martes, 8 de enero de 2013

La rutina no es un monstruo que nos aliena, que nos aleja de aventuras y lestrigones, sino un mastín que nos espera en el umbral del hogar. Puede atacarnos o puede traernos las zapatillas, todo depende de lo que llevemos al cruzar la puerta. Nuestros días no han de ser la misma condena sino la misma bendición. Piensa que si año tras año, en tus amistades encuentras siempre rechazo y rencor, solo tú puedes ser la culpable. Por el contrario, si te encuentras cómoda allá donde vayas es porque has sembrado un buen trigo. Pero pobre de ti como el tedio te persiga y lo anodino sea tu norma, lo mediocre tu motivación y la belleza, gris. Búscalo, bucea donde nunca has estado y rescata esa lágrima, esa risa, ese miedo a ser vulnerable. Si no lo haces, tu vida nunca tendrá sentido. No puedes vivir en el frío mundo de las ideas, de las hipótesis y los planes frustrados antes de ser esbozados. Sonríe, joder, mójate de barro y de nieve, resfríate y llora por las noches y a mediodía. Pelea y bebe, duérmete estudiando y susurra en una biblioteca. Discute con un profesor y con un mendigo. Porque después de todo esto no es un desierto, esto no es Matrix; esta es tu vida y tú la haces. Mánchate las manos pero encárgate de crear algo que merezca la pena.
 

Copyright 2010 Archivo de las pequeñas cosas.

Theme by WordpressCenter.com.
Blogger Template by Beta Templates.