domingo, 23 de diciembre de 2007

Cuando esté animado, entonces diré que soy libre. Hasta entonces, pesarán mis palabras sobre la pantalla, y no sobre tu oído y su piel de gallina, finos cabellos encrespados ante el dolor, ante la alegría, ante mí. De fondo siempre suena la música, el punto al final de la frase encierra más que la frase en sí. Siempre capas y capas de sinsentido, unidas simplemente por la locura y la necesidad de gritar. Unidas en torno a ti. La necesidad de seguir escribiendo para seguir sintiendo el roce de las teclas en las yemas de los dedos, para seguir imaginando tu sonrisa cuando leas todo esto, si es que algún día lo lees. Da igual prosa o verso, pintura o videoclip, todo habla sobre ti, ese tú que aparece en mis ensoñaciones eres tú, lector, ya seas hombre o mujer, ya seas universitario o drogadicto (o las dos cosas). Estas palabras son tuyas. Todo lo que encuentres aquí es tuyo, conque disfrútalo mientras te guste, y deséchalo cuando te canse. Pero sobre todo, cuéntame tu historia, cuéntame qué piensas. Habla, para que vivas.
 

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