miércoles, 17 de octubre de 2012

Baila, tose, llora, arráncate la camisa. Sé el centro de atención, has nacido para ello. Pero no el punto del foco que acaba quemando, que provoca las críticas de los demás, sino el VIP del palco de honor. Que los demás vigilen tus gestos para imitarlos. Una frase tuya arruinará una relación o construirá un auditorio, qué más da, al final siempre se trata de ti. Si me pudiera quedar, si pudiera hacerme un ovillo como un gato y simplemente ronronear, lo haría bien a gusto. Pero no puedo. Me gusta la segunda línea de fuego, siempre ahí pero siempre a salvo. Sin embargo, no soporto tus cambios, tus sonrisas y miradas de reproche, tus pasiones que duran una taza de té. Joder, cómo odio el té. Una bebida caliente, de mal sabor y peor olor, con un procedimiento extraño para poder extraer lo supuestamente valioso. Como tú. Tienes el poder de convertir la mierda en té y un violonchelo en una mierda. Y luego está la buena acción para compensar, para arrancar una sonrisa al público; sabes bien que esa es la emoción que perdurará mientras que olvidarán todo lo que hayas podido manipular. Tu buena obra compensa tu mala vida; una mala obra arruinaría la mía, si me preocupara lo más mínimo. Si me pudiera quedar, la noche se rendiría y la música vendría hasta tu portal, da igual lo que hayas perdido. Pero no me puedo quedar y tampoco quiero hacerlo.
 

Copyright 2010 Archivo de las pequeñas cosas.

Theme by WordpressCenter.com.
Blogger Template by Beta Templates.