martes, 25 de junio de 2013

La vida te lleva por caminos raros. El camino entre dos puntos puede ser recto o tuyo, una línea recta o una deliciosa floritura. Unos hielos que tintinean en la barra del bar, entre un escote y una sonrisa. Un abrazo en una parada, rápido porque el bus acecha pero tan intenso como un grito reprimido. Nunca sabremos qué hay detrás del telón, qué esconden las estrellas mal pintadas y las casas de paredes torcidas. Pero seguimos tocando después de cada bache porque las notas llegan más lejos. El acorde brilla, los dedos acarician y la mano crea con el corazón, sintonía alcanzada tras abandonar la razón. En la vida nunca nos defraudamos; es la historia que se recrea en un meandro para presentarnos el anillo escondido en la pelusa. Y tú tranquilo, que cuando hay que ser torrente el agua nos desborda hasta arrasar la presa. Déjate llevar porque puedes vivirlo todo. Toca la guitarra y vomita en un portal. Lee un libro y salpica una cara bonita. Pero nunca, nunca lo intentes. Hazlo o sonríe desde el otro lado del escaparate. La vida te lleva por caminos raros. Puedes andarlos o sentarte en un prado pero nunca esperes que la vida camine por ti.
 

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