El pasado día 1 mi hermano y mi cuñada (en el fondo hermana) tuvieron un precioso hijo que se llamó Fernando. El parto tuvo complicaciones, lo pasamos todos mal, pero el chico mereció la pena. Pues bien, el caso es que me pasé horas mirando al bebé, lo tuve en brazos, pero no me sentía tío. Era como el niño del vecino, que te lo pasan para que lo admires, pero hay una mampara. Sin embargo, el otro día no sé qué estaba viendo en la tele que salió una guardería social, el único hogar que encuentran muchos inmigrantes en tierras extrañas. Vi a los niños y niñas jugando en el recreo, riendo, llorando porque no pueden jugar con todos los juguetes a la vez, y me emocioné. Me emocioné no por la escena en sí, sino porque imaginaba a Fernando así, sin juguetes, sin medicinas, sin futuro, y se me partió el alma. Di gracias a Dios por su situación afortunada, recé para que todo le fuera bien, que la vida fuera amable con él, pero también para que él supiera ser amable con el destino. Fue en ese momento, creo, cuando empecé a ser verdaderamente su tío. Un abrazo infantil, como deberían ser todos.
PD: Perdonad las pocas entradas de este mes, pero ya se sabe, los exámenes.
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4 burradas:
Ooooo!! ke bonito!!!
Prometo actualizar mi blog cuando acaben los examenes!
post data: soy Gory, nose porque no me deja firmaar como Gory y he tenido que firmar desde el blog de clase.
Enhorabuena a tu hermano, a tu "hermana" y a ti también ^^
Pero sobre todo, enhorabuena Fernando!!
Un gran abrazo :)
Éste es el paso previo a la emoción de ser padre. Nos hacemos mayores, sí... :)
Felicidades!!!
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