jueves, 30 de agosto de 2007
Llevo ya unos días con una de mis crisis existenciales, de esas que me embargan cada vez más a menudo (a veces pienso que nací con ella y que tiene sus más y sus menos), y esta es bastante gorda. Todo comenzó el miércoles, al ver los episodios que grabé de Jericho, esa magnífica serie cuyo final nos ha robado Telecinco para hacernos tragar su nueva bazofia, esta vez copia de una serie de Latinoamérica, Hermanos y sus paridas, o algo parecido. Pues bien, el caso es que el final de un episodio traía de regalo una canción que he oído mil veces y nunca supe de quién era: Mad World, de Gary Jules. Si el ratón de alguno de vosotros le da al enlace, comprobará lo depresivamente buena que es. Sinceramente, única. Y si a eso le unes la estampa de un hombre que tiene que dejar a su prometida por haber salvado a cerca de 50 personas, creo que lo entenderéis. Escuchando una canción que dice que sus mejores sueños son aquellos en los que muere, la verdad, se ve todo diferente. Si alguna vez queréis recaudar fondos para algo, poner una canción depresiva como esta. Ahora que mis manos se van parando un poco, ya no sé ni por qué he escrito esto. Creo que es como para confirmarme en mi mundo surrealista. Sé que os preguntaréis, si es que los amigos invisibles pueden hacer eso, qué pintáis en esto; yo os lo digo: nada. Escribo esto como ejercicios de reflexión, y para imponerme cierta continuidad, cierto ritmo al escribir, decidí comenzar un blog. Así que ya sabes, cierra la boca y escribe.
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1 burradas:
Sí, por fin 13 entradas!!!
Soy la puta caña!!!!!!!!!
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