Texto, a Tu Gran Revelación Que Mañana Reemplazarás Por Otra. Disfruta escribiendo sobre ti, sobre tu interior y sobre ti; no temas repetirte. Y por favor, sigue saboreando las palabras porque nunca hay suficiente.
martes, marzo 17, 2015
Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde.
Preparamos nuestras frases
esperando un momento en que alguien escuche.
Fabricamos nuestros recuerdos
sin fe ni luz,
esperando que un día dejemos de ser nosotros
para ser Nosotros.
Esperamos...
Y mientras tanto, el silencio se pudre
en nuestros pulmones. Inunda de cieno
el único corazón que latió por nosotros.
Una sonrisa quiere abandonar el lienzo
para ser real.
No quieres que hable,
solo que se siente a tu lado
y sonría y sonría y sonría
y sonría
y sonroje a la luz y a la esperanza, a la caridad que empaquetó asco y necesidad en un vuelo sin motor, sustentado por las alas de Eros y Thánatos. Un avión que escupió un ángel y un demonio a una noche fría; en el fondo, ¿qué noches no lo son?
Pero finjamos que todo fue una fuga de gas,
contemos las temporadas antes del invierno
y contengamos la respiración un minuto más
para que nuestra amada sobreviva.
Vivamos otras vidas para no vivir las nuestras.
Miremos pantallas para apartar la vista de lo real, lo hiperreal, lo Real. Siempre en masculino.
Hablemos y compremos,
bebamos y disfrutemos para construir nuestra identidad
en otros objetos que podamos cambiar.
No seamos nunca nosotros porque solo seremos nosotros.
uno lo empieza a comprender más tarde.
Preparamos nuestras frases
esperando un momento en que alguien escuche.
Fabricamos nuestros recuerdos
sin fe ni luz,
esperando que un día dejemos de ser nosotros
para ser Nosotros.
Esperamos...
Y mientras tanto, el silencio se pudre
en nuestros pulmones. Inunda de cieno
el único corazón que latió por nosotros.
Una sonrisa quiere abandonar el lienzo
para ser real.
No quieres que hable,
solo que se siente a tu lado
y sonría y sonría y sonría
y sonría
y sonroje a la luz y a la esperanza, a la caridad que empaquetó asco y necesidad en un vuelo sin motor, sustentado por las alas de Eros y Thánatos. Un avión que escupió un ángel y un demonio a una noche fría; en el fondo, ¿qué noches no lo son?
Pero finjamos que todo fue una fuga de gas,
contemos las temporadas antes del invierno
y contengamos la respiración un minuto más
para que nuestra amada sobreviva.
Vivamos otras vidas para no vivir las nuestras.
Miremos pantallas para apartar la vista de lo real, lo hiperreal, lo Real. Siempre en masculino.
Hablemos y compremos,
bebamos y disfrutemos para construir nuestra identidad
en otros objetos que podamos cambiar.
No seamos nunca nosotros porque solo seremos nosotros.
lunes, febrero 16, 2015
Cada vez que mi padre me llama a móvil me da un vuelco el corazón, anticipando la desgracia. Pero el dolor nunca contesta ese "dime", sino que siempre hay una propuesta diminuta llena de tal cariño que siempre me da otro vuelco el corazón. Nunca buscan ser demostraciones de nada, nunca hay piropos ni palabras bonitas, sino comentarios y preguntas cortas, secas dirían algunos, pero que esconden el auténtico amor. Y en ese credo me he criado, un siglo de luces que no necesitan brillar para iluminar. Lástima que me haya quedado en simples luces de neón, el puticlub rancio en el que nadie entra y cuya única misión en servir de bromas internas durante el viaje a la playa. Ese soy yo: pienso que ayudo a los demás al vender amor sin entender que eso es imposible de comprar, solo se puede encontrar mojándote en pleno océano. Y como nadie viene, me calzo abrigo y bastón de chulo y pego a mis chicas una y otra vez, cortando sus alas porque nadie quiere probar mis sábanas acartonadas. Pero la realidad nunca es tan dramática, siempre hay risas y alegría aunque yo me esfuerzo en destrozarme, por dentro y por fuera, en cuerpo y en lo otro. Miro alrededor y pienso que hay muchísimas personas que también quieren hacerme llegar ese cariño pero no les dejo. Porque de noche soy proxeneta pero de día quiero vestir aureola y que la gente se tire del caballo y de cualquier conversación para adorarme. Pero la biblia de neón es una canción mediocre y sin conversión no hay voz celestial: doy puñetazos a todos los que me rodean porque llevar anillos me da el valor que no tengo, me deja creerme/crearme quien de verdad quiero ser. Ojalá pudiese dejar de hacer daño a los demás y mostrar que les quiero; es más, ojalá pudiese querer a todos los que odio solo porque necesito una dosis de odio en mi vida. Una rareza más en una lista que cada semana se hace más difícil de sobrellevar. Puedo saborear tus sentimientos, llevo una hora viendo las lágrimas que no acababan de salirte, aunque luego no procese correctamente la información. El robot silvano que se estropeó y fue a hibernar al norte del muro, de donde nadie volverá jamás. Y el jamás se hace muy largo cuando tienes toda la vida por delante. Ahora empiezo a comprender lo que significa que la vida iba en serio.
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