sábado, 9 de junio de 2012

Habla todo lo que quieras. Las palabras no construyen nada. No digas que avanzas si solo mueves tus labios. Siempre hablando, sonriendo, halagando para luego despedirte. Los días se alargan, el tiempo muere y las acciones desaparecen. Las viejas promesas de la infancia vuelven, sin resultado. Otros vuelven a la infancia, otros huyen de ella en una carrera de velas y alcohol; ninguna salida es la que tú sigues, porque tú no te mueves. Tus energías solo sirven para renovar tu saliva, imprimir un nuevo gesto a tu cara y levantar la mano en señal de adiós. Nunca jugarás al escondite, nunca dedicarás un tiempo a nadie, nunca dormirá tu cabeza sobre ningún vientre. O bien aprendes de una vez a tocar la guitarra y le arrancas una sonrisa o bien acaricias su pelo mientras le pagas todas las coca-colas que le debes. No hay una tercera opción, ni paseos ni películas. Solo hablar.
 

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