viernes, 29 de mayo de 2009
Estoy descalzo, los dedos del pie acarician la suave alfombra. Los dedos se mueven solos, no hace falta que les dicte: hace tiempo que dicté todo. Dentro de unas horas se casa mi hermano, y pienso en Adán. Cuando Dios le quitó una costilla, Adán sintió una pérdida, una parte de su cuerpo cruelmente amputada. Es cierto que nunca pidió ese regalo, que muchas veces ese hueso le impedía correr más rápido, saltar más alto, pero era suyo, y lo añoraba. Hasta que vio la recompensa, y la aceptó gozoso. Hoy me hallo ante un problema similar. Como dirian los viejos, que de esto saben, no pierdo un hermano, sino que gano una hermana. En cierta forma es así. Hace dos años gané una hermana, y esta tarde tendré un hombro más en el que llorar (espero que no haga falta). Pero en realidad no pierdo un hermano, porque siempre lo tendré al lado (su independización es a diez metros de distancia) y además será una pareja feliz. Lo sé. Por eso escribo esta entrada, para dar las gracias a quien esté arriba por mi familia, y en especial por mis hermanos y hermanas. Mi hermano me acaba de abrazar, está más nervioso de lo que aparenta, pero aun así nos tomamos el pelo. Gracias por la vida que me ha tocado vivir. Un abrazo.
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3 burradas:
me ha gustado mucho la entrada , ya que tambien me sirve a mí.
pasatelo bien en la boda
Cuando se tiene y se siente todo cuanto relatas simplemente eres felíz y estas tremendamente vivo.
Enhorabuena a tu hermano, me acuerdo que un día me hablaste de todo esto así que imagino que habrá sido muy especial... ya me contarás. Un beso y nos vemos en los exámenes.
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