martes, 22 de julio de 2014

Mira, estoy harto de que trates de dirigirme y pretendas conocer mi vida mejor que yo cuando apenas puedes organizar tus sentimientos. No quiero levantarme y engancharme a unos raíles hasta la noche, aunque sus estaciones sean justo los lugares que quiero visitar. Aunque sean los sitios donde debo parar. Es muy fácil aparecer con tu voz desde las alturas cibernéticas para dictar los salmos y los mandamientos, los castigos y las loas eternas a tu inabarcable inteligencia. Tu boca no solo esculpe mi vida; moldea la opinión pública y dictamina lo bueno y lo gracioso. Solo tú rescatas bromas del olvido y fragmentas recuerdos que nunca pasaron. Tiene que resultar muy fácil jugar con las vidas de los demás cuando ves que Ron y Hermione secundan todo lo que dices. La próxima vez que hables de tus actos terriblemente lógicos o de mis reflexiones absolutamente absurdas, mastica con calma tus barrotes en lugar de imponer otros al resto de personas vivas. Si quieres un consejo (de esos que tanto te gusta dar bajo la forma de observaciones inapelables a tu séquito) piensa en la vida que podrías tener si aceptases tu carne y puntos negros. Hasta Freud señalaría con saña este desplazamiento, el vivir en otros sin tener la responsabilidad de vivir. Si hay alguien irracional aquí, esa eres tú.
 

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