viernes, 8 de noviembre de 2013

El pequeño Tom le dedica un gol a la preciosa Tanya. El rubio, ojoazulado y pielsoñada Tom. La siemprerisueña, reciberegalos y reparteabrazos Tanya. No es nada, piensa Layla desde dentro de clase. Por la tarde, cuando nadie los ve, ambos comparten empujones, abrazos y miradas. Cuando cierra los ojos, ve sus ojos clavándose en su oscuridad, y sonríe por haber encontrado el Bien. Tom siempre es perfecto siempre es así, donde va triunfa y no puedes pararlo, una vez que ha empezado. Por eso Layla no quiere espantarlo, lo deja hacer lo que quiera; solo así vendrá un día a sus labios. Mientras tanto, memoriza las fotos de su perfil, sus canciones favoritas y todos sus familiares. Layla es quien oye sus plegarias, quien está ahí; Tanya no es sino la-manta-que-nunca-abriga, esos pies fríos que ay apártalos. Layla sonríe mientras Tom dedica el gol a Tanya, pero rompe la tiza en su mano cuando los ve besarse. Al salir de clase, él oroazulblanco corre tras ella, la premia cargando con su hombro, su cuerpo siempre tocado o soñado. Layla sigue sin volverse atrás y Tom se enfada. Interrogantes vs. Exclamaciones, más enfados con más silencio con más pasos con más que te jodan con más tú antes molabas con más silencio con pasos parados. Un día después, Layla no acude a clase y Tom sigue marcando dedicagoles a su mostraquerida Tanya. Al día siguiente, Tom cumple con su tarea y se vuelve hacia la esquina. Solo le da tiempo a ver el suelo rojo, Tanya en el suelo Layla de pie y una escopeta apuntándole, un cañón aún humeante-húmedo.
 

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