Estar solo.
Completamente solo.
Viajar a otro país, a otra vida y a otro yo. Huir de todo y dejar todo atrás.
Caminar hacia lo salvaje, hacia lo exótico y hacia las películas de la infancia, grabadas fotograma a fotograma.
Quedarse en casa, en clase, en el trabajo. Rodeado de gente, pero solo.
Leer, escuchar, pensar. Crear conversaciones con los vecinos, con los que nunca hablaré.
Buscar vida en foros, chats, redes sociales. Añadir amigos que conozco por espiar a mis falsos amigos.
Escribir para hablar después. Convertir un enfado en una sucesión de risas.
Quedarte a trabajar más allá de la hora haciendo lo que más me gusta. Con más gente y más risas.
Caminar en la naturaleza, pisar las hojas muertas y no sentir miedo. No sentir el frío.
Viajar a otro país
a otra vida
a otro yo.
Nunca huir ni dejar nada atrás.
Llevarlo todo encima.
Que una peluquera portuguesa te enseñe que allá donde vayas nunca estarás solo. Y que tenga razón.
martes, 29 de noviembre de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 burradas:
y esa peluquera no podía tener más razón... porque sabes que mires donde mires siempre habrá alguien cerca....yo siempre estaré cerca :)
yo no tengo una peluquera portuguesa que me cuide... yo no tengo ese amigo cerca que solo con mirarme ya sabe que necesito un abrazo... pero estoy de acuerdo con usted en eso de no dejar nada atrás y llevar todo consigo... no tengo ese abrazo, pero cuento con la certeza de que pase lo que pase, estaremos ahi. El uno y (la) otr(a).
Publicar un comentario