lunes, mayo 30, 2011

El cuerpo todavía yace en el suelo. Ha sido esta tarde, pero mi mente se ha adueñado de esa mujer, de esa muleta, de ese pelo canoso. Todavía yace en el suelo, inerme; varios brazos la han levantado, pero para mí sigue sin vida. Es un recuerdo estúpido pero con demasiado vida, que me lleva a una vida que no puede quedarse en un recuerdo. Días asegurándote de que no faltara nada, noches saliendo al pasillo para ganar tiempo. Y al día siguiente, otra sonrisa, otra cara de sorpresa cuando alguien te confíe una tontada. Porque lo tuyo siempre serán tonterías, paranoias, solo los demás tienen problemas serios. Y mientras, la mujer sigue en el suelo. Corro hacia ella, intento levantarla, pero no puedo. No tengo fuerza, no sé cómo usarla; me obligan a dar un paso atrás. Ella está perfectamente, doy un paseo por la plaza mientras la observo de lejos. Miro, espero que los problemas se hayan alejado. Luego vienen canciones. Canciones que eran alegres pero te recuerdan momentos pasados y por lo tanto tristes. Favores utilizados, besos para otra, esperar y que nunca aparezcan. Las voces en las canciones y en la vida real son siempre parecidas, siempre hay un hilo que puedes recorrer hasta un momento desagradable, para huir a uno alegre que desaparece y te trae más dolor. No somos viejos, no somos mayores; no somos adolescentes, no somos niños. Hemos vivido y hemos sufrido, pero siempre habrá alguien que haya sufrido más. Nos queda el amor, unos ojos que se empequeñecen al sonreír, alguien que simplemente llega y se sienta contigo en el sofá. Sonrío, pero la mujer todavía yace en el suelo.

jueves, mayo 26, 2011

No pienses en los granos que están cayendo. Piensa en los que cayeron y reíste, en los que cayeron y lloraste y aprendiste y más tarde reíste. No cuentes los 35 días que faltan, porque llegarán y no tendrás nada que contar. Cuenta las gotas que caen hasta que rompe a llover, cuenta los suspiros de tu perro hasta que se duerme tranquilo. No busques en cada atardecer un lugar en el césped para contemplarlo, porque no tienes con quién hacerlo. No memorices cada cifra de un móvil que no te llamará, en el que no existirás. Memoriza las caras de quienes sonríen al verte, de quienes siempre te escuchan cuando hablas. No aprendas a tocar la guitarra, el violín, el piano, solo porque le gusta la música. Si nunca te gustó, ¿por qué tienes que cambiar? Siéntela, y que otros la destrocen tratando de explicarla. No lo llames ahora, no lo busques en cada bar, en cada clase, porque aunque esté, no estará para ti. Déjalo que desaparezca, que cada uno vuelva a su rincón, a su país, a su mundo, y que la vida siga brillando. Detrás de estas nubes se esconde el sol que deseas, conque no llores por él. Solo vive, y deja que la espera muera por sí misma.

viernes, abril 29, 2011

domingo, abril 24, 2011

Nunca llegamos, solo volvemos. La vida no es un camino recto, una autopista que lleva a un peaje, sino un tren de juguete condenado a dar vueltas. Dejemos atrás jardines de infancia, universidades, oficinas o tanatorios, todo da igual; siempre encontraremos lo mismo. Nuestros fantasmas atacarán de nuevo, nuestros miedos volverán a controlar nuestras palabras, y seremos presos de nuestras dudas. Siempre nos veremos como el chaval con granos que teme sonreír a la chica que ama con todo su corazón, aunque nunca haya hablado con ella. Los demás siempre serán extraños, sombras que cambian antes de distinguir su contorno. Da igual que los hayamos abrazado meses y años, porque nosotros mismos nos hemos hundido en nuestra mente, y hemos decidido abandonar el mundo. Cambiamos el mundo real, que nos da calor, por una imagen delante de nuestros ojos, que promete mostrarnos una luz. Y siempre lo cambiaremos, porque después de añorar ese calor perdido, de cansarnos de la luz, volveremos a descubrir los abrazos de quienes siempre están en el mismo lugar, las miradas de quienes siempre nos esperan, y esperarán.

jueves, marzo 31, 2011

Déjalos que se pudran.

Que se jodan con sus saludos, sus miedos y sus despedidas. No quieren saber cómo estás, quieren saber que están mejor que tú, que sigues en tu pozo de hiel. No flaquees, nunca muestres qué sientes en realidad. Sonríe cuando tengas ganas de llorar, sonríe cuando tengas ganas de gritar. Que nadie sepa nunca que sufriste, para que así puedas llegar a ser feliz.

Déjalos que se pudran.

Que se jodan con sus preocupaciones, con sus miedos y sus consejos para mejorar. No quieren saber qué te ocurre, cómo empezó todo, sino que se quieren afianzar en su posición de ángeles terrenales, de personas que merecen un poema glosando sus virtudes. No flaquees, nunca les digas qué te ronda la cabeza, porque ellos te lastrarán, te dirán que no lo hagas para que no estés solo, para que no destaques. Que nadie sepa nunca que tuviste miedo, para que así puedas llegar a ser feliz.

Déjalos que se pudran.

Que se jodan con su amor, su confianza y sus ánimos para seguir adelante. No quieren que les cuentes tus problemas, saber qué te ocurre. Solo buscan que tú estés bien, y que nadie pisotee tu camino. Que el bosque se abra delante de ti, pero solo lo necesario para que tengas que pelear y pararte a descansar. No hables, nunca digas nada delante de ellos, porque un día te dirán que la vida es una mierda, y mañana pura poesía. Que nadie sepa nunca que dudaste, porque te demostrarán que fuiste un imbécil, que todas tus preocupaciones fueron en vano.

Déjalos que se pudran. Todos. Tú solo sigue tu camino. Y que se jodan.
 

Copyright 2010 Archivo de las pequeñas cosas.

Theme by WordpressCenter.com.
Blogger Template by Beta Templates.