lunes, junio 20, 2011
Morirás. Desaparecerás. No eres nada, nunca serás nada. Siempre habrá alguien mejor que tú, y si no lo hay, te enfrentarás a la historia. Ese abuelo que te decía que aprovecharas la vida cuando la vida empezaba para ti, ese abuelo serás tú. Un día estarás arrugado, un día pasará la orquesta bajo tu ventana y no estarás bailando. Un día se acabará la tinta y te dará igual. No solo mueren los demás; un día serán tus ojos los que alguien tendrá que cerrar por ti. Los amaneceres, los portales, los abrazos y los ojos brillantes, todo eso será pasado, y venderías a toda tu familia por una noche de tu juventud. El tiempo no pasa, tú eres quien pasa y desaparece, mientras el reloj da una vuelta más, siempre. Tu vida no es nada, tus años no son nada. Hoy estudias, mañana beberás para olvidar un despacho que dura ya 20 años. Vivimos y morimos, somos así, ¿por qué? Como dijo una peluquera, no te preguntes nunca por qué, sino para qué. Para que disfrutemos de cada amanecer, de cada portal, de cada pequeña mano que se aferra a tu mano. De cada rizo que cae por una espalda. De cada correo, de cada minuto sentados en los escalones, dejándose salpicar por el futuro. Un día morirás, y vendrán tantos detrás de ti que tú ya no existirás. Pero si el futuro llega, es gracias a ti. Vive cada hoy, para que llegue un mañana.
lunes, mayo 30, 2011
El cuerpo todavía yace en el suelo. Ha sido esta tarde, pero mi mente se ha adueñado de esa mujer, de esa muleta, de ese pelo canoso. Todavía yace en el suelo, inerme; varios brazos la han levantado, pero para mí sigue sin vida. Es un recuerdo estúpido pero con demasiado vida, que me lleva a una vida que no puede quedarse en un recuerdo. Días asegurándote de que no faltara nada, noches saliendo al pasillo para ganar tiempo. Y al día siguiente, otra sonrisa, otra cara de sorpresa cuando alguien te confíe una tontada. Porque lo tuyo siempre serán tonterías, paranoias, solo los demás tienen problemas serios. Y mientras, la mujer sigue en el suelo. Corro hacia ella, intento levantarla, pero no puedo. No tengo fuerza, no sé cómo usarla; me obligan a dar un paso atrás. Ella está perfectamente, doy un paseo por la plaza mientras la observo de lejos. Miro, espero que los problemas se hayan alejado. Luego vienen canciones. Canciones que eran alegres pero te recuerdan momentos pasados y por lo tanto tristes. Favores utilizados, besos para otra, esperar y que nunca aparezcan. Las voces en las canciones y en la vida real son siempre parecidas, siempre hay un hilo que puedes recorrer hasta un momento desagradable, para huir a uno alegre que desaparece y te trae más dolor. No somos viejos, no somos mayores; no somos adolescentes, no somos niños. Hemos vivido y hemos sufrido, pero siempre habrá alguien que haya sufrido más. Nos queda el amor, unos ojos que se empequeñecen al sonreír, alguien que simplemente llega y se sienta contigo en el sofá. Sonrío, pero la mujer todavía yace en el suelo.
jueves, mayo 26, 2011
No pienses en los granos que están cayendo. Piensa en los que cayeron y reíste, en los que cayeron y lloraste y aprendiste y más tarde reíste. No cuentes los 35 días que faltan, porque llegarán y no tendrás nada que contar. Cuenta las gotas que caen hasta que rompe a llover, cuenta los suspiros de tu perro hasta que se duerme tranquilo. No busques en cada atardecer un lugar en el césped para contemplarlo, porque no tienes con quién hacerlo. No memorices cada cifra de un móvil que no te llamará, en el que no existirás. Memoriza las caras de quienes sonríen al verte, de quienes siempre te escuchan cuando hablas. No aprendas a tocar la guitarra, el violín, el piano, solo porque le gusta la música. Si nunca te gustó, ¿por qué tienes que cambiar? Siéntela, y que otros la destrocen tratando de explicarla. No lo llames ahora, no lo busques en cada bar, en cada clase, porque aunque esté, no estará para ti. Déjalo que desaparezca, que cada uno vuelva a su rincón, a su país, a su mundo, y que la vida siga brillando. Detrás de estas nubes se esconde el sol que deseas, conque no llores por él. Solo vive, y deja que la espera muera por sí misma.
viernes, abril 29, 2011
domingo, abril 24, 2011
Nunca llegamos, solo volvemos. La vida no es un camino recto, una autopista que lleva a un peaje, sino un tren de juguete condenado a dar vueltas. Dejemos atrás jardines de infancia, universidades, oficinas o tanatorios, todo da igual; siempre encontraremos lo mismo. Nuestros fantasmas atacarán de nuevo, nuestros miedos volverán a controlar nuestras palabras, y seremos presos de nuestras dudas. Siempre nos veremos como el chaval con granos que teme sonreír a la chica que ama con todo su corazón, aunque nunca haya hablado con ella. Los demás siempre serán extraños, sombras que cambian antes de distinguir su contorno. Da igual que los hayamos abrazado meses y años, porque nosotros mismos nos hemos hundido en nuestra mente, y hemos decidido abandonar el mundo. Cambiamos el mundo real, que nos da calor, por una imagen delante de nuestros ojos, que promete mostrarnos una luz. Y siempre lo cambiaremos, porque después de añorar ese calor perdido, de cansarnos de la luz, volveremos a descubrir los abrazos de quienes siempre están en el mismo lugar, las miradas de quienes siempre nos esperan, y esperarán.
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