martes, 15 de diciembre de 2009

La piel no se agrieta, ni se arruga,
sino que el amor no cabe dentro de uno,
y se deposita en la superficie.
Cuando morimos, la piel arde en la noche de los tiempos,
y el amor se evapora, permanece en el ambiente.
El amor empalaga más que el incienso.
No podemos mirar a través de él.
Si tragamos el humo para ver el suelo, nuestra mente
arde
y caemos.
Pero la luz siempre vuelve. La luz siempre está ahí.
Cuando nos mordemos al comer, brilla.
Cuando lloramos y golpeamos la pared, brilla.
Siempre brillará.
Aunque a veces no seamos capaces de ver que el amor
es la luz.
Solo debemos esperar.

2 burradas:

Gory dijo...

precioso.

como tu siempre dices

te quiero (sin mariconadas)

Alicia Sancho dijo...

Muy bonito!!
santi+4 ;)
Que majo que eres! te debo otro abrazo!!!

 

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