jueves, 28 de agosto de 2014

El miedo a mandar un correo solo puede compararse al silencio que sigue a un comentario sincero. Solo entonces palpamos la inmensidad del universo, el tejido del espaciotiempo y las cuerdas. Siempre hay cuerdas delante de nosotros, como anzuelos que nos arrastran o líneas de vida que nos ayudan a subir. Para unos, lo hablado conforma el bozal que limita nuestro próximo discurso. Para otros, las palabras construyen nuestra identidad y nos hacen más guapos y hermosos. Para mí, siempre hay algo más; todo es política y mis gestos, la crisis eterna. Cuando actúo no sigo cuerdas, yo mismo me trenzo en diferentes bocas que nunca desayunan en la misma mesa. Escribo para que no me lean, hablo sin que nadie me escuche, canto dentro de mi cabeza para que nadie me oiga. Conocerme está sobrevalorado; no hay nadie detrás del telón. Sé tu mismo, dicen; conócete a ti mismo, decían. No te enerves discutiendo ni pongas la pierna sobre la mesa porque tu monólogo no pasa de la segunda línea, donde pides perdón por haber hablado y vuelves a sentarte. No imites mis palabras porque suenan (y son) vacías en el eco de tu caja torácica. Cuando, en la sombra donde nadie te ríe, hagas algo más que dormir, podrás hablarme. Hasta entonces, yo seguiré desdoblándome, siendo agua y tierra, riendo cuando los demás no me conozcan. Subiendo y empujando, cantando y comiendo, escribiendo y sudando; puedo decir que me voy construyendo, aunque sea enlace y no molécula. Y, un día, dejar de serlo para ser solo viento y la inmensidad del universo.

1 burradas:

Anónimo dijo...

"Sólo viento y la infinidad del Universo"...volver al origen, convertirse en una parte de lo que llamamos Dios.

 

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